25 de enero de 2016

CUÁLES SON LOS ELEMENTOS EXTERNOS DE UNA NARRACIÓN.


A través del texto, en una comunicación dialógica (la interactividad ciertamente es parcial, limitada y no inmediata), un autor real escribe para comunicarse con un lector real. Esta comunicación se ve condicionada por el hecho de que el autor real concibe al lector (lo forja en su imaginación) de una manera determinada, de tal manera que buscará unos temas concretos y los adaptará, ordenará y presentará de un modo preciso, según el fin que se proponga y al receptor/lector ideal al que se dirija (a niños, a adolescentes, a mujeres, a personas cultas...): "escribir es construir, a través del texto, el propio modelo de lector", dice Umberto Eco. A su vez, el lector hará una reinterpretación de ese texto, con arreglo a sus condicionantes personales, experiencias previas, interés, bagaje cultural, sensibilidad, etc.

J. M. Pozuelo Yvancos, recordando a W. Booth [ Booth, Wayne C. La retórica de la ficción. Barcelona: Antoni Bosch, 1978] nos indica que el autor de narraciones no puede escoger evitar la retórica; solamente le es dado elegir la clase de retórica que empleará, pues el discurso de un relato es siempre una organización convencional que se propone como verdadera. "Se propone como verdadera", pero no lo es, de ahí que este autor propusiera la existencia de un "pacto narrativo". Éste es pacto es doble: por un lado, de admisión de que lo que se nos cuenta en el relato no es lo que dice el autor, ser del mundo real, sino lo que dice el personaje o narrador de las propia narración; por otro, que lo que se cuenta se simula que es verdadero, y el lector suspende el principio de incredulidad propio de otro tipo de mensajes que el sujeto recibe o sospecha que son falaces en la vida cotidiana (el autor pide al lector que "simule" que es verdadero):

"Decir que Cide Hamete Benengeli no tuvo ninguna responsabilidad en el Quijote es hacer un flaco servicio como lectores a Cervantes. No hay novela que no invite al lector a aceptar una retórica, una ordenación convencional por la que el autor, que nunca está propiamente como persona —quien escribe no es quien existe, decía R. Barthes—, acaba disfrazándose constantemente, cediendo su papel a personajes que a veces son muy distintos de sí.
Entrar en el pacto narrativo es aceptar una retórica por la que la situación enunciación-recepción que se ofrece dentro de la novela es distinguible de la situación fuera de la novela. En la primera, la retórica discursiva distingue entre narrador y autor y entre autor implícito y autor real. Ello es posible en virtud de unos signos de la narración, inmanentes al texto, por los cuales es necesario separar y no confundir a narrador con autor (quien da el libro). Igual ocurre en el plano de la recepción, donde es posible separar mi papel como receptor real del papel de los receptores que actúen dentro del texto como tales (narratarios).
Hay acuerdo en todos los tratadistas acerca de la distinción entre autor / narrador y actor / narratario. Tanto el autor real como el lector real no son identificables en ningún caso con el narrador y el narratario, que son quienes en el relato actúan respectivamente de emisor-receptor y cuya identidad textual no es extrapolable a su identidad real-vital.
Pero el desarrollo de la teoría retórica-narrativa en los últimos años ha introducido otras categorías no siempre aceptadas por la generalidad de los tratadistas. La modificación principal ha sido la distinción, debida originariamente a W. Booth entre autor real /autor implícito. Por otra parte, en el plano de la recepción ha ocurrido una extensión semejante al introducir W. Iser la noción de lector implícito que coincide en lo sustancial con el concepto de lector modelo de U. Eco y con el «informed reader» de S. Fish".

[Pozuelo Yvancos. José María. «Teoría de la narración», in VV. AA. Curso de Teoría de la Literatura. Madrid: Taurus, 1994].

Por ello, considerando a la narración como un tipo determinado de comunicación en la que intervienen un emisor y un receptor, la narratología viene distinguiendo entre autor y lector. Son, pues, dos los elementos extratextuales, y reales que existen en toda narración: el AUTOR y el LECTOR.

Como observamos en el esquema, debemos analizar primero al autor y lector reales, elementos extradiagéticos.

■ EL AUTOR REAL o EXPLÍCITO o EXTRADIAGÉTICO, o ESCRITOR.
Es la persona, el ente real (el que existe, el que tiene existencia histórica, con una biografía, rasgos físicos y psíquicos...), que produce, crea la obra literaria (es el escritor, novelista, literato...). Es el emisor empírico del mensaje (la novela, cuento, fábula…), por tanto, un elemento extratextual, extradiagético, fuera de la ficción de la narración.

No debe confundirse con el narrador, pues un escritor puede escribir una novela en boca de una mujer, o un escritor actual puede escribir una novela en boca de un personaje del antiguo Egipto, por ejemplo.

En su producción, el AUTOR tiene un PROPÓSITO o FINALIDAD concreta:

a) entretener,
b) particularizar el discurso,
c) crear mundos de ficción,
d) informar, transmitir información,
e) persuadir o convencer, enjuiciar, criticar, cuestionar...,
etc.,

cuya obra se dirige a un /os DESTINATARIO/os (receptor) empíricos: el/los LECTOR/ES.

Por eso, desde algunas corrientes críticas (la crítica biográfica y la estilística -en la que destacan Dámaso Alonso, Amado Alonso o Leo Spitzer-, la marxista, la sociológica, psicológica...) se considera importante conocer la biografía del autor, pues muchas de sus experiencias vitales, circunstancias sociales, ideología, y pensamientos suelen reconocerse en sus obras. Más aún, las circunstancias que le rodean en el momento concreto de la producción también pueden ser relevantes (como lo serán las del lector):

"los actantes los elige el emisor dentro de sus perspectivas ideológicas y por ende ya son ideologemas en sí. Así el autor empírico los inserta y pone en juego en el texto. Allí llevarán el sintagma narrativo hacia un desenlace coherente con las tensiones desarrolladas".
[Foresti, C., et Löfquist, E., et Foresti, A. La Narrativa Chilena. Desde la Independencia hasta la Guerra del Pacífico. Vol. I. Santiago de Chile: Ed. Andrés Bello, 1999, pág. 81].

Aunque lo estudiaremos en otra entrada, el autor puede coincidir con el narrador o no:

No debemos olvidar que también hay otras teorías del siglo XX que han propuesto la participación activa del lector y "la muerte del autor " [Barthes, Roland. "La muerte del autor", in El susurro del lenguaje. Barcelona: Paidós, 1987, pp. 65-71], esto es, que el autor está totalmente desvinculado de su producción, debiendo estudiarse exclusivamente el texto como tal, pues cada lector le da su posible interpretación y lo reactualiza y reescribe.
[Cfr.: Pérez Parejo, Ramón. "La crisis de la autoría: desde la muerte del autor de Barthes al renacimiento de anonimia en Internet", in Especulo, 26 (2004) en línea].

Todo ello se complica más si, además, debemos tener en cuenta que

"ante un texto de ficción, no debe olvidarse la existencia de una realidad extratextual reflejada y refractada en el texto, pero de clara existencia fuera de él. Inmerso en esa realidad extratextual existen también el emisor de la obra de ficción, autor empírico creador del texto y el receptor, lector empírico que lee e interpreta"
[Foresti, C., et Löfquist, E., et Foresti, A. La Narrativa Chilena. Desde la Independencia hasta la Guerra del Pacífico. Vol. I. Santiago de Chile: Ed. Andrés Bello, 1999, pág. 84].

Y más aún, el autor puede querer oculta su identidad, por motivos políticos, religiosos, etc., generando una obra ANÓNIMA ("sin autor", de autor desconocido); o puede ocultarse bajo un nombre inventado o SEUDÓNIMO ("falso nombre")", bien por los mismos motivos anteriores o por modestia (los religiosos), defensa de la propia intimidad, por temor a la crítica, etc.

EL LECTOR REAL o EMPÍRICO.
Es el ser real (empírico, extradiagético) que lee la narración, receptor del relato, que es actualizado cada vez mediante su lectura. No cabe forjar ninguna idea preconcebida acerca de su personalidad y sus gustos, por lo que es distinto al lector modelo, que es un ideal que posee el autor sobre a quién dirige su obra, y el lector supuesto:

"la creación de un texto literario conlleva decisiones del autor empírico que afectan a la estrategia de su discurso. Una de sus significativas decisiones estratégicas es suponer y definir a su lector modelo, el lector que necesita para ser comprendido en su mensaje el creador."
[Foresti, C., et Löfquist, E., et Foresti, A. La Narrativa Chilena. Desde la Independencia hasta la Guerra del Pacífico. Vol. I. Santiago de Chile: Ed. Andrés Bello, 1999, pág. 85].

Por ello, debemos distinguir entre:

LECTOR IDEAL o MODELO, que es la instancia lectora que sería capaz de comprender la totalidad del relato. Así, nos dice U. Eco:
Para organizar su estrategia textual, un autor debe referirse a una serie de competencias (expresión más amplia que "conocimiento de los códigos") capaces de dar contenido a las expresiones que utiliza. Debe suponer que el conjunto de competencias a que se refiere es el mismo al que se refiere su lector. Por consiguiente, deberá prever un Lector Modelo capaz de cooperar en la actualización textual de la manera prevista por él y de moverse interpretativamente, igual que él se ha movido generativamente.
Los medios a que recurre son múltiples: la elección de una lengua (que excluye obviamente a quien no la habla), la elección de un tipo de enciclopedia (si comienzo un texto con "como está explicado claramente en la primera Crítica ... " restrinjo, y en un sentido bastante corporativo, la imagen de mi Lector Modelo), la elección de determinado patrimonio léxico y estilístico ... Puedo proporcionar ciertas marcas distintivas de género que seleccionan la audiencia: "Queridos niños, había una vez en un país lejano ..."; puedo restringir el campo geográfico: "¡Amigos, romanos, conciudadanos!".

[Eco, Umberto. "Lector modelo y Lector empírico", in Artes y Letras (2011), [en línea: http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2011/10/15/arteyletras/ARTE01.html].
______ . "El lector modelo", in Lector in fabula. Barcelona: Lumen, 1987.]

LECTOR SUPUESTO, que es el lector previsible, dado un nivel cultual, gustos e ideas del público, que imagina el escritor que es al que se dirige. Puede confundirse con el anterior.
[Prince, Gerald.- "Introduction a l’étude du narrataire", in Poétique, 14 (1973), pp. 178–196.
Vallés Calatrava, J.- Teoría de la narrativa. Una perspectiva sistemática. Madrid, Iberoamericana, 2008.]

Cada uno de ellos, autor y lector, a su vez, son "representados" ficticiamente en el relato (intradiagéticamente) de diversas maneras, conformando categorías textuales:
EL AUTOR VIRTUAL o IMPLÍCITO o TEXTUALIZADO o INTRADIAGÉTICO.
Es el autor camuflado dentro del relato, la imagen que el autor real proyecta de sí mismo dentro del texto, un "segundo yo-autor" inmerso en la obra. De ahí que se corresponda con el autor que reconstruye el lector real a partir de su lectura.

Villanueva, al establecer esta categoria textual, considera que el autor implícito ( y el lector) no representado, aun situados en el nivel intratextual, están muy cercanos del extratextual; mientras que los no representados lo están más cerca del narrador y narratario, respectivamente. Como creación, es un "resumen de sus propias elecciones". Se refiriere W. Booth, con este término, más a la presencia de la voz del autor que va dejando oír en diferentes huellas a través del texto, que al autor en sí (p. ej.: el estilo del autor, la técnica, las selecciones y operaciones textuales que realiza, etc., ya son huellas de quién es el autor). Por tanto, es distinto del autor real y del narrador.
[Booth, Wayne C. La retórica de la ficción. Barcelona: Bosch, 1978, pág. 66].

Más aún, este "segundo yo-autor", podrá ser distinto es cada obra del mismo autor, pues el escritor se manifiesta de maneras diferentes según las necesidades de la obra. Puede, incluso, tener su origen en varios autores reales (en una obra colectiva) o un mismo autor real puede escribir varias obras con diferentes autores implícitos.

Además, a diferencia del narrador, que es un personaje inventado por el autor, que tiene la función de narrar, de referir los hechos, es a él a quien hay que atribuirle todo lo que implique la elección, distribución y combinación de esos hechos, la estructuración apelativa, la ideología plasmada e incluso la propia elección del tipo de narrador.
[VV.AA. Diccionario de terminos literarios. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia-Publicaciones do Centro Ramón Piñeiro para a Investigación en Humanidades, 1998].

Consideremos, por ejemplo, que fácilmente el autor real no tiene porqué tener las mismas ideas que el autor implícito ha reflejado en la obra.

Por eso, Anderson Imbert llega a hablar también de font color="magenta">autor ficcionalizado, que es el que aparece expresamente en la novela, mencionado como tal, o con su nombre, o con sus datos biográficos.
[Anderson Imbert, Enrique. Teoría y técnica del cuento. Buenos Aires: Marymar, 1979, pág. 68].

Puede, a su vez, ser de dos tipos, según estableció Darío Villanueva:
[Villanueva, Darío. Comentario de textos narrativos: la novela. Valladolid-Gijón, Júcar, 1989]

a) Autor implícito no representado. Es la voz que desde dentro del discurso novelístico se mantiene ajeno a realizar opiniones, tratando de pasar inadvertido.

b) Autor implícito representado. Es la voz que desde dentro del discurso novelístico transmite mensajes para la recta interpretación de la HISTORIA, diferente a la del narrador. Es la "figura" que aparece en el texto como responsable de su escritura, como autor de la misma (recordemos a Cide Hamete, que aparece como responsable de la creación del Quijote).

• Además, puede hacerse pasar por el “TRANSCRIPTOR Y EDITOR DE PAPELES ENCONTRADOS” (El Quijote, La familia de Pascual Duarte, Las amistades peligrosas, Manuscrito encontrado en Zaragoza...);
• o atribuir el material narrativo a una fuente oral o escrita, corriendo únicamente de su cuenta la REDACCIÓN DE LA HISTORIA OÍDA O LEÍDA tiempo atrás.
[Garrido Domínguez, Antonio. El texto narrativo. Madrid: Síntesis, 1993, pág. 112].
EL LECTOR VIRTUAL o IMPLÍCITO o TEXTUALIZADO o INTRADIAGÉTICO. Según la denominación de G. Genette, es el ser de ficción que el autor se imagina, dotándolo de cualidades, capacidades, etc., tal y como si fuera un personaje.

El lector implícito representado es el destinatario, en el texto (intradiagético), de lo contado, el lector que en el texto aparece como tal (textualizado). Es el tú al que el texto se dirige y con el que el yo (sea autor implícito representado o narrador) dialoga. No es, pues, un lector virtual abstracto, sino un lector concreto al que el texto se dirige explícitamente ("amable lector, desocupado lector"...).

Siguiendo a Richarson podríamos distinguir entre:

a) lector implícito no marcado o estándar, que es aquél en el que el texto define una figura (una y no más) de receptor implícito;

b) lector implícito borroso, desdibujado, con problemas de coherencia o nitidez;

c) lector implícito doble, pero con una jerarquía clara entre ellos, de ironía, conocimiento... (P.ej., un niño y un adulto, en los cuentos de Andersen);

d) lector implícito doble, sin jerarquía clara de autoridad intelectual, moral, etc...,

e) lectores implícitos múltiples.
[Cfr.: García Landa, José Ángel. "Múltiples lectores implícitos", in Cuadernos de Investigación Filológica, 35-36 (2009-2010), pp. 63-75.
Ricardson, Brian.- "Singular Text, Multiple Implied Readers", in Style, 41-3 (2007), pp. 259-274].

Ddel narrador y narratario hablamos en la entrada "¿Quién es el que cuenta el relato y a quién?".



BIBLIOGRAFÍA.


Anderson Imbert, Enrique. Teoría y técnica del cuento. Buenos Aires: Marymar, 1979.

Block de Behar, Lisa. Una retórica del silencio. Funciones del lector y procedimientos de lectura literaria. México: Siglo Veintiuno Editores, 1984.

Booth, Wayne C. La retórica de la ficción. Barcelona: Antoni Bosch, 1978.

Chatman, Seymour. Historia y discurso. La estructura narrativa en la novela y en el cine. Madrid: Taurus, 1990.

Eco, Umberto. "Lector modelo y Lector empírico", in Artes y Letras (2011), [en línea: http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2011/10/15/arteyletras/ARTE01.html].
___________. "El lector modelo", in Lector in fabula. Barcelona: Lumen, 1987.
__________ . Lector in fábula. La cooperación interpretativa en el texto narrativo. Barcelona: Lumen, 1981.

Foresti, C., et Löfquist, E., et Foresti, A. La Narrativa Chilena. Desde la Independencia hasta la Guerra del Pacífico. Vol. I. Santiago de Chile: Ed. Andrés Bello, 1999.

García Landa, José Ángel. "Múltiples lectores implícitos", in Cuadernos de Investigación Filológica, XXXV-XXXVI (2009-2010), pp. 63-75.

Garrido Domínguez, Antonio. El texto narrativo. Madrid: Síntesis, 1993.

Iser, Wolfgang. El acto de leer. teoría del efecto estético. Madrid: Tauris, 1987.

Pérez Parejo, Ramón. "La crisis de la autoría: desde la muerte del autor de Barthes al renacimiento de anonimia en Internet", in Especulo, 26 (2004) en línea].

Pozuelo Yvancos. José María. «Teoría de la narración», in VV. AA. Curso de Teoría de la Literatura. Madrid: Taurus, 1994, pp. 219-240.
__________ . Poética de la ficción. Madrid: Síntesis, 1993.
__________ . «El pacto narrativo: Semiología del receptor inmanente en El Coloquio de los perros», in Anales Cervantinos, vol. VI. Madrid: C.S.I.C., 1978, pp. 147-176.

Prince, Gerald.- "Introduction a l’étude du narrataire", in Poétique, 14 (1973), pp. 178–196.

Ricardson, Brian. ""Singular Text, Multiple Implied Readers", in Style, 41-43 (2007), pp. 259-274.

Valles Calatrava, J. Teoría de la narrativa. Una perspectiva sistemática. Madrid: Ed. Iberoamericana, 2008.
_________ . Diccionario de teoría de la narrativa. Granada: Alhulia, 2002.

Villanueva, Darío. El comentario de textos narrativos: la novela. Gijón: Júcar, 1989.

VV.AA. Diccionario de terminos literarios. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia-Publicaciones do Centro Ramón Piñeiro para a Investigación en Humanidades, 1998.



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