4 de marzo de 2015

LAS MOAXAJAS. (III). LA LÍRICA ÁRABE VULGAR Y TRADICIONAL EN AL-ANDALUS.


Este artículo lo vamos a dividir en tres secciones por problema de espacio.

TEMAS QUE VAMOS A DESARROLLAR EN EL CONJUNTO DE LAS III SECCIONES
SECCIÓN I.
Qué es una moaxaja?
Origen de la moaxaja

IR A SECCIÓN II.
Muqaddam ibn Mu'afa al-Qabrí, el ciego, inventor de las moaxajas.
Estructura de la moaxaja.
Diferencias estructurales entre la qasida y la moaxaja.
Temas de la moaxaja.

IR A SECCIÓN III.
Autores de moaxajas.


AUTORES DE MOAXAJAS.

Los maestros más grandes de la moaxaja no fueron necesariamente "dobles visires" (du l-wizaratayn) como ibn Lubbun de Murviedro o ibn Ruhaym de Bocairent, o judíos de descendencia real y noble como Moseh ibn Ezrá de Granada (que llegó a renegar de sus moaxajas, considerándolas un error de juventud), los hubo, como dice E. García Gómez, analfabetos como Yazzar, el carnicero zaragozano, o Jabbaz, el panadero de Murcia, etc. Quizá, por eso, no se tuvo en tanta estima entre la élite ilustrada, salvo excepciones siempre, y sí entre el pueblo.

Algunos de los cultivadores de moaxajas fueron:

SIGLO X.-

■ El cordobés Said ibn 'Abd Rabbi-Hi, del que hemos dicho que perfeccionó la moaxaja. Procedente de una familia "mawali" de origen cristiano,

No hay que confundirlo con su tío Abu ˁUmar Ahmad ibn Muhammad ibn 'Abd al-Rabbi-Hi (860-940 d.n.e.), poeta cordobés, también, panegirista al servicio de los omeyas,

«desde el reinado de Muhammad (852-886) hasta mediado el del califa ‘Abd alrRahman III al-Nasir (912-961), habiendo compuesto también alabanzas a los emires al-Mundir (886-888) y ‘Abd Allah (888-912), bajo cuyo reinado comenzó a ejercer como portavoz de los poetas ante el príncipe»
[ Veglison Elias de Molins, Josefina.- “Ibn Abd Rabbihi, un precursor del nacionalismo literario andalusí”, in Jábega, núm. 97, 2.008, pág. 15.]

Conocido por su libro de adab (género que desarrolla las materias necesarias para la instrucción de las personas), "Kitab al-ˁIqd al-farīd" ("El collar único")[Cfr.: Ibn 'Abd al-Rabbihi.- El collar único (ed. de Josefina Veglison). Madrid, Síntesis, 2007], donde en sus 25 capítulos comenta e ilustra con citas y ejemplos las virtudes sociales y los conocimientos que todo buen monarca árabe debe saber, además cultivará el género floral (wasf), el báquico (jamriyyat) y la qasida clásica, siendo famoso por su intento de "abasizar" la poesía en la corte califal.

«Ella se despidió de mí con suspiros y abrazos,
Y luego me preguntó cuándo habríamos de encontrarnos nuevamente.
Presentóse a mí sin velo, al descubierto, y la aurora
Recibió de ella nueva luz (por la hermosura de su cuello)
Rodeada por las aberturas de la túnica y los collares.
¡Oh, tú, cuyo semblante languidece sin enfermedad!. Ante los ojos
Está el lugar de combate para los amantes.
Ciertamente que el día de la separación es un día terrible
En grado sumo. ¡Ojalá que yo hubiere muerto antes del día de la separación!».

Recogió sus poemas en su obra titulada "Al Mahaçkat" , en la que cada una de los poemas exóticos va seguido de otro moral o religioso, para así “purificar las ideas profanas de las primeras con los sentimientos religiosos que exhortaban las segundas”, según él mismo decía.

Rápidamente se hizo un clásico, pues al-Ta’alibi lo incluyó en su antología “Yatimat al-dahr fi mahasin ahl al.’asr” (“Perla de la época”).
[Continente, J. M..- “Sobre la poesía amorosa de Ibn ‘Abd Rabbihi”, in Al-Andalus, 35 (1.979), pp. 355-380.]

■ El cordobés Yûsuf ibn Hârûn ar-Ramâdî (917-1.012 d.n.e.), panegirista de Almanzor, apodado "el ceniciento", castigado a silencio perpetuo , fue muy conocido y apreciado en su época por su estilo moderno al estilo de Abu Nuwas, en composiciones de gazal, wasf o jamriyyat.
[Cfr.: Andú Resano, Fernando.- El esplendor de la poesía en la Taifa de Zaragoza. Zaragoza, Mira, 2007.]

«El mirto, la azucena, el jarmín lozano y el alhelí tienen gran mérito y con él se enseñorea el jardín.
Pero el mérito de la rosa es aún mayor.
¿Acaso es el mirto otra cosa que aroma que se extingue arrojado al fuego?
La rosa, aun marchita, deja en el agua perfume que perdura tras de ella.
El mal de la azucena es muy común: tras un instante baja a la tumba.
El jazmín es humilde en sus orígenes, pero su aroma es solemne y orgulloso.
El carácter del alhelí está trastornado, es como un ladrón, se despierta tras la oración de la noche.
La rosa es la señora de los jardines, aunque es sierva de la rosa de las mejillas».
Según ibn Bassam introdujo la rima interna dentro de las jarchas de las moaxajas:
éste fue el primero que desarrolló la composición, combinando varios markaz juntos, y estableciendo un diferente markaz en cada pausa; esta forma fue continuada por los poetas de su tiempo como Mocarram ben Said y Abná ben al-Hasan".
[Julián Ribera.- La música de las Cantigas. Estudio sobre su origen y naturaleza con reproducciones fotográficas del texto y transcripción moderna. Madrid, 1.922, pág. 67.]

SIGLO XI.-

■ El valenciano Ubada ibn Ma' al-Samá (m. 1.040 d.n.e.), que acortará e introducirá pausas dentro del hemistiquio de la moaxaja. De este modo, suele señalarse a este poeta ncomo el creador de la estructura en estrofas de la moaxaja, generando la norma que todos los demás seguirán imitándole.
[Cfr.: Wilhem Hoenerbach.- “El andalusí ‘Ubada b. Ma’ al-Sama’: su poesía clásica en las antologías de ibn Bassam e ibn al-Kattani”, in Andalucía Islámica. Textos y Estudios, 4-5 (1.983-1.986), pp. 69-106.]

■ El cordobés Ahmad ibn ˁAbd Allāh ibn Aḥmad ibn Gālib ibn Zaydūn (en árabe, أحمد بن عبد الله بن زيدون), más conocido simplemente como Ibn Zaydun o por Abenzaidún(1.003-1.070), así como el "Tibulo de Andalucía", considerado por Ibn Hayyan como "el joven de las bellas letras, árbitro de la gracia, poeta de las magníficas descripciones…", fue visir de ibn Yahwar y luego de al-Mutadid, al que ibn Bassam tuvo como el poeta con mayor perfección del momento, celebrado por su “casida en nun”, fue conocido como el enamorado de Wallada, hija del califa omeya Muhammad III, prototipo de princesa culta y hermosa (de la que ibn Baskuwal decía que fue «muy culta e instruida, principalmente en la poesía y las letras, lo que le permitió competir con los hombres de letras conversas, con los poetas y discutir con los hombres de ciencias»).
[Cfr.: Cabello, Matilde. Wallada, la última luna. Códoba: Almuzara, 2005.]

Su vida, la resume así Elías Terés:

En principio, se le confiaron cargos de importancia en la administración del nuevo Estado cordobés que había sucedido al califato, pero la alternativa política, la intriga, los celos, la virulencia de alguna de sus letras, unido ocasionó su caída…
Fallaron sus relaciones amorosas con Wallada y apareció un rival poderoso, Ibn ‘Abdus, con peligrosa influencia; despechado, el poeta redactó una arrebatada risala que ponía en solfa a su celoso rival, con la consiguiente reacción implacable del ridiculizado. Todo se conjugó contra ibn Zaydún y fue a parar a la cárcel. [
Tras huir y recorrer diversos territorios de Al-Andalus: desde Valencia a Badajoz, de Málaga a Sevilla…] vuelve a Sevilla, donde encuentra excelente acogida por parte de Mu’tamid, y alcanza el favor del monarca, con quien mantiene coloquios poéticos, le dedica panegíricos y obtiene recompensas e importantes cargos.”
[Ibn Zaydun.- Casidas selectas (ed. Blilingüe de Mahmud Sobh). Madrid, Cátedra, 2.005, pp. 10-11]

En su obra son observables los conceptos del amor neoplatónico con la descripción de experiencias físicas, llegando a concebir el amor como una religión, con tópicos comunes al "amor cortés" provenzal: sumisión, fidelidad, constancia, amor como prisión, idealización de la amada y secreto de la relación amorosa, etc.

Transcribimos la famosa QASIDA EN NUN, que E. García Gómez calificó como "el más bello poema de amor de los musulmanes de España y uno de los más famosos de la literatura árabe universal". :

La aurora del día de la separación que ha de reemplazar el de nuestra unión, acaba de aparecer; ha llegado el momento de alejarnos mutuamente de la dulzura de nuestras citas.
Pues, mientras surgía el alba tras de la noche, hemos hallado la muerte, y el que se encarga de las lamentaciones fúnebres se ha alzado para llorarnos.
¿Quién hará saber a aquellos cuyo alejamiento nos impregnó de tristeza ―tristeza que no consume el tiempo, pero que nos consume― que el destino, sonriente cuando estábamos entre ellos nos hace ahora verter lágrimas?
Nuestros enemigos se irritaron al vernos saciar mutuamente nuestro amor y desearon vernos agobiados de pena. Y la suerte ha dicho: «¡Que así sea!»
Entonces, la que estaba atado en nuestras almas, se ha desatado, y se ha roto la que por nuestras manos fuera unido.
En otro tiempo no temíamos la separación; henos hoy sin esperanza de reencuentro.
¿Puedo yo saber, yo que jamás he dado satisfacción a nuestros enemigos, si mis enemigos han obtenido de ti algún favor?
Jamás creímos en nuestra separación, más que por nuestra voluntad, jamás nuestra firmeza se debilitó con otra creencia.
Pensaba que la desesperación con sus crisis me procuraría el olvido.
Estoy desesperado. ¿Por qué, pues, la desesperación ha excitado mis recuerdos?
Vos os habéis alejado y yo también; mis caderas se ha resecado por el violento amor y mis lágrimas no se agostan.
Cuando mis íntimos pensamientos vuelan para hablaros en secreto al oído, estoy próximo a morir de dolor, mientras procuro sufrir con paciencia.
Al perderos, los días se han transformado, se han vuelto sombríos, mientras que antes, gracias a vos, incluso las noches eran resplandecientes.
Cuando el fin de la vida era desinteresarme de todo que no fuera nuestro cariño, y la fuente donde abrevaba mi gozo era pura por la sinceridad de nuestro amor.
Cuando inclinábamos hacia nosotros las ramas de la intimidad, que nos tendían sus frutos maduros, frutos que a manos llenas cogíamos.
Ojalá pueda mi fidelidad ser regada por la ola primaveral de la dicha! Pues tú eres para mi alma el perfume que la embalsama.
No pienses que tu ausencia, lejos de mí, cambiará mi corazón, aunque se prolongue; el alejamiento no cambia el corazón de los que aman.
¡Lo juro por Alá! Nada ha buscado mi deseo para reemplazarte; mis votos no se han alejado de ti.
¡Oh relámpago que surcas la noche, vete de madrugada a palacio; derrama el aura de la felicidad sobre la que me daba a beber el vino puro del amor y la pasión!
Y allí, si el pensar en mí entristece a la amiga cuyo recuerdo esta noche causa mis penas.
¡Oh soplo ligero del céfiro!, lleva mi saludo a quien, a pesar de la distancia, me devolverá la vida, si me saludara.
A quien no ve que el destino me hace morir, el destino a quien ayuda, cuando por mi parte no ha tenido motivo de queja.
Es de estirpe real y se creería que Dios la ha hecho de almizcle, mientras a los demás mortales los hizo de limón.
O que la moldeó de plata sin mezcla y la ha coronado con el más puro oro virgen, al hacerla y adornarla.
Si se inclina, halla pesadas las perlas de su collar, a causa de su vida de bienestar; los anillos ensangrientan su carne delicada.
El sol, embelleciéndola, ha sido para ella nodriza llena de ternura; y sin embargo, ella no ha ofrecido su bello cuerpo al sol más que algunos instantes.
Se diría que el sol ha fijado en medio de sus mejillas la brillante marea de los astros, como un talismán benéfico, como un adorno.
No nos estorbó el no haber sido su igual en nobleza; pues, en la pasión, el mutuo abandono de amor es suficiente.
¡Oh jardín!, hace mucho tiempo que mis miradas no han acariciado rosas ni englantinas, arrebatadas por la brisa en pleno frescor.
¡Oh paraíso cuyos resplandores me han inundado con sus reflejos; innúmeros deseos, infinitas delicias.
¡Oh mansión de felicidad! Viví en su bienestar, bajo el manto de los favores cuyos pliegues sostuve durante algún tiempo.
No te he nombrado por tu nombre; es por respeto a ti; porque te honor. Tu alta situación me impide nombrarte.
Pues tú eres sin igual; no tienes par en cualquiera de tus cualidades. Me basta con describirte clara y sencillamente.
¡Oh, Edén de la eterna felicidad!, en el que yo he cambiado el agua de las fuentes y del río del paraíso, tan agradable, por el fruto del árbol del infierno y el alimento de los condenados.
Pudiera decirse que no hemos pasado juntos una noche, sin que nuestra unión haya estado de tercera, mientras nuestra dicha hacía desviar los ojos de nuestros detractores.
Escondidos entre las benévolas tinieblas nocturnas, que nos ocultaban hasta que el alba, al apuntar, amenazaba descubrirnos.
No es sorprendente que pregone la tristeza, ya que se me ha obligado a alejarme de la amiga, ni que haya olvidado la paciencia.
Ya recité mi dolor, como suras escritas, el día de la separación, y tomé como norma la paciencia.
Pero tu amor… no, yo no puedo, con justicia, compararlo a un brebaje, aunque cuando él me abrevaba me llenaba de alteración.
No he tratado con desprecio la morada de bellezas en la que tú eres la estrella; para consolarme del olvido no lo he rehuido por despecho.
No me he alejado voluntariamente de tu lado: las vicisitudes de mi destino me han hecho partir en contra de mi voluntad.
Estoy triste por ti. Cuando el vino joven me excita, al inundarme con sus reflejos; cuando hacemos cantar a los cantores, ni las copas de vino calman mi espíritu, ni las cuerdas de los instrumentos consiguen distraerme.
Sé fiel al pacto, puesto que yo continúo observándolo; el ser bien nacido es aquel que trata con equidad tal como es tratado.
No he buscado compañía que pueda saciarme en tu lugar, no me he servido de nadie para reemplazarte.
Aun cuando la misma luna llena, que ilumina las tinieblas, descendiera por mi amor de los lugares por donde sigue mi curso, no podría cautivarme como tú.
Cumple el pacto; mas si no me concedes el don de volver a reunirnos me satisfaré con la ilusión y con el recuerdo.
Tu respuesta me será de gran provecho si aumentas con ella los beneficios que no has cesado de prodigarme.
Que Dios, por mis súplicas, te conceda salud, mientras dure en ti un ardiente amor. Escóndelo a las miradas y no descubras mi retiro.
■ Abu Bakr Muhammad ibn Ahmad ibn Ruhaim de Bocairente, quien cantaba en "lengua 'ayamiyyi" o "romí", y de quien recogemos un elemento fundamental en las moaxajas con respecto a las jarchas, cual es el que deben ser introducidas éstas por un verbo de decir, como vemos en expresiones como:
• "Mi corazón enfermo vuela como una golondrina hacia él, mientras exclamo en lengua de Edom (cristiana)...”
“El corazón desfallece debido a su canto que aniquila, como la gacela que canta en la lengua de los Cristianos...”
• “Es una joven admirablemente bella, que claramente canta en su lengua agamí
(bárbara, cristiana)...".

De él tenemos moaxajas con jarcha romance, como la que dice: ”¡no me muerdas, amigo! ¡No,/ no quiero al que hace daño!/ El corpiño es frágil. ¡Basta!/ a todo me niego!”. O esta otra que dice:

Man li-qalbī bi-‘idrāki l-wisāli,
wa-hwa min auŷāli-hi fī ttişāli?
Aiyu qalbin bi-ŷawà l-hubbi dāli,
qaliqin, wa-mā bi-hi min waŷībi
mudībi li-l-mašūqi l-ka’ībi!

Wa-lladī ‘ahwā-hu sālī l-fu’ādi:
laisa yadrī — bi-ladīdi r-ruqādi —
mā ‘uqāsī min alīmi s-suhādi.
Aiyu zabyin zāzirin ka-l-murībi,
rabībi, wa-laisa bi-l-munībi!

Vayse meu corachón de mib:
ya Rab, ¿si me tornarád?
¡Tan mal meu doler li-l-habib!
Enfermo yed, ¿cuánd sanarád?

Dime, ¿podrá conseguir lo que anhela
quien adolece de males sin tregua?
¡Ay, corazón que el amor atormenta!
Esta inquietud y dolor en que vive
derrite de deseos al triste.

Sufro, de aquel a quien amo, el olvido,
porque no sabe, en su sueño tranquilo,
que nunca acaba el insomnio en que vivo.
¿Quién a esos lánguidos ojos resiste,
si dicen que del mal no desisten?

Mi corazón se me va de mí.
Oh Dios, ¿acaso se me tornará?
¡Tan fuerte mi dolor por el amado!
Enfermo está, ¿cuándo sanará?

Ibn Arfa Rasuh de Toledo (m. 1.075).

■ Abu-l-Walid Muhammad ibn 'Abd al-'Aziz ibn al-Mu'allim de Sevilla (m. 1.090), de quien conservamos diversas moaxajas con jarcha en romance, como aquella que dice: “no dormiré, madre./ Al rayar la mañana,/ viene Abul-Qasim,/ con su faz de aurora”. O esa otra que canta: "¡Ven, oh hechicero!/ Un alba que tiene tan hermoso fulgor,/ cuando viene pide amor".

■ Abu Muhammad ‘Abd Allah ibn Harun al-Asbahi al-Laridi, de quien tenemos una moaxaja con jarcha en romance que dice: “no dormiré, madre./ Al rayar la mañana,/ viene Abul-Qasim,/ con su faz de aurora”.

■ Abu Bakr Muhammad Ibn al-Hasan al-Kumait al-Garbi, "el del Algarbe", al-Batalyawsi, "el de Badajoz"(ca. 1.100),cantor del rey Mustain de Zaragoza, y a quien se le atribuye una moaxaja con jarcha en romance, que dice: “no se quedó, ni me quiere decir palabra. No sé con el seno abrasado dormir, madre”. Y otras más, como: "No quiero, no, amiguito,/ sino el morenito".

■ Muhammad ibn ‘Ubãda al-Qazzaz al-Mãlaqi (m. 1.107), de quien tenemos moaxajas con jarcha romance, como aquella que dice: “dueño mío Ibrahim,/ oh nombre dulce,/ vente a mí/ de noche./ Si no, si no quieres,/ iréme a ti,/ ¡dime a dónde!,/ a verte.”

■ Abú Isa ibn Lubbun ibn Lubbun, rey de Sagunto (Murviedro), de quien tenemos la moaxaja que acaba con la jarcha: "Madre, mi amigo/ se va y no tornará más./ Dime qué haré, madre:/ ¿no me dejará un besito?".

■ Abu Bakr Muhammad ibn Labbana de Denia(m. 1113), “el hijo de la lechera”, nacido en Benisa, es, junto a ibn Zaydún, ibn ‘Ammar de Silves y al-Mutamid, el póker de ases de la lírica arábigo-andaluza del siglo XI. La moaxaja que tenemos de él es un panegírico dedicado a al-Mamún (1.037-1.075), reyezuelo de Toledo.

SIGLO XII.-

■ Abu-l- ‘Abbas Ahmad ibn Abd Allah ibn Hurayra al-Absi (m. 1.130), conocido como “el ciego de Tudela” (al-A‘mà al-Tutili ), fue uno de los poetas más conocidos de la época almorávide, haciéndose gran eco de la elegía que compuso a la muerte de su esposa. [Cfr.: W. S. Alkhalifa.- A’ma al-Tutili. Las moaxajas. Pamplona, 2.001] Además, de él tenemos diversas moaxajas con jarcha romance, como aquella que decía: “

■ Abu Bakr Yahyà as-Saraqusti (al-Yazzar, el carnicero de Zaragoza) (m, 1.143), cultivador de moaxajas con jarcha romance, como aquella que dice: ”que amé/ hijito ajeno/ y él a mí./ Quiérelo/ de mí apartar/ su guardador”.

Ibn Baqí de Córdoba (m.1145), de quien tenemos la moaxaja con jarcha romance que dice: “Viene la Pascua, ay, aún sin él, / lacerando mi corazón por él”.

■ Abu Bakr ibn Malik As-Saraqusti, secretario del rey Lobo.

Ibn Gurla del Algarbe, de quien podemos leer la moaxaja “al-arus” [Hoenerbach, W.- “Teoría del ‘zéjel’ según Safi al-Din Hilli”, in Al-Andalus, XV,2 (1.950), pp. 297-334]

■ Abu Bakr Yahyà ibn al-Sairafi al-Ansari.

Al-Jabbaz, el panadero de Murcia.

Abu-l-Qasim al-Maniši.

■ Abu-l-Walid Yunus ibn ‘Isa al-Jabbas Mursi.

Al-Mu‘tamid ibn ‘Abbad.

Ibn Quzman.

■ El zaragozano Ibn Báya (Avempace)(m.1138).

■ Abu Bakr Yahyà ibn Baqi

Ibn Zuhr (m.1198).

SIGLO XIII.-

Ibn Sahl (m.1251),
SIGLO XIV.-

■ El granadino Ibn al Jatib (1.333-1.375)

Escúchalo

Moaxaja de Ibn Jatib (1313-1374),
interpretada por Fairuz

Ibn Zamrak (1.333-1.392)...

■ Abu 'Isa ibn Labbun, señor de Murviedro y cadí de al-Mamún, rey de Toledo. La moaxaja que conocemos de él tiene por tema el amor: el poeta enamorado de una esclava se humilla ante ella.


Y en lengua hebrea:

Mošéh ben 'Ezra de Granada (1.055-1.135 d.n.e.) compuso desde hermosos poemas de amor, a epigramas, máximas y composiciones religiosas, especialmente de penitencia, que han sido acogidas por la liturgia hebrea. Sus obras se recogieron en un Cancionero y en el “Libro del collar”.

Los que indagáis cómo no se velaron de mi corazón las penas,
preguntad al ciervo cruel que cuaI león devora.

El fragor de mi amor entre mis costillas oculte
temiendo el ardor de su enojo, a no ser por las lagrimas
5 que en el tumulto de mi dolor derramara, mis llagas desvelando;
me afligieron mis ojos, que sabiendo el secreto de mi mente,
en silencio a mi ciervo lo delataron, y se irritó conmigo.

Tras los encantos de su hermosura va mi corazón ardoroso,
recogen mis ojos sus rosas de los jardines de sus mejillas,
10 mas él, airado, hace de su bel1eza arma de sus manos.
Mis enemigos de mí se apiadan al ver a mi adversario
con rostro luminoso, y el fuego mi carne devorando.

La Osa retira su luz ante su resplandor;
devora su pupila vigorosos leones al mirarlos;
15 enfurece y deja mi corazón por su dolor tronzado.
¡Amigos míos!, no os quejéis, que si mi pena
sus ojos causaron, en ellos está mi mal y mi remedio.

Los rizos de su cabeza son como mi corazón oscuros, sus ojos
espada desenvainan contra mi dorso hasta dejarlo como sus caderas;
20 por mi pena vierten mis ojos lágrimas a sus dientes parejas.
Ojalá, ¡Dios mío!, se consoliden los caminos de mi amado,
y se apiaden sus ojos de mi mal y de mi gran dolor.

Rompe mi corazón la corza con sus bellas palabras;
al recordar que el hombre con malicia quiebra los lazos,
25 canta ante mi con lagrimas la canción de los ciervos:
adamay jiliolu alienu ed el a mibi
kered-lu de mi vetari su al-raqibi
.

(«Ame a un hijito ajeno, y él a mí;
quiérelo de mi apartar su guardador».)
Sáenz-Vadillos, A.- "Diez moaxajas hebreas de Moseh ibn Ezrá: traducción y comentario", in MEAH,39, 2 (1.990), pp. 61-62]

■ El tudelano Yehudah Ben Samuel ha-Leví (1.070-1.141 d.n.e.)...

Sáenz-Badillos Pérez, Ángel.- “Las moaxajas de Yehuda Ha-Leví”, in Actas del VI Simposio de la Sociedad de Literatura General y Comparada (Granada, 13, 14 y 15 de marzo de 1.986). Granada, Univ. de Granada, 1989, pp. 123-130] ■ El tudelano Abraham ben 'Ezra (1.092?- 1.167 d.n.e.), de quien tenemos la moaxaja con jarcha romance que dice: ”Dime, ¿qué haré?,/ ¿cómo viviré?/ A este amigo espero: por él moriré”.

[Cfr.: Ibn Ezra, Abraham. Sefer Moznayin (ed. y trad. L. Jiménez Patón). Córdoba, 2002.
Ibn Ezra, Abraham. Sefer Berurah. La lengua escogida ( ed. y trad. E. Ruiz). Córdoba, 2004.]

Yehuda Ben Ghiyath.

Yosef al-Katib

Yosef Ben Saddiq (Joseph ben Jacob ibn Zaddik) de Córdoba (1.080-1.149), autor del “Libro del microcosmos”, escrito en árabe, fue rabino de Córdoba, ocupando el cargo de “dayyan” junto al padre de Maimónides. También creó moaxajas con jarcha romance, como aquella que dice: “¿Qué haré, mamá?/ ¡Mi amado está a la puerta!”

■ El toledano Todros Ha-Leví Abû-l-'Afia (1.247-1.306 d.n.e.), de [cfr.: I. F. Baer.- “Todros Ben Yehuda ha-Levi and his time”, in Sion, vol. II (1.937), pp. 19-55; y Judith Targarona.- “Todros Ben Yehuda Ha-Levi Abulafia, un poeta hebreo en la Corte de Alfonso X el Sabio”, in Helmíntica, XXXVI ( 1.985), págs. 195-210 ], que estuvo al servicio de Alfonso X el sabio. Estuvo en contacto con Giraut Riquier, por lo que hallamos cierta fusión entre los motivos andalusíes y trovadorescos en sus poemas.

1. Cuando yo no tenía razón ni saber
mi corazón corría hacia toda hermosa y sin tacha
2. y en los días de juventud amaba a las doncellas
y anhelaba en gran medida a las gacelas;
3. colmar su deseo era sólo su voluntad
de toda bella de aspecto y encumbrada,
4. no diferenciaba desdeñable de preciada,
de hija de noble, majestuosa como un ejército con las insignias desplegadas.
5. El tiempo hizo pasar la mocedad
y fue como un viajero cuyo carruaje está enganchado;
6. en la maldad de mis actos pensó mi corazón
y casi se me cubrió la cara de vergüenza;
7. no volví a amar a una doncella
si no era digna de honor y virtuosa.
8. Y he aquí que mi alma se prendó del alma
de una gacela más valiosa que la Osa Mayor y las Pléyades
9. Es una gacela que se asemeja al sol;
aunque su imagen es preciada y excelsa,
10. y la fama de su belleza ya se expandió por el mundo
y alcanzó los extremos de Occidente y Oriente,
11. la amé, y puse su amor
en la niña de mis ojos grabado con un punzón de hierro.
12. Mi amor por ella es como un sello anular
encerrado y marcado en mis entrañas
13. Está en los pensamientos de mi corazón
como una cerca de oro en hileras de amatista;
14. a diario me turbará su lejanía
y no dará reposo a mis párpados.
15. No pensaré en tocarla jamas
pues ¿qué vale mi vida para que yo la toque?;
16. ¡sé que me espera un mar de miel goteando
en su boca, y me moriré de sed!
17. Me basta de ella oír sus palabras
dulces y ver su graciosa figura;
18. me basta, cuando pienso,
su imagen en mi corazón representada.
19. Aunque la oyera o la viera
no dejaría en mí ninguna conmoción.
20. Al muerto el verla haría resucitar
y al débil hace levantar con sus palabras,
21. pero no anhelo su amor para el placer del
cuerpo, sólo para el placer del alma.
22. Aunque no se muestre a mí,
¿podrá no mostrarse acaso a ojos de mi corazón?
23. Está lejana pero, en todo momento, de cerca
la contemplaré con ojos que no se cierran
24. con el pensamiento muy puro, inmaculado,
y con un gran anhelo, inmensurable.
25. Hay quienes dicen: ¿a Fulanita esperas?
¡en el cielo es, ciertamente, la luna y el sol!
26. Y un esplendor de luz esperas tomar en tus manos
pero nada te quedará entre ellas;
27. ¿por qué entristecer tu alma con su amor?
¿amará la que es constelación de estrellas al que es constelación de falsedad?
28. ¿Podrás subir hasta ella al cielo?
¿bajará para ti ella a la tierra?
29. deja su amor y aléjate de las damas ilustres;
entre las muchachas busca una paloma sin defecto
30. que se apresure a hacer realidad tus ansias
y corra a cumplir tu voluntad sea cual sea.
31. No persigas ya más sino a una cierva
que tengas a tu alcance conseguir.
32. Les contesté: "¡Ignorantes!" no digáis cosas vanas, os lo pido,
y callaos, pues será prueba de sabiduría por vuestra parte!
33. ¿Es preferible que ame a una muchacha ansiosa
por satisfacer el deseo de la juventud, y deshonesta?
34. ¿acaso así como sacie mi deseo
no saciará con engaño el de todo el que se acerque?
35. Me solazaré colmando mis apetitos
y me sucederá lo que sucede a la bestia,
36. Pero no permanecerá por siempre sino
el amor de nada está prendido
37. Qué placentero y qué bueno es el anhelo que
en el pecado y la culpa no se basa.
38. El deseo de los ignorantes, es deseo agreste
pero el deseo de los nobles, está en el pensamiento.
[Aviva Dorón.- “La poesía amorosa hebraico-española del siglo XIIIcomo punto de confluencia de motivos trovadorescos y andalusíes”, in Actas XIII Congreso AIH. Tomo I., pp. 115-116]


En este tipo de moaxajas, hay que decir que también tenemos moaxajas con jarcha en romance, como aquella que dice: ”Mi corazón se me va de mí./ ¡Ay, señor, no sé si me volverá!/ ¡Me duele tanto por el amigo!/ Está enfermo: ¿cuándo sanará?”


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SECCIÓN I.
Qué es una moaxaja?
Origen de la moaxaja

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Muqaddam ibn Mu'afa al-Qabrí, el ciego, inventor de las moaxajas.
Estructura de la moaxaja.
Diferencias estructurales entre la qasida y la moaxaja.
Temas de la moaxaja.

IR A SECCIÓN III.
Autores de moaxajas.




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