24 de marzo de 2022

EL PRIMER ROMANCE VIEJO PUESTO POR ESCRITO: "LA GENTIL DAMA Y EL RÚSTICO PASTOR".



II. Estáse la gentil dama
paseando en su vergel,
los pies tenía descalzos,
que era maravilla ver;
desde lejos me llamara,
no le quise responder.
Respondile con gran saña:
-¿Qué mandáis, gentil mujer?
Con una voz amorosa
comenzó de responder:
-Ven acá, el pastorcico,
si quieres tomar placer;
siesta es del mediodía,
que ya es hora de comer,
si querrás tomar posada
todo es a tu placer.
-Que no era tiempo, señora,
que me haya de detener,
que tengo mujer e hijos,
y casa de mantener,
y mi ganado en la sierra,
que se me iba a perder,
y aquellos que me lo guardan
no tenían qué comer.
-Vete con Dios, pastorcillo,
no te sabes entender,
hermosuras de mi cuerpo
yo te las hiciera ver:
delgadica en la cintura,
blanca soy como el papel,
la color tengo mezclada
como rosa en el rosel,
el cuello tengo de garza,
los ojos de un esparver,
las teticas agudicas,
que el brial quieren romper,
pues lo que tengo encubierto
maravilla es de lo ver.
-Ni aunque más tengáis, señora,
no me puedo detener.

Esta es la versión aparecida en un pliego suelto del siglo XVI (de 1530): "Aquí comiençan tres romances glosados y este primero dize. Estasse la gentil dama", que reprodujeron F. Wolf y C. Hofmann posteriormente (Primavera y Flor de romances o colección de los más viejos y más populares romances castellanos. Tomo II. Berlín: A. Asher y comp., 1856, págs 64-65, romance num. 145.
[ Cfr.: Pan-Hispanic Ballad Project].

El romance tiene una primera versión recogida por escrito por Jaume de Olesa en 1421 (que se conserva en la Biblioteca Nacional de Florencia). Es esta versión la que, además, se viene considerando como el primer romance tradicional puesto por escrito, aunque tiene muchos catalanismos. Hela aquí:

I. Gentil dona, gentil dona,
dona de bell parasser,
los pes tingo en la verdura
esperando este placer.
Por hi passa ll'escudero
mesurado e cortés;
les paraules que me dixo
todes eran d'amorés.
-Tate, escudero, este coerpo,
este corpo a tu placer:
les titilles agudilles
qu'el bridal queren fender.
Alli dixo l'escudero:
-No es hora de tender.
La muller tingo fermosa,
fijes he de mantener,
al ganado en la sierra
que se me va a perder.
els perros en las cadenas
que no tienen qué comer.
-Allá vagues, mal villano,
dieus te querá mal feser:
por un poco de mal ganado
desees cuerpo de placer.

De su popularidad y perfvivencia tenemos evidencia en esta otra versión recogida por Menéndez Pidal, procedente de los himnarios sefarditas (Romancero judeo-español), y de la que damos traslado:

III. -Pastor que estás en el campo
de amores tan descuidado
escucha a una gentil dama
que por ti se ha desvelado.
-Conmigo no habéis hablado
-respondió el villano vil-,
tengo el ganado en la sierra,
con mi ganadico me quiero ir.
-Pastor que comes centeno
y usas cuchara de palo,
si tomaras mis amores,
comieras pan de regalo.
-A buen hambre no hay pan malo
-responde el villano vil-,
tengo el ganado en la sierra,
y a mi ganadico me quiero ir.
-Pastor que estás avezado
a dormir en la retama,
si te casaras conmigo
tendrías gustosa cama.
-Vete a esotra puerta y llama
-responde el villano vil-,
tengo el ganado en el sierra,
con mi ganadico me voy a dormir.
-Deja la sierra y su nieve
que tu frío me da pena,
ven, caliéntate a mi fuego,
tendrás una noche buena.
-Mal se os guise la cena
-respondió el villano vil,
tengo el ganado en la sierra,
y a mi ganadico me quiero ir.
-Mi ganadico y el tuyo
pastarán en prado llano,
juntos han de retozar largas
siestas del verano.
-Mas que te muerda un alano
-responde el villano vil-,
bien se está el mío en la sierra
y el tu ganadico en su buen redil.
-Tres viñas de tierra buena
te daría en casamiento,
una jaca y un jumento,
cabras cien y una colmena.
-Nunca llueve como truena
-responde el villano vil-,
tengo el ganado en la sierra
y a mi ganadico me quiero ir.
-Entenderme tú no quieres,
no des prisa en ir al hato;
comerás, pues te convido,
de mí misma te hago el plato.
-No quiero pagar el pato
-respondió el villano vil-,
me basta comer mis migas
y a mi ganadico tengo de ir.
-Más es que la de la nieve
de mi cuerpo la blancura,
rostro de leche y coral
delgadita en la cintura.
-Mucho bueno poco dura
-respondio el villano vil-,
tengo el ganado en la sierra,
y a mi ganadico me quiero ir.
-El cuello tengo de garza,
los ojos de un esparver,
las teticas aguditas
que el brial quieren romper.
-No me puedo detener
por más que tengas ahí.
Mi ganado está en la sierra,
y a mi ganadico tengo que ir.

Desfecha de la dama, que dice con enojo:

-¡Oh, malhaya el vil pastor,
que dama gentil le ame
y le requiebre de amores
y él se vaya aunque le llame!
-El buey suelto bien se lame
-respondió el villano vil-,
y por más que me dijeres,
con mi ganadico me quiero ir.

Cercana a la de Menéndez Pidal, podemos ofrecerle esta otra versión que fue musicada por Joaquín Sabina, en su disco "Inventario", 1978.



IV. -Pastor que estás en el campo
de amores tan descuidado
escucha a una gentil dama
que por ti se ha desvelado.
-Conmigo no habéis hablado
-respondió el villano vil-,
tengo el ganado en la sierra,
con mi ganadico me quiero ir.
-Pastor que estás avezado
a dormir en la retama
si te casaras conmigo
tendrías gustosa cama.
-Vete a esotra puerta y llama
-respondió el villano vil-,
tengo el ganado en el monte,
con mi ganadico voy a dormir.
-Deja la sierra y su nieve
que tu frío me da pena,
ven, caliéntate a mi fuego,
tendrás una noche buena.
-Mal se os guise la cena
-respondió el villano vil,
tengo el ganado en la sierra,
y a mi ganadico me quiero ir.
-Mi ganadico y el tuyo
pastarán en prado llano,
juntos han de retozar largas
siestas del verano.
-Mas que te muerda un alano
-respondió el villano vil-,
bien se está el mío en la sierra
y el tu ganadico en su buen redil.
-Tres viñas de tierra buena
te daría en casamiento,
una haca y un jumento,
cabras cien y una colmena.
-Nunca llueve como truena
-respondió el villano vil-,
tengo el ganado en la sierra
y a mi ganadico me quiero ir.
-Entenderme tú no quieres,
no des prisa en ir al hato;
comerás, pues te convido,
de mí misma te hago el plato.
-No quiero pagar el pato
-respondió el villano vil-,
me basta comer mis migas
y a mi ganadico tengo de ir.
-Más es que la de la nieve
de mi cuerpo la blancura,
rostro de leche y coral
delgadica en la cintura.
-Mucho bueno poco dura
-respondio el villano vil-,
tengo el ganado en la sierra,
con mi ganadico voy a dormir.
-El cuello tengo de garza,
los ojos de un esparver,
las teticas aguditas
que el brial quieren romper.
-No me puedo detener
por más que tengas ahí;
tengo el ganado en la sierra,
y a mi ganadico me quiero ir.

Desecha de la dama que dice con enojo:

-¡Oh, malhaya el vil pastor!,
que dama gentil le ame
y le requiebre de amores
y él se vaya aunque le llame.
-El buey suelto bien se lame
-respondió el villano vil-,
y por más que me dijeres,
con mi ganadico voy a dormir.

Por su parte, José María de Cossío y Tomás Maza en su Romancero Popular de la Montaña: colección de romances tradicionales (Santander: Sociedad Menéndez Pelayo, 1934, Tomo II) recogieron esta otra versión:

V. Estando un día un pastor
de amores muy descuidado,
vino por allí una dama.
–Usted me da a mi cuidado.
Mira qué trenza de pelo,
qué delgada de cintura,
si te casaras conmigo
gozarías de mi hermosura.
Respondió bien el pastor:
–Tu hermosura no la quiero,
tengo el ganado en la sierra
y quiero dirme con ello.
–Pastor, que estás enseñado
a dormir en las cabañas,
si te casaras conmigo
durmieras en buena cama.
Pastor, que estás enseñado
a comer pan de centeno,
si te casaras conmigo
comieras de pan y bueno.
Pastor, que estás enseñado
a dormir entre tablones,
si te casaras conmigo
durmieras entre colchones.
Pastor, si tú me quisieres,
no me entierres en sagrado,
entiérrame en campo verde
donde come tu ganado.
Respondió bien el pastor:
–Tú eres diablo y no me engaño,
tengo el ganado en la sierra
y tengo que ir a buscarlo.


De esta misma versión, adaptada de otras más de la zona leonesa, hay una interpretación musical del Grupo "La Braña", en su disco "Ecos de la trashumancia":


"La dama y el pastor".


Enfin, está claro que el romance, viviendo en variantes, tiene múltiples versiones. De hecho, hay recogida otras 54 versiones en diversos países americanos.

El género de este romance, claramente relacionado con las pastorellas, puede definirse como "pastorella inversa". La dama, noble, seductora y explícita, requiere a un hombre de vil condición (escudero, pastor...) sexualmente, ofreciéndole placer, bienestar y belleza; en cambio, el villano, como dice Rodríguez Puértolas, la rechaza, haciendo valer los valores y principios tradicionales, fundamentalmente el de la fidelidad, familia y trabajo. Recordemos que el motivo de la dama seductora está presente en otros romances, bien hacia un noble bien hacia un villano: el de "Gerineldo", el de "Blancaniña", "Doña Ginebra", "Bernal Francés", "Romance de Catalina", "La infantina", "La Condesa traidora", "El conde Alemán y la reina", "El conde Alarcos", "La bastarda y el segador"...
[Crfr.: Anahory-Librowicz, Oro. «Las mujeres no-castas en el romancero: un caso de honra», in Actas del IX Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas: Berlín, 18-23 agosto 1986. Vol. I. Frankfurt am Maine: Vervuert, 1989, pp. 321-330. ]




BIBLIOGRAFÍA.-

Anahory-Librowicz, Oro. «Las mujeres no-castas en el romancero: un caso de honra», in Actas del IX Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas: Berlín, 18-23 agosto 1986. Vol. I. Frankfurt am Maine: Vervuert, 1989, pp. 321-330.

Cano Marcos, Belén. «Las mujeres malas en el Romancero», in Líneas actuales de investigación literaria: estudios de literatura hispánica. Valencia: Univ. de Valencia-CAM, 2004, pp.63-71.

Di Stefano, Giuseppe (ed.). Romancero: Madrid, Castalia, 2010.

. Levi, Ezio. "El romance florentino de Jaume de Olesa", in Revista de Filología Española, XIV (1927), pp. 134-160.

Menéndez Pidal, Ramón. Romancero hispánico (hispano-portugués, americano, y sefardí). Teoría e historia, 2 vols. Madrid: Espasa-Calpe, 1968.

Rodríguez Puértolas, Julio (ed.). Romancero. Madrid: Akal, 1992.

Suárez Robaina, Juana Rosa. «Mujer y romancero. Claves del protagonismo femenino en el género Romancístico», in Lemir: Revista de Literatura Española Medieval y del Renacimiento, 6 (2002).







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