24 de noviembre de 2017

¿QUÉ ES UN ANTROPÓNIMO Y TIPOLOGÍA?


TEMAS QUE VAMOS A DESARROLLAR
1. Definición de nombre propio.
2. Clasificación tradicional de los nombres propios.
3. Rasgos generales del nombre propio.
4. Ámbito de estudio de nuestra entrada: los antropónimos. 5. Caracterización externa (ortográfica) del nombre propio antropónimo.
6. Caracterización morfosintáctica del nombre propio antropónimo.
6.1. Género de los antropónimos.
6.2. Número de los antropónimos.
6.3. Ausencia de determinantes en los nombres propios antropónimos.
7.Definición semántica del nombre propio.
8. Clasificación de los nombres propios antroponímicos.
Nombres de pila.
Apellidos.
9. Los nombres de pila más frecuentes en España.



1. DEFINICIÓN DE NOMBRE PROPIO.

La definición de nombre propio, dada las características que posee, comunes con otros tipos de nombres, es harto compleja.

Según la RAE,

12.1.2a. (...) «frente al nombre común, el nombre propio identifica un ser entre los demás sin informar de sus rasgos o sus propiedades constitutivas. Estos sustantivos no expresan qué son las personas o las cosas (como hacen los nombres comunes: mujer, montaña, país), sino cómo se llaman individualmente esas entidades (Paula, Everest, Colombia). Gozan, pues, por sí mismos de capacidad referidora. Los nombres propios no participan en relaciones léxicas (sinonimia, antonimia, etc.) y, aunque establecen correspondencia con los nombres similares de otras lenguas, no tienen propiamente traducción».
[RAE et ASALE. Nueva Gramática de la Lengua Española. Madrid: Espasa, 2010, pp. 209-210].

Por tanto, podemos decir que el nombre propio es un sustantivo que se usa para designar a personas, lugares o cosas, sin rasgos semánticos inherentes y que designa un único ser.​



2. CLASIFICACIÓN TRADICIONAL DE LOS NOMBRES PROPIOS.

Nuevamente partimos de la explicación dada por la RAE:

« § 12.5.1a Los nombres propios de persona se llaman antropónimos (Clara, Luis). Los nombres de animales (llamados zoónimos) pueden ser también propios (Babieca, Micifuz, Pegaso). Son asimismo nombres propios los que designan las divinidades y figuras religiosas (Alá, Apolo, Buda, Cristo, Dios), así como los seres mitológicos, legendarios o fantásticos (Hércules, Papá Noel, Pulgarcito). Entre los antropónimos se suelen distinguir los nombres de pila, los apellidos y los sobrenombres. Constituyen un tipo especial de nombres de pila los hipocorísticos. Se trata de formas abreviadas que se usan en la lengua familiar como designaciones afectivas: Lola, Lupe, Nacho, Paco, Pepe, Pili, Tere. Muchos apellidos son en español nombres patronímicos, es decir, derivados morfológicos de los nombres de pila: Fernández, de Fernando; Martínez, de Martín; Pérez, de Pero. Entre los sobrenombres están los seudónimos, nombres que emplean los autores o artistas para ocultar el propio: Azorín, el Brocense, Cantinflas; los apodos o motes, que son designaciones irónicas, descalificadoras o cariñosas: la Beba, el Bizco, la Chata, el Negro —o, en plural, más propio de España, la Ojos, la Pecas, el Piernas—; y los alias, que se emplean como nombre artístico o profesional (la Chunga, el Cordobés), pero también como apodo, con intención no necesariamente descalifciadora, entre individuos que viven al margen de la ley.

§ 12.5.1b Los nombres propios de lugar se denominan topónimos. Designan continentes (América), países (Costa Rica), estados (Jalisco), provincias (Entre Ríos), departamentos (Florida), ciudades (Santiago), pueblos (Casupá), calles (Corrientes), barrios (Chacarita), montañas o picos (Aconcagua), volcanes (Chimborazo), cabos (San Lucas), islas (Menorca), istmos (Panamá), etc. Se emplean muy a menudo en construcciones apositivas, con la preposición "de" (la ciudad de Buenos Aires, la isla de Jamaica) o sin ella (la calle Zamora). Forman un grupo particular de topónimos los hidrónimos, es decir, los nombres propios que designan ríos (Lempa), canales (Yucatán), arroyos (Miguelete), mares (Negro), océanos (Atlántico), etc. También se construyen frecuentemente en aposición: el río Duero, el mar Mediterráneo, el océano Atlántico, si bien pueden dejar implícito el nombre común: el Duero.

§ 12.5.1c Se ajustan en mayor o menor medida a las características de los nombres propios los que denotan festividades o conmemoraciones (la Ascensión, el Ramadán); astros (Ganímedes, Marte, Orión); representaciones alegóricas (la Muerte); títulos de obras (Simón Bocanegra); fundaciones (Lolita Rubial); órdenes religiosas (Santa Clara); empresas (El Mercurio de Antofagasta); clubes (Club Deportivo Istmeño); corporaciones (Real Academia Española), y otras muchas asociaciones, agrupaciones o instituciones de diversa naturaleza».
[RAE et ASALE. Nueva Gramática de la Lengua Española. Madrid: Espasa, 2010, pp. 218-219].

Siguiendo la anterior exposición, la clasificación tradicional de los nombres propios parte de la distinción entre los que designan a seres vivos y los que se refieren a objetos inanimados y diversos fenómenos.

Nosotros establecemos el siguiente esquema:

Que queda explicado a continuación:

► Los nombres propios, cuando designan a seres vivos los denominamos biónimos, que pueden ser de varios tipos:

Antropónimos: nombres propios de personas: Juan, Marta...

el nombre propio o nombre de pila: que es «el que se da a la criatura cuando se bautiza o el que se le adjudica por elección para identificarla junto a los apellidos»: Juan, Josefa.

Hipocorístico: nombre «que, en forma diminutiva, abreviada o infantil, se usa como designación cariñosa, familiar o eufemística»: Toni, Yeyo.
Vid. la entrada de nuestro blog, titulada "Los hipocorísticos o nombres de persona en sentido cariñoso y familiar"

Nombre patronímico o apellido: que es el «nombre de familia con que se distinguen las personas»: Fernández, Silva.

Sobrenombre: «Nombre que se añade a veces al apellido para distinguir a dos personas que tienen el mismo: Sancho el Fuerte.

Seudónimo: «Nombre utilizado por un artista en sus actividades, en vez del suyo»: María Olvido Gara Jova emple el seudónimo de Alaska.

Apodo, mote, alias: «Nombre que suele darse a una persona, tomado de sus defectos corporales o de alguna otra circunstancia»: Benito Pérez Galdós fue conocido como Benito 'el Garbancero',


Zoónimos: nombres de los animales: Babieca, Bucéfalo, Clavileño, Cancerbero, Moby Dick, Pegaso, Platero, Rocinante...

Fitónimos: «nombre de plantas» o vegetal: el Árbol de la Noche Triste, La Carrascona, La Chopona, el Dios de Pajares, ...

Gentilicios: que a su vez pueden ser:

Etnónimos: nombre de un pueblo o etnia.
Demónimo: nombre de los habitantes de un lugar, población, ciudad, nación.
Antropónimos y zoónimos falsos: nombres de los seres sobrenaturales, personificados, fabulosos:
teónimos:
en singular: Afrodita, Alá, Apolo, Artemisa, Atenea, Baco, Brahma, Buda, Dios, Jehová, Júpiter, Marte, Mercurio, Plutón, Siva, Venus, Visnú, Yahvé, Zeus....
en plural: Cariátides, Euménides o Furias, Gracias, Horas, Moiras, Musas, Parcas...
semidioses. Hércules, Prometeo...

seres fantásticos y literarios: Supermán, Spiderman...

► Cuando designan a seres inanimados los denominamos abiónimos, que a su vez pueden ser:
de objetos: cualquier tipo de objeto: "las espadas Colada, Tizona; la esmeralda Romanoff; la campana Froilana; el submarino Nautilus"...

cosmónimos: nombres de los cuerpos celestes y constelaciones: "Orión, Estrella Polar, Osa Mayor..."

topónimos: nombres de los fenómenos de geografía

ortopónimos: referidos a accidentes naturales.
→ orónimos: nombres propios con que se designa «una cordillera, montaña, colina» u otro accidente del relieve. Puede referirse a:
litónimos: que designan elevaciones o formaciones rocosas: Los Pirireos, Los Alpes.
planicies y llanuras: "Vega del Jerte".
vaguadas y depresiones: "Cañón del Colorado"
→ hidrónimos: accidentes producidos por el agua.
potamónimos: referidos a cursos de agua, ríos: "Tajo, Cigüela, Riánsares".
limnónimos: que designan lagos o aguas estancadas: "Lago Victoria".
- referidos a fuentes, manantiales: "Fuente Corpa, Fuente Las Gedeonas".
- referidos a pozos: "Pozo Ojicos".
- talasónimos: que designan mares u océanos: "Mediterráneo, Pacífico".
odotopónimos: referidos a accidentes creados por el hombre (caminos, calzadas, vías, calles...): "calle de Méndez Álvaro, Vía de la Plata".

geónimos: referidos a nombres de continentes, estados, ciudades, poblaciones, villas...: "Europa, España, Castilla La Mancha, Cuenca, Tarancón"

cronónimos: referidos a nombres de espacios temporales: "Semana Santa, Cuaresma, Navidad..."

nombres de la obra y creación humana: "Torre Eifell, Torre de Mangana, Puente de San Pablo...".

No obstante, muchas veces los antropónimos y los topónimos llegan a estar cruzados pues las personas han dado nombres a los lugares y los lugares a las personas (recordemos el caso de los epónimos —que son nombres de persona que han dado su denominación a un lugar o pueblo—, como por ejemplo Alejandro Magno, que es epónimo de la ciudad de Alejandría; el emperador Constantino, que es epónimo de Constantinopla, etc.; de los hagiónimos —nombres de santos que dan nombre a lugares—, como San Francisco, San Andrés).

[Cfr.: Albaiges Olivart, Josep María. Enciclopedia de los topónimos españoles. Barcelona: Planeta, 1998.
Celdrán, Pancracio. Diccionario de topónimos españoles y sus gentilicios. Madrid: Espasa, 2002].

En cualquier caso en esta entrada nos vamos a ocupar exclusivamente de los nombres propios de persona o antropónimos, que quedan definidos por el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, como: "nombre propio de persona".

La ciencia que se ocupa de catalogar y estudiar el conjunto de antropónimos de un país o lugar es la "onomástica" (del griego ὀνομαστική, onomastikḗ) , según la definición del DLE.

El antropónimo tiene una función apelativa e identificativa, cumpliendo además una función social, ya que permite conocer la clasificación del ser humano dentro de la estructura social.

3. RASGOS GENERALES DEL NOMBRE PROPIO.

Para llegar a la definición de antropónimo debemos partir del concepto de "nombre propio", caracterizado globalmente como la categoría que tiene:

• introducción mediante mayúsculas;
• flexión léxica;
• pueden ser multívocos, pero siempre serán monovalentes (frente a los nombres comunes) • unicidad referencial -o monorreferencialidad-;
• falta de significado léxico;
• ausencia de determinante -en la función referencial prototípica-;
• incompatibilidad con complementos restrictivos o específicos -en la función referencial prototípica-;
• imposibilidad de traducción.
[Fernández, Mª J. «El nombre propio», in Bosque, I. et Demonte, V. (eds.). Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa, 1999, pág. 80.
Osuna García, Francisco. "Los nombres propios: ¿lexemas o morfemas?", in Revist a de Filología Española, LXXXIII (2003), pp. 93-132].


4. ÁMBITO DE ESTUDIO DE ESTA ENTRADA: LOS ANTROPÓNIMOS.

Para estudiar los nombres propios de persona o antropónimos deberemos fijarnos en:

El nombre propio o nombre de pila: «El que se da a la criatura cuando se bautiza o el que se le adjudica por elección para identificarla junto a los apellidos».

Hipocorístico: nombre «que, en forma diminutiva, abreviada o infantil, se usa como designación cariñosa, familiar o eufemística». Los hipocorísticos son informales y suelen formarse por abreviación de los nombres de pila: Lola de Dolores, Toni de Antonio, Concha de Concepción.

Nombre patronímico o apellido: «Nombre de familia con que se distinguen las personas». Generalmente los apellidos tienen el origen (y que veremos con detenimiento más abajo) en:

o profesión, oficio o título (Molinero, Alcalde, Hidalgo),
o topónimo (Navarra, Villalobos, Gallego),
o nombre de padre (Álvarez, Fernández, Martínez),
o descripción o apodo (Bello, Calvo, Cortés),
o voces de otros idiomas (Letelier, Medina, Jufré),
...
Sobrenombre: «Nombre que se añade a veces al apellido para distinguir a dos personas que tienen el mismo». Los sobrenombres suelen hacer alusión a varios rasgos personales. Aparecen escritos detrás del nombre sin coma. Como ejemplo del sobrenombre tenemos "Alfonso X el Sabio, Pedro el Cruel".

Seudónimo: «Nombre utilizado por un artista en sus actividades, en vez del suyo».

Un tipo de seudónimo es el alónimo, que parece ser un verdadero nombre de persona constando de uno o más nombres de pila y uno o más apellidos (p.ej., "Juan del Valle" por "José Cadalso", "Fernán Caballero" y "León de Lara" por "Cecilia Böhl de Faber", "Gabriela Mistral" por "Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga", "Melitón Fernández" por "Leandro Fernández de Moratin", Rubén Darío" por "Félix Rubén García Sarmiento", "Tirso de Molina" por "fray Gabriel Téllez").

No debe confundirse con el heterónimo, que es cambio de nombre por motivos artísticos, religiosos, etc., y que citaremos más abajo, o, en su concepción más amplia, proyecciones personales que crean nuevos autores ficticios a los "Doctor Jekyll y Mr Hyde", como es el caso de "Fernando Pessoa", que creó a "Álvaro de Campos, Ricardo Reis, ALberto Caeiro...", de "Antonio Machado", que se inventó a un "Juan de Mairena y Abel Martín", de "Max Aub" con "Josep Torres Campalans", del poeta "Félix Grande" con "Horacio Martín"...

Tampoco debe ser confundido con el criptónimo, que es un nombre falso bajo el cual se oculta el verdadero ("Azorín" y "Don Cándido", referido a José Martínez Ruiz; "Clarín", respecto de Leopoldo García-Alas y Ureña; "Un curioso parlante", de Ramón de Mesonero Romanos; "El Solitario", por Serafín Estébanez Calderón; "fray Nidel" por Cristóbal de Castillejo....

Una variante del criptónimo muy empleada es el anagramático (como "Ramón Arriala", de "Mariano J. de Larra"; "Beltrán Munco" de "Manuel Bretón de los Herreros"; "Gabriel Padecopeo" de "Lope de Vega Carpio"; de "Jorge Hayaseca" de "José Echegaray"...
[Cfr. nuestra entrada: "¿Qué es un criptónimo y algunas definiciones más para la formación de palabras en español?".
Hartzenbusch, Eugenio de. Unos cuantos seudónimos de escritores españoles con sus correspondientes nombres verdaderos. Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, 1904].

Apodo, mote, alias: «Nombre que suele darse a una persona, tomado de sus defectos corporales o de alguna otra circunstancia». El apodo, también llamado mote, suele tener un matiz peyorativo o despectivo A diferencia del seudónimo, que lo elige el artista mismo, el apodo lo ponen los demás y lo sufre el que lo lleva. Por ejemplo: Pepe Botella, apodo de José Bonaparte, en su época conocido sobre todo por el alcoholismo; "Juana la Loca", etc. Puede estar formado por una sola palabra ("Capacha") o por más de una ("el Gitano, el tío Melindres, el tío Cagalindes").

Los apodos, con arreglo a su motivación pueden ser caracterizados como:

intrínsecos:
físicos: el Chato, el Tuerto, el Cojo, el Guapo...
psíquicos: "el Listo, el Tonto, el Honrado..."
extrínsecos:
oficios: "el Zapatero, el Sastre, el Quemahierros, el Navajas..."
objetos: "el Trompa, el Platillos, el Cestas...".
vestimenta: "el Andrajos, el Corbatas, el Gorras".
origen geográfico: "el Madrileño, el Santacrucero..."
origen étnico: "el Gitano, el Negro..."
origen de religión: "el Moro".
extraídos de la naturaleza: "Gorri" de Gorrión.
heredados:
de antepasados: "Chumaqui, Tananí, el Rius..." (por ser llamado así su padre o abuelo).
por deformación del nombre o apellido: "el Colás, el Dominguín".
indefinidos.
[Cfr.: Rebollo Torío, Miguel A. "El apodo y sus características", in Anuario de estudios filológicos, 16 (1993), pp. 343-350].


5. CARACTERIZACIÓN EXTERNA (ORTOGRÁFICA) DEL NOMBRE PROPIO ANTROPÓNIMO.

Una de las características del nombre propio antropónimo es que se escribe con mayúscula inicial:

a) Nombres de persona e hipocorísticos: Sócrates, Alfonso, Beatriz, Blanca, Dulcinea, Bucéfalo, Rocinante, Platero, Colada, Olifante.
Cuando el nombre de persona o hipocorístico se use como común, pasando a designar un género o una clase de personas, se escribe con minúscula: ser un hércules, una venus.

b) Apellidos: Rodríguez, Fernández, Sanjuán.
En el caso de que un apellido comience por preposición, por artículo o por ambos, estos se escribirán con mayúscula solo cuando encabecen la denominación: señor De la Ossa, pero Juan Carlos de la Ossa.
Se escribe también con mayúscula los nombres de las dinastías derivados de un apellido: los Borbones, los Austrias, los Trastamara.

c) Los sobrenombres, pseudónimos y apodos con que se designa a determinadas personas: el Santo, el Sabio, el Inca Garcilaso, Clarín, Azorín.
Cuando por antonomasia se emplean apelativos usados en lugar del nombre propio: el Mantuano (por Virgilio).

[Vid. nuestra entrada en este blog: "Ortografía de los nombres propios".
RAE et ASALE. Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa, 2010.
Martínez de Sousa, José. Diccionario de uso de las mayúsculas y minúsculas.Gijón: Trea, 2007]


6. CARACTERIZACIÓN MORFOSINTÁCTICA DEL NOMBRE PROPIO ANTROPÓNIMO.

6.1. GÉNERO DE LOS ANTROPÓNIMOS.

Los nombres propios antropónimos de pila suelen tener género natural (diferenciado por sexo) y no género gramatical (arbitrario y fijo), estableciéndose unos antropónimos para el sexo masculino y otros para el sexo femenino: "Juan" para un varón, "Josefa" para una mujer.

No obstante, hay nombres que pueden aplicarse a uno u otro sexo: "Asunción, Edén, Guadalupe, Práxedes, Reyes, Rosario, Trinidad".

A pesar de ello, algunos antropónimos tienen marcadores de género:

• los nombres masculinos acabados en -o son masculinos y hacen el femenino cambiándolo por -a:
Alfonso - Alfonsa
Antonio - Antonia
Benito - Benita
Fernando - Fernanda
Francisco - Francisca
Gregorio - Gregoria
• Los nombres masculinos acabados en -Consonante (flexión Ø) añaden una -a para hacer el femenino:
Agustín - Agustina
Ángel - Ángela
Jesús - Jesusa
Joaquín - Joaquina
• No obstantes, debemos estar atentos a algunas presuntas irregularidades morfológicas al recibir el marcador de femenino, que son debidas a distinta evolución histórica:
Enrique - Enriqueta
Irineo - Irene
José (de Josef) - Josefa
Pablo (de Paulo) - Paula
Pedro (de Petro) - Petra
• Los nombres propios antropónimos de apellidos, son masculinos o femeninos, independientemente de su flexión, según el sexo de la persona a la que se apliquen:
Juan Fernández (masculino) - Juana Fernández (femenino). Andrés Segovia (masculino) - Carmen Pastor (femenino).
[Sarmiento, Ramón et Sánchez, Aquilino. Gramática básica del español. Norma y uso. Madrid: SGEL, 1989, pp. 24-25].

6.2. NÚMERO DE LOS ANTROPÓNIMOS.

Los nombres propios antropónimos (sea nombre de pila o apellido) están siempre en singular (Alfonso, Eusebia), aunque su forma esté en plural. Por tanto, carecen de marcador de plural, pues "por su naturaleza (...) designan entidades únicas entre las de su clase" [RAE et ASALE. Nueva Gramática de la Lengua Española. Madrid: Gredos, 2010, § 3,6, pág. 160]:

Mercedes de las Rosas (singular)
Virtudes Campos (singular) José Antonio de los Rios (singular)
Marcos de las Casas (singular)
Cuando se usan en plural es porque el nombre propio de pila es compartido por varios individuos, y entonces se asimila a un nombre común admitiendo el plural, o porque los apellidos cambian su significado, convirtiéndose en apelativos [RAE et ASALE. Nueva Gramática de la Lengua Española. Madrid: Gredos, 2010, § 3,6, pág. 160]:
"los Pepes son cada día más comunes",
"los Goyas (los cuadros de Goya) serán expuestos en Nueva York"
Por tanto, aunque hemos dicho que el plural de los apellidos permanece invariable ("Andrés Olmo" -- "los Olmo tienen una casa en Madrid"), cuando se habla del conjunto de personas que tienen el mismo apellido, puede permanecer invariables o añadirle la marca del plural que les corresponda (según acaben en vocal o consonante): "Ya no quedan Olmo -Olmos en el pueblo", salvo que los apellidos acaben en -z o -s, en cuyo caso siempre permanecerán invariables(los Pérez, los Rodríguez, los ), que nunca se pluralizan.

No obstante, ya hemos dicho más arriba, que tal y como señala el "Diccionario panhispánico de dudas" [Madrid: Santillana, 2005], los apellidos de dinastías "tienden a permanecer invariables (los Habsburgo, los Tudor, los Rothschild, los Rockefeller), pero otros se usan casi siempre con marcas de plural: los Borbones, los Austrias, los Capuletos".

[Sarmiento, Ramón et Sánchez, Aquilino. Gramática básica del español. Norma y uso. Madrid: SGEL, 1989, pág. 34].

6.3. AUSENCIA DE DETERMINANTE EN LOS NOMBRES PROPIOS ANTROPÓNIMOS.

Los nombres propios suelen ir sin determinante (a diferencia de los comunes, que suelen ir acompañados de determinante), por tanto, esta es una característica también de los antropónimos.

No obstante, a veces, para individualizar aún más el significado del nombre pueden ir precedidos de determinante:

La Belén Esteban de hace unos años era más natural y dicharachera que la de ahora.
Esta es una características que comparte el nombre propio antropónimo con el topónimo. Así:
Me gusta pasear por el Madrid de los Austrias.
Aunque éstos suelen tener más excepciones. Así,el uso puede llegar a consagrar el empleo del determinante, en los topónimos (cosa que no puede ocurrir en los antropónimos, considerándose un vulgarismo: el Luis, la Pilar), sobre todo:
• delante de algunos nombres de países: el Perú, el Ecuador, el Japón, la Argentina, los Estados Unidos...;

• delante de los nombres de algunas regiones (grandes o pequeñas): la Rioja, el Ampurdán...,
llegando a formar un todo invariable: La Mancha, Los Monegros, Las Hurdes...;

• delante de algunas ciudades, formando un todo invariable: La Coruña, La Habana, Las Palmas, Los Ángeles;

• al referirse a ríos, montes y mares: el (río) Júcar, los (montes) Pirineos, el (mar) Mediterráneo...

[Sarmiento, Ramón et Sánchez, Aquilino. Gramática básica del español. Norma y uso. Madrid: SGEL, 1989, pág. 20].

[Para todo este apartado es esencial: Bajo Pérez, Elena. La caracterización morfosintáctica del nombre propio. A Coruña: Toxosoutos, 2002].

7. DEFINICIÓN SEMÁNTICA DE NOMBRE PROPIO.

El nombre propio, según el DLE:

«por oposición al común, [es un] nombre sin rasgos semánticos inherentes que designa un único ser»,

a diferencia del nombre común que

«se aplica a personas, animales o cosas que pertenecen a una misma clase, especie o familia, y cuyo significado expresa su naturaleza o sus cualidades».

Es lo que en las diversas gramáticas tradicionales se venía estableciendo como:

«frente a los nombres comunes que clasifican la realidad y expresan un conjunto de características aplicables a un grupo numeroso de objetos similares ('libro, mesa, gato'...), los nombres propios individualizan un objeto o una persona entre todas aquellas que podrían pertenecer a la misma clase ('Luis, María'... designan una persona concreta entre todas las posibles personas susceptibles de recibir tales nombres)».
[Sarmiento, Ramón et Sánchez, Aquilino. Gramática básica del español. Norma y uso. Madrid: SGEL, 1989, pág. 20].

Es decir, los nombres propios no tienen "significatum", intensión semántica que los defina, razón por la cual, según Staurt Mill, "no admiten definición, ni traducción (en sentido estricto) de un idioma a otro". Y tampoco poseen "designatum", es decir, no pueden formar parte de un conjunto designativo. En cambio, son signos preparados para la denotación, no necesitan de actualizadores para efectuar un acto de referencia dentro del contexto de un mensaje concreto (aunque tampoco los excluyen de forma necesaria: 'este Juan, mi Carmen').
[Gutiérrez Ordóñez, Salvador. Lingüística y semántica (aproximación funcional). Oviedo: Univ. de Oviedo, 1981, pp. 129-134].

Ahora bien, aunque las diversas gramáticas viene considerando al nombre propio o como un tipo de sustantivo (en oposición al nombre común), casi siempre diciendo que "carece de significado" o que está "desprovisto de contenido léxico codificado", o como "deíctico", lo cierto es que en todas ellas

« observamos cierta dificultad para incluir los nombres propios en la clase de los sustantivos, pues, o bien tenemos que atribuir una función designativa a los sustantivos, cosa que por sí mismos parece que no tienen, o bien tenemos que atribuir algún tipo de intensión a los nombres propios. Sin alguna de estas concesiones no estaría justificada la inclusión de los sustantivos y de los nombres propios en la misma categoría».
[Osuna García, Francisco. "Los nombres propios: ¿lexemas o morfemas?", in Revista de Filología Española, LXXXIII, 1º - 2º (2003), pag.106].

En efecto, la propia RAE, distinguió en principio entre el nombre propio y el nombre genérico, señalando que el nombre genérico,

«que también se llama apelativo o común, es el que conviene a todas las personas o cosas de una misma clase, como 'hombre, caballo, ciudad'»,

término tradicional de carácter logicista ya establecido desde Donato (entre unius nomen o proprium y multorum nomen o appelativum), y diferenciándolo del nombre propio, que

«es el que se da a persona o cosa determinada, para distinguirlo de las demás de su especie o clase: v. gr. 'Antonio'».
[RAE. Gramática castellana. Madrid: sucesores de Hernando, 1920, pág. 12].

Luego A. Alonso y P. Henríquez Ureña se fijaron en los rasgos de connotación y denotación para distinguirlos:

«el nombre propio y el común se diferencian por el modo de designar la persona o cosa que nombran. El nombre común 'río, hombre, mujer' [...], la designa refiriéndose a sus cualidades propias [lo connota]: 'río' consiste en un modo determinado de ser la realidad [...]
En cambio, el nombre propio designa a la persona o cosa, como un simple distintivo individual sin alusión a sus cualidades [lo denota, sin connotación] Una ciudad se llama 'Córdoba' o 'Santiago', un hombre se llama 'Juan' o 'Luis'. Pero el nombre 'Córdoba' no atribuye a la ciudad nombrada un conjunto de notas. No hay un modo determinado de ser 'Córdoba'. 'Luis' nombra y diferencia a un individuo, pero no se refiere a ciertas cualidades en que consiste ser 'Luis'. No hay un modo determinado de ser 'Luis'».

[ Alonso, A. et Henríquez Ureña, P. Gramática castellana. Segundo Curso. Buenos AIres: Losada, 1971, pp. 37-38 ].

Este planteamiento de que los nombres propios no connotan es el que siguen todos los estudiosos que mantienen la teoría referencial de Ullmann:

«los nombres propios no tienen significado, y, por consiguiente, no se aplica la noción de significación. La función de un nombre propio es la identificación pura: distinguir o individualizar a una persona o una cosa con ayuda de un marbete especial».
[Ullmann, S. Introducción a la semántica francesa. Madrid: RFE, 1965, pág. 3].

Así, Alcina y Blecua repiten estos términos, calificando al nombre propio como carente de significado:

«frente a la fuerza connotativa de la mayor parte de los nombres de la lengua, el nombre propio particulariza un determinado y concreto referente sin connotarlo. Tiene función denominativa. Mientras nombres como 'perro, mujer, diosa y yegua' por sí mismos informan al hablante de unas determinadas cualidades y atributos que se dan en los sujetos que se ha convenido en llamar así, el nombre 'Diana' —que se puede emplear para particularizar a una diosa, una mujer, una perra o una yegua— no connota de antemano por sí mismo ninguna cualidad particular.
Los nombres propios son, pues, por sí mismos, nombres sin significación propia».

[ Alcina, J. et Blecua, J. M. Gramática española. Barcelona: Ariel, 1994, pp. 501-502 ].

Idea que más recientemente repetirá Mª J. Fernández:

« el nombre propio no tiene un significado léxico, en acepción lingüística convencional; un N[ombre] P[ropio] no se opone a otros NNPP por sus propiedades o rasgos semánticos, dado que estos no pueden constituirse en una descripción más o menos precisa, única y estable del referente, mientras que los rasgos del nombre común pueden ser definidos mediante descripciones de este tipo».
[Fernández, Mª J. «El nombre propio», in Bosque, I. et Demonte, V. (eds.). Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa, 1999, pág. 102].

Paralelamente a la teoría referencial nos hallamos con la "teoría conceptual o intensional", expuesta por B. Russell, O. Jespersen y U. Eco, entre otros, y que establece la diferencia de significado o función semántica entre los nombres propios y sustantivos comunes en que los primeros no son signos categorizadores (Eco, por ejemplo, considera que estos signos se basan fundamentalmente en nuestro conocimiento enciclopédico, cambiante de una persona a otra), mientras que los segundos tienen una función clasificadora.

[Pellicer García, Lidia. "Análisis lingüístico del significado del nombre propio en la Teoría Descriptiva", in Revista de Estudios Filológicos, 19 (2910) [en línea: http://www.tonosdigital.es/ojs/index.php/tonos/issue/view/16].

Como vemos es difícil llegar a una definición semántica clara del "nombre propio".

8. CLASIFICACIÓN DE LOS NOMBRES PROPIOS ANTROPONÍMICOS .

Antropónimo es nombre propio biónimo de persona, formado en España y la mayor parte de los países sudamericanos de habla española, por un nombre de pila (o varios) y dos apellidos (o más si son compuestos):

Nombre de pila (dicho así por la antigua costumbre de bautizar a los recién nacidos en la "pila bautismal", dándoles el nombre en ese momento), y que es el nombre que figura en primer lugar de la denominación completa: "Luis", "Carmen", etc. Y que puede ser compuesto: "Antonio José", "María Dolores", "Gustavo Adolfo Claudio" (Domínguez Bastida, conocido como Gustavo Adolfo Bécquer), "Jorge Mario Pedro" (Vargas Llosa),"Ricardo Eliécer Neftalí" (Reyes Basoalto, conocido como Pablo Neruda), "José Ignacio Javier Oriol Encarnación" (de Espronceda Delgado), etc. Actualmente en España sólo se admiten dos nombres de pila o uno compuesto como máximo.

Los nombres de pila pueden hacer referencia a:

Cualidades: Ada (alegre), Ana (compasiva), Amalia (tierna), Clara (ilustre), Fátima (espléndida), Laia (elocuente), Leticia (fértil), Ruth (bella), Salomé (armoniosa).

Circunstancias de nacimiento: Abel (breve), César (cesárea), Eugenio-a (de buen origen o bien nacido), Renato (renacido), Tomás (gemelo), Victoria.

Elementos naturales: Aurora, Iría (de los colores del arco iris), Nieves, Rocío.

Objetos: Cristal, Pedro (petra > piedra), Roque (roca),

Advocaciones marianas: Almudena (virgen de Madrid), Luz (virgen de Cuenca), Prado (virgen de Albacete), Riánsares (virgen de Tarancón -Cuenca), ...

Dioses y seres mitológicos: Antea, Ariadna, Arturo, Casandra, Dafne, Emma, Héctor, Ígor, Martín, Nerea, Penélope, Tristán .

Nombres literarios: Alicia, Arturo, Eloísa, Heidi, Julieta, Lancelot, Lara, Lavinia, Romeo, Ulises.

Piedras preciosas: Ágata, Coral, Esmeralda, Gema, Rubí, Perla.

Flores o plantas: Azucena, Begoña, Dalia, Gardenia, Jacinto, Hortensia, Laura, Lila, Lirio, Loreto, Margarita, Óliver-Olivia, Palmira, Rosa, Silvia, Susana...

Animales o peces: Alondra, Beltrán (cuervo), Castor, Coral, Débora (abeja), Delfín/a, Jael (cabra), León/Leo/Rubén, Lobo/Lope, Lucio, Paloma/Chenoa, Raquel (oveja), Raúl-Rubén (lobo), Úrsula (osa)...

Colores: Alba, Azul, Blanca, Bruno (moreno), Celeste, Escarlata, Flavio (rubio), Leocadio (blanco brillante), Lila, Marino, Oriol (dorado), Rosa, Rufo/Rufino (rojizo), Violeta.

Continentes, Países, regiones, ciudades, lugares: Adrián/a, África, Aránzazu (sierra de abundantes picos), Belén, Cayetana, Germán, Guadalupe (río de cantos negros), Jordán, Judith, Libia, Lidia, Lorena, Nuria, Román.

Astros: Estrella - Estela, Luna, Luz - Lucía - Lucas (luciente), Sol - Kira (sol brillante).

Personajes ilustres: Aníbal, Augusto, César, Dante, Espartaco, Homero, Horacio, Napoleón, Rodrigo, Virgilio.

A veces se han creado por hipocorísticos.

En español, los antropónimos proceden principalmente de nombres prerromanos, latinos, griegos, hebreo-arameos, germánicos y árabes. Últimamente se está generalizando la inclusión de nombres extranjeros, bien adaptados en su sonido o escritos originariamente (Paola, Edgar...).

Los apellidos (del latín apelare > llamar) son el nombre familiar que pasa de generación en generación. En España y la mayor parte de los países sudamericanos de habla española, se forma por el apellido del madre y el de la madre, costumbre iniciada en el siglo XVI (con la formalización de los libros parroquiales después del Concilio de Trento), que se hizo obligatoria a mediados del siglo XIX.
[Puede localizar la cantidad que se repite del apellido que desee en España, en esta web: http://www.mapadeapellidos.eu/.
Para la búsqueda de apellidos y linajes, es imprecindible el portal de herádica de la BNE: http://www.bne.es/es/Micrositios/Guias/Genealogia/busqueda_apellidos/ ]

Indican R. Faure et al. que

« la función del apellido no es sino la de servir de complemento al nombre de pila para evitar confusiones. En origen, los apodos u otro tipo de denominaciones hacían el papel de apellido, con distintivos tales como ‘José el hijo de Pedro’, ‘José el del Corral’, ‘José el gordo’, ‘José el herrero’, etc. Es evidente que la repetición de los nombres de pila hizo necesario el uso de un segundo nombre para distinguir a individuos con el mismo nombre de bautismo».
[ Faure Sabater, Robert, et Ribes Lafoz, Mª Asunción, et García Sancho, Antonio. Diccionario de los apellidos españoles. Madrid: Espasa Calpe, 2002, pág. XVII].

Éstos proceden:

de patronímicos (mediante el sufijo -ez/-iz/-az/-z, con el significado de "hijo de..." [a semejanza del sufijo -son anglosajón: Johnson > hijo de Jhon; del prefijo irlandés O'-: O'Donell; del prefijo escocés Mac: MacDonald, o Fitz: Fitzgerald; del sufijo eslavo -ski/a: Nietoska; de la palabras árabes antepuestas ibn: ibn Arabi > Abenarabi > Avicena; o el ben hebreo: Bahya ben Asher ben Halawa...), y que quizá es de origen prerromano o vasco. Así, algunos de ellos son:
Agúndez, Facúndez, Fagúndez > hijo de Facundo;
Álvarez > hijo de Álvaro;
Armendáriz > hijo de Armendario;
Armíldez > hijo de Hermenegildo;
Antolínez > hijo de Antón;
Antúnez > hijo de Antón;
Arnáez > hijo de Arnaldo;
Arnáiz > hijo de Ernaldo;
Aznar, Aznariz > hijo de Asinario;
Beneítez, Benítez > hijo de Benito;
Berenguez > hijo de Berengario;
Bermúdez > hijo de Bermudo;
Bernáldez > hijo de Bernaldo;
Bernárdez > hijo de Bernardo;
Blázquez , Velázquez > hijo de Bela, Blasco, Blas, V(e)lasco;
Boíguez > hijo de Buigo;
Cómez > hijo de Gómez;
Diáguez Díaz, Diéguez, Díez > hijo de Diego , Iago;
Eguilaz > hijo de Égila;
Eiriz > hijo de Heros;
Ennez, Fáñez, Yáñez > hijo de Ioannes;
(H)Enríquez > hijo de (H)Enrique;
Estébanez > hijo de Esteban;
Fernández, Ferrán, Ferrández, Ferrándiz, Ferrandis, Ferraz, Ferriz, Ferruz, Hernández > hijo de Fernando;
Galíndez > hijo de Gar win, Galindo;
Gálvez, Gálvis > hijo de Gonzalo;
Gámez > hijo de Gome:
Giménez/Jiménez/Ximénez > hijo de Gimeno, Jimeno, Ximeno;
González > hijo de Gonzalo,;
Hernández > hijo de Hernando;
Ibáñez > hijo de Iván, Juan;
Íñiguez > hijo de Íñigo;
Laínez > hijo de Laín;
López > hijo de Lope;
Márquez > hijo de Marco;
Martínez > hijo de Martín
Méndez > hijo de Mendo;
Muñoz > hijo de Munio;
Núñez/Nunes > hijo de Nuño;
Ordóñez > hijo de Orduño;
Pérez > hijo de Pero, Pedro;
Pobes/Póbez > hijo de Pobo, Pablo;
Ramírez > hijo de Ramiro;
Rodríguez, Ruiz > hijo de Rodrigo;
Sánchez/Sanchís/Sáenz/ Sáez/ Sainz/Sanz > hijo de Sancho;
Téllez > hijo de Tello;
Valdés/Valdez > hijo de Waldo;
Vázquez, Vásquez > hijo de Vasco;

Algunos patronímicos se han formado del hipocorístico:

Diago > Día > Díaz;
Diego > Die > Díez;
Rodrigo > Ruy > Ruiz...

De algunos de ellos, además, no sabemos deducir el original nombre de pila, como es el caso de

Gómez > Gom*?;
Suárez > Suár*?.

Otros patronímicos no llevan la terminación, habiéndose fosilizado con el nombre de pila, como Martín, Santiago, Vicente, Velasco, Esteban, Pascual... De hecho, a muchos de ellos se les ha añadido (de), para no confundirlo con el nombre de pila: "Amando de Miguel"

De toponímicos o lugar de procedencia o residencia, pudiendo distinguir:

gentilicios: Alemán, Aragonés, Catalán, Castellanos, Español, Franco, Gallego, Gascón, Navarro, Sevillano, Soriano, Vizcaíno, Zamorano...

topónimos mayores (país, región, ciudad, villa, pueblo, aldea): Albacete, Alcalá, Almagro; Almansa, Aragón, Aranda, Arcos, Atienza, Ávila/Dávila, Avilés, Baeza, Bailén, Barceló, Belmonte, Benavente, Berceo, Bilbao, Burgos, Cuéllar, Cuenca, España, Jaén, León, Linares, Madrid, Manzanares, Medina, Montilla, Morata, Ocaña, Osuna, Sahagún, Salamanca, Santander, Segovia, Sevilla, Soria, Talavera, Tarancón, Teruel, Toledo, Trillo, Trujillo, Tudela, Zamora...

topónimos menores, que pueden subdividirse a su vez en:

ortopónimos (referidos a accidentes geográficos naturales):
litónimos y otras elevaciones de terreno: Coll/Collado/Collazo, de la Loma, de la Mota, de la Montaña, Monte(s)/Montesinos/Almonte, Montemayor, Peña/s, Portillo, Sierra...

planicies y llanuras: del Bosque, Campos, Prado/Prat(s)...

vaguadas y depresiones del terreno: Barranco, Campos, Cuevas, Hoyo, Valle/Vallejo, de la Vega...

hidrotopónimos (referidos a ríos, corrientes, lagos, estanques, fuentes, etc.):
referidos a la mera existencia de agua, sin especificar: Agua/Aguas/Aguado/Aguaviva, Cisterna, Costa, Riba(s)/Ribera/Ribes/Rivera, Soto/Sotillo...

potamónimos (que se refieren a los cursos híbricos): Arroyo, Canales, del Río(s)/Rius...

corrientes, rápidos o saltos: Reguera...

lagos, lagunas, estanques o lugares pantanosos: Charcos, Lago/s, Laguna/Lagunilla...

fuentes y manantiales: Cifuentes, Font/a/Fontana/Fontanals/Fontaneda/Fontanella/Fontano, de la Fuente(s)/Fuentefría/Fuentenebro, Hontana...

pozos: Alberca/Alberquilla, Poza/o/Pozuelo...

odotopónimos (referidos a vías de comunicación, caminos, calzadas, cañadas, calles): Calzada/s, Camino, Cañada/Cañadell/Cañadilla, Calleja, Cuesta...

referidos a construcciones o edificios: Abadía, Alcántara, Alcázar, del Arco, Barrios, del Burgo, Bodega/s, Casa/Casas/Casanueva/Casanova, Castillo, Cabaña/s/Cabana/Cabanilla/s, Casal/Casilla/s, Iglesias, Murillo, Palacio/s, Palomar/es , Paredes, Plaza, Posadas, Puente/Pons, Puerta, Rincón, Solana, Torre...

referidos a espacios de agricultura o ganadería: Corrales, de la Dehesa, de las Heras, de la Granja, de la Huerta, Quintana...

De profesión, cargo o título:
Títulos nobiliarios: Adelantado, Conde, Duque, Hidalgo, Marqués, Reina, Rey...

Cargos eclesiásticos: Abad, Campanero/a, Capellán, Cardenal, Escolástico, Fraile,, Monje, Obispo, Sacristán...

Oficios guerreros: Alférez, Ballester/Ballesteros, Caballero, Coronel, Guerrero...

Otros cargos: Alcalde/Alcaide, Alguacil, Escribano/Escrivá...

Oficios artesanales y agrícolas-ganaderos: Albañil, Carbonero, Carnicero, Carpintero, Carretero, Casero, Cerrajero, Cubero, Fuster, Ferrer/Ferrero/Ferreira/Ferreiro/Herrero/Herrera/, Fidalgo/Hidalgo, Infante, Jurado, Labrador, Mancebo, Marinero, Mayoral, Melero, Merino, Molinero/Moliner, Panadero, Pastor, Pintor, Portero, Sabater, Sastre, Tejedor, Tejera/o, Vaquero, Verdugo, Zapatero...

De apodos, motes, nombres alusivos a sus características personales, anécdotas relacionadas con el individuo o con la familia:
Sobre características físicas: Adorno, Bello, Bajo, Calvo, Cano, Crespo, Chico, Delgado, Gallardo, Garrido, Gordillo/Gordo, Grande, Hermoso/Hermosillo, Lozano, Prieto, Pulido, Recio, Redondo, Rubio...

Sobre características morales: Bueno, Cortés, Cumplido, Gracia...

Sobre características de estado: Casado, Enamorado, Expósito, Hurtado, Mayor, Nieto, Rico/Ricote, Sobrino, Tirado, Viejo...

Sobre cualidades: Agarrado, Agudo, Alegre, Amigo, Arrojo, Bravo, Delicado, Donoso, Espinoso/a, Leal, Tierno...

De partes del cuerpo: Barba/s/Barbudo, Barriga, Bigotes, Brazo, Cabello, Cabeza/s/Cabezón/Cabezos/Cabezudo/Cabezuela, Carrillo, Codo, Coronilla, Cuerpo, Dedo, Mano, Meñique, Nuca, Ojo, Oreja, Pecho, Pelos, Pestaña, Pierna, Pie, Pulgar, Rodilla...

Cronotopónimos (o referidos a colores): Albín/Albino/Albo, Amarilla/o, Bermejo, Blanco, Castaño, Moreno, Pardo, Pinto, Roig/Rojo/Rojas, Rubio/Royo...

Fitotopónimos (referidos a árboles, plantas y frutos):

de árboles: Alameda/Álamo, Almendro/s, del Árbol, Arboleda, Avellaneda, del Bosque, Castaño/Castanedo/Castañar/, Cerezo/Cerezal, Encina(s), Figueras/Higueras, Freixas/Fresno, Granado(s), Manzano, Naranjo, Noguera, Oliva(r/es), Olmeda/Olmo, Palma, Parra, Peral/es/Perera/Pereira, Peralta, Pineda/o, Pinilla/Pino, Piña/Pineiro/Piñol, Pomares/Pombo, Ramos, Robledo/Robles, Silva...

de plantas y pequeños arbustos: Artigas, Cañada/Cañamares/Cañameras/Cañaveral/Cañizal/Cañizares, Carrasco, Cosculluela, Espinal/r, Espliego, Jara, Romero/Romeu...

de flores: Clavel, Flor(es), Rosa/Rosado/Rosales/Roselló...

de plantaciones: Cebada, Centeno/Centenera, Esparragosa, Espiga, Sarmiento, Triguero...

de frutos: Aceituno/a, Avellán/Avellano/Avellana/Avellanas, Berenjena, Canela, Cebolla, Cereza...

zootopónimos (referidos a animales):
de aves: Águila/Aguilar/Aguilera, Cuervo, Falcón, Gallo, Pavón, Zurita...

de mamíferos: Borrego/a/s/Borregón, Carnero/s, Cordero, Lobo/Lobatón, Mur, Tejón, Toro, (Cabeza de) Vaca...

De minerales: Arriaga, Arena/Arenas/Arenal/Arenilla, Espejo, Estaño/Estañol/EstanyGuijarro, Mármol, Roca, Salinas...

De utensilios, cosas y ropa: Abarca/Albarca, Arcón, del Barco, Botella, Botín/es, Cadalso, Cadenas, Calzas, Calzón, Campana, Candil, Cordón/es, Cortina, Correa, Espuela/s...

Sobre consagraciones a Dios, bendiciones, augurios o hechos relativos al nacimiento del niño, etc.: Amado/Amador/ Amando/Amandi/ Amante/ Amor/Amores/ Amoroso, Ángel, Buendía, de Dios, De Jesús, Luz...

Hagiotopónimos: San Emeterio, San José, San Pedro, Sanjuán, San Martín, San Miguel, San Millán, San Nicolás, San Román, San Sebastián, Santiago, Santibáñez, San Vicente, Santisteban, Santacruz, Santamaría, Santamarina, Santaolaya/Santolaya...

Referentes a los meses: Febrero, Abril, Mayo.

De acciones: Carrera/s, Salto/s...

De elementos celestes: Cénit, Centella/s, Luna...

De origen incierto o desconocido.

A veces ocurre que un patrónimo posee un significado ligado a la persona que lo porta, el más corriente es la relación con su oficio o sus ocupaciones o profesiones, y entonces lo denominamos aptónimo:

el ex ministro de El Salvador "José María Campo" → ministro de agricultura.
Cuando el aptónimo tiene cierta carga irónica, creada con esa intención o surgida circunstancialmente, se denomina inaptónimo.
•el ex ministros español "Jaime Mayor Oreja" → ministro del interior, actividad para la que hay que tener una "gran oreja" para saber escuchar;
• la ex ministra española "Ana Mato" → ministra de Sanidad, actividad que precisamente quiere evitar ""la muerte"";
• el ex ministros colombiano "Manuel Jaime Guerrero Paz", → ministro de Defensa,
• el español "Emilio Botín" → banquero descendiente de una larga lista de banqueros, que se hizo con una gran suma de dinero o "botín",
• el español "Máximo Cuervo", Director General de Prisiones tras la Guerra Civil española;
• el coronel boliviano "Antonio Coca" → narcotraficante.
Junto al nombre legal, hay otros nombres que puede tener una persona, como hemos mencionado más arriba, como es el de los hipocorístico: denominación afectiva y deformada de un antropónimo propia de la amistad o del ámbito infantil: "Chema", "Paco", "Manolo", "Tolín", "Pepa"...

Pero también, cuando un príncipe o un cardenal se transforman respectivamente en rey o en papa, suelen recibir un nombre nuevo: "Felipe VI", "Juan Pablo I"...

Es así, también, costumbre entre el clero, trocar el nombre mundano por otro "religioso o de religión", que es el que se adopta cuando se entra en una orden religiosa regular masculina o femenina. Por ejemplo, Juan de Yepes Álvarez se transformó en Juan de la Cruz cuando entró en la orden de los carmelitas descalzos y Teresa de Cepeda y Ahumada en Teresa de Jesús cuando entró en la rama femenina de la misma orden. El nombre que se abandona es una clase de retrónimo.

Un retrónimo, pues, es el nombre que se ha abandonado o ya no se utiliza porque ha sido sustituido por otro. También se denomina así al nombre que suscita un nombre paralelo nuevo que designa algo con lo que forma pareja: la denominación del famoso torero "El niño de la Capea" suscitó la formación de "El niño de la Palma", otro famoso torero, por lo que es su retrónimo.

A semejanza de estos, hay personas que adquieren "nombre artístico", buscando sonoridad o que puedan ser más fácilmente diferenciados, y mejor recordados y reconocidos: "María de los Ángeles López Segovia" trocó su nombre por "Lina Morgan".

9. LOS NOMBRES DE PILA MÁS FRECUENTES EN ESPAÑA.

[Puede ver en este enlace del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuántas personas hay con el mismo nombre de pila o apellido que quiera buscar, en España: http://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736177009&menu=resultados&idp=1254734710990].

A fecha de 2016, de un listado de 24.517 nombres de varón, los más frecuentes son: Antonio (702.882), José (625.280), Manuel (609.506), Francisco (519.796), David (361.991), Juan (360.743), José Antonio (314.363), Javier (304.459), José Luis (298.983) y Daniel (290.613); y los menos frecuentes son los nombres de origen asiático (Ziyi, Yunfei, Xenki, Qunfeng, Jinlin...), árabe (Muhammad Yousaf, Laziz, Hassam, El Hossein, Abdelkamel...), inglés compuesto (Walter Arturo, William Alexis, Freddy Oswaldo, Edward Daniel...), o procedentes de lenguas africanas.

En cuanto a las mujeres, de un listado de 24.824 nombres posibles, los más frecuentes son: María Carmen (664.804), María (624.184), Carmen (407.389), Josefa (290.950), Ana María (275.622), Isabel (275.443), María Pilar (266.058), María Dolores (263.322), María Teresa (254.963) y Laura (254.773); y los menos frecuentes: los asiáticos (Yujiao, Yasuko, Xinling, Qiuyán, Ke Xin, Dongju, Chan...), los nombres árabes(Yalila, Hifza, El Hajja...), los compuestos del inglés (Stefanía Roxana, Jessica Stefanía...) o de lenguas eslavas (Penka Ivanova, Petya Georgieva...) o africanas.

En total 6,6 millones de españoles (95 % en mujeres y 5 % en hombres) tienen María como parte de su nombre de pila, y 3 millones de españoles (93 % en hombres y 7 % en mujeres) tienen José.


ADDENDA:. LEGISLACIÓN ESPAÑOLA SOBRE LOS NOMBRES Y APELLIDOS.

En España, toda persona tiene derecho a un nombre y dos apellidos desde su nacimiento. Si no se lo ponen sus padres, el encargado del Registro civil impone un nombre y unos apellidos de uso corriente al nacido cuya filiación sea desconocida, y al que teniendo padres, si tras haberles apercibido y transcurrido un plazo de tres días, no le ponen un nombre de uso corriente también se lo pondrá el funcionario.

Como existen cooficialida de lenguas (castellano, catalán, gallego, valenciano, vasco), a petición del interesado o de su representante legal, el encargado del Registro Civil sustituirá el nombre propio de aquél por su equivalente en cualquiera de las lenguas españolas.

Cuando se es mayor de edad, o el representante legal cuando se es menor de edad, se puede solicitar el cambio de nombre y apellidos. La inversión de apellidos de los mayores de edad y su regularización ortográfica para adecuarlos a la gramática y fonética de la lengua española correspondientes, se puede solicitar en todo momento por el interesado.

[Cfr.: Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil].




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