Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio en esta guisa:
-Patronio, un hombre me dijo una razón y mostrome la manera cómo podía ser. Y bien os digo que tantas maneras de aprovechamiento hay en ella que, si Dios quiere que se haga así como él me dijo, que sería mucho de pro pues tantas cosas son que nacen las unas de las otras que al cabo es muy gran hecho además.
Y contó a Patronio la manera cómo podría ser. Desde que Patronio entendió aquellas razones, respondió al conde en esta manera:
-Señor conde Lucanor, siempre oí decir que era buen seso atenerse el hombre a las cosas ciertas y no a las vanas esperanzas pues muchas veces a los que se atienen a las esperanzas, les acontece lo que le pasó a doña Truhana.
Y el conde le preguntó como fuera aquello.
-Señor conde -dijo Patronio-,
hubo una mujer que tenía nombre doña Truhana y era bastante más pobre que rica; y un día iba al mercado y llevaba una olla de miel en la cabeza. Y yendo por el camino, comenzó a pensar que vendería aquella olla de miel y que compraría una partida de huevos y de aquellos huevos nacerían gallinas y después, de aquellos dineros que valdrían, compraría ovejas, y así fue comprando de las ganancias que haría, que hallóse por más rica que ninguna de sus vecinas.Y con aquella riqueza que ella pensaba que tenía, estimó cómo casaría sus hijos y sus hijas, y cómo iría acompañada por la calle con yernos y nueras y cómo decían por ella cómo fuera de buena ventura en llegar a tan gran riqueza siendo tan pobre como solía ser.
Y pensando esto comenzó a reír con gran placer que tenía de su buena fortuna, y riendo dio con la mano en su frente, y entonces cayóle la olla de miel en tierra y quebróse. Cuando vio la olla quebrada, comenzó a hacer muy gran duelo, temiendo que había perdido todo lo que cuidaba que tendría si la olla no se le quebrara.
Y porque puso todo su pensamiento por vana esperanza, no se le hizo al cabo nada de lo que ella esperaba.
Y vos, señor conde, si queréis que los que os dijeren y lo que vos pensareis sea todo cosa cierta, creed y procurad siempre todas cosas tales que sean convenientes y no esperanzas vanas. Y si las quisiereis probar, guardaos que no aventuréis ni pongáis de los vuestro, cosa de que os sintáis por esperanza de la pro de lo que no sois cierto.
Al conde le agradó lo que Patronio le dijo e hízolo así y hallóse bien por ello.
Y porque a don Juan contentó este ejemplo, hízolo poner en este libro e hizo estos versos:
A las cosas ciertas encomendaos
y las vanas esperanzas, dejad de lado.
Si quiere seguir leyendo más cuentos de este libro, cliquee en este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
1. Resuma brevemente el argumento del enxiemplo leído.
2. Muchas veces los escritores dan nombre a sus personajes con antropónimos cuyo significado literal revela su carácter. ¿Es este el caso de doña Truhana?
[ Busque en el DRAE el significado de "truhan" para ayudarse a contestar a la pregunta].
3. Don Juan Manuel procura mostrarnos personajes pertenecientes a diferentes estamentos y grupos sociales. ¿A qué estamento pertenece cada uno de los personajes del cuento? Realice una pirámide estamental en la que se vean reflejados cada uno de ellos.
4. El personaje principal de exemplum no es descrito por el narrador, pero sí podemos carcaterizarlo por lo que hace, esto es, lo podemos describir por sus acciones. ¿Cómo se llama este tipo de descripción?
[Emplee, para ayudarse a contestar la pregunta, la entrada de este mismo blog titulada 27, y alguna más... formas de describir. Tipos de descripción"].
5. Por el contexto en el que están discurriendo los diversos cuentos, ¿qué edad le presupone a Patronio y al conde Lucanor?
6. ¿Cuál es el espacio en el que se desarrolla el exemplum? ¿Y en el cuento?
7. La acción tanto del cuento como del exemplum es lineal. ¿En cuántas partes podemos dividir la acción del exemplum?
8. El tiempo en el exemplum se ha dispuesto de manera artificial (frente a la disposición natural de otro tipo de relatos). ¿Cómo se denomina esta disposición temporal, y en qué consiste?
[Para contestar a la pregunta puede leer previamente la entrada de este blog titulada "¿Qué cosas cuenta una narración?"].
9. Doña Truhana dialoga consigo misma, una técnica discursiva narrativa empleada generalmente cuando el personaje reflexiona. Como sabe, hay varios procedimientos (estilo directo, estilo indirecto, estilo indirecto libre, monólogo interior y corriente o flujo de conciencia). ¿Cómo se denomina a este tipo de diálogo? Y el conde y Patronio, ¿cómo dialogan? ¿Cuál son elementos que caracterizan a ambos tipos de diálogo?
10. Observe que no se emplean los mismos tiempos verbales en el cuento que en el exemplum. Señale estas diferencias y explique por qué.
11. Fíjese en cómo Patronio ha adelantado la moraleja antes de que la exprese don Juan Manuelen dos ocasiones. Escríbalas.
12. La moraleja está en verso. ¿Cuál es su medida? ¿Cómo se llaman estos versos? ¿Cómo se denomina a la estrofa de dos versos?
13. Suele emplearse el siguiente modismo, fruto de una traducción francesa: que alguien hace o construye "castillos en el aire", cuando fantasea. ¿Qué significa esta expresión?
[Puede ayudarse de lo que dice el diccionario de la RAE el la voz "castillo"].
14. Escuche la siguiente canción "Castillos en el aire", de Alberto Cortez.
¿Cree que quien quiere "volar igual que las gaviotas" no podrá nunca lograrlo, porque eso, "¡pobre idiota..., es imposible!", o considera que siempre hay que tener una ilusión por algo? Razone su respuesta.
15. Tener iniciativa, espíritu emprendedor y ambición no debe ser considerado como algo malo, como parece entenderse de este cuento de don Juan Manuel. Al contrario, es bueno querer prosperar. Busque un final diferente al de don Juan Manuel para este cuento, en el que se observe que doña Truhana se repone de su triste suerte, y no solo eso, sino que progresa considerablemente en su estado.
[Mire cómo lo ha hecho Pilar Montes, en esta entrada llamada "La lechera emprendedora"].
LITERATURA COMPARADA.
TEXTOS COMPARADOS CON EL DE DON JUAN MANUEL |
1. Fábula de Esopo: "la lechera y la cántara", (apócrifo). 2. Cuento del Panchatantra: "la olla rota" (entre los ss. III y IV d.n.e.). 3. Cuento de Calila e Dimna: “El religioso que vertió la miel sobre su cabeza” (s.VIII → traducción del s. XIII). 4. Cuento de Las mil y una noches: "Historia de El-Aschar, quinto hermano del barbero” (s. IX). 5. Fragmento del Capítulo I, IIª Parte: "De los vicios y tachas y malas condiciones de las perversas mujeres, y primero digo de las avariciosas", del Corbacho del arcipreste de Talavera, Alfonso Martínez de Toledo (siglo XV). 6. Cuento 49 de Portacuentos: "El ermitaño y la jarra de miel", de Juan de Timoneda (siglo XVI). 7. Fábula de "La lechera", de Félix María de Samaniego (siglo XVIII). 8. Fábula "El ganadero con su rebaño", de Ramón de Pisón y Vargas (siglo XIX). 9. Fábula “La sarta de perlas”, de Ezequiel Solana (siglo XX). 10. Poema “Otro final para el cuento de La lechera”, recogido en "Fábulas domésticas" (1972), de Aníbal Núñez. 11. Cuento de "La lechera" de "El río que se secaba los jueves", de Víctor González (contemporáneo). 12.Paso "Las aceitunas"a, de b>Lope de Rueda (siglo XVI). 13. Fragmento del acto I de "Historia de una escalera", de Antonio Buero Vallejo (siglo XX). |
0.
Nos recuerda la profesora Gema Gómez Rubio que "el asunto principal del cuento de 'La lechera' aparece clasificado por Aarne Thompson en el motivo castillos en el aire (AT1430), que alude a la mente fantasiosa de quien hace planes futuros a partir de algo inexistente. Se trata de un tema universal, como muestra la existencia de cuentos y fábulas sobre el mismo en culturas distantes" y en todos los tiempos.[ Gómez Rubio, Gema. "Nuevos castillos en el aire (AT1430): Lecturas y reescrituras del cuento de la lechera y algunas versiones del siglo XX", in DIGILEC, Revista Internacional de Lenguas y Culturas, 2 (2015), pág.3.
Thompson, S. El cuento folclórico. Caracas: Publicaciones de la Universidad Central de Venezuela, 1972].
Es por ello que vamos a analizar este motivo en algunos textos (no en todos) en los que ha aparecido este motivo.
1.
Este exemplum es antiquísimo y muy difundido por numerosas culturas y a lo largo de la historia de la literatura. No está incluido este texto en el índice de Perry (índice que por convención establece cuáles son las fábulas seguras que conforman la colección de Esopo, autor griego del siglo VI a.d.n.e.). No obstante, el texto que suelen atribuir a este a Esopo es el siguiente:Una lechera llevaba en la cabeza un cubo de leche recién ordeñada y caminaba hacia su casa soñando despierta. "Como esta leche es muy buena", se decía, "dará mucha nata. Batiré muy bien la nata hasta que se convierta en una mantequilla blanca y sabrosa, que me pagarán muy bien en el mercado. Con el dinero, me compraré un canasto de huevos y, en cuatro días, tendré la granja llena de pollitos, que se pasarán el verano piando en el corral. Cuando empiecen a crecer, los venderé a buen precio, y con el dinero que saque me compraré un vestido nuevo de color verde, con tiras bordadas y un gran lazo en la cintura. Cuando lo vean, todas las chicas del pueblo se morirán de envidia. Me lo pondré el día de la fiesta mayor, y seguro que el hijo del molinero querrá bailar conmigo al verme tan guapa. Pero no voy a decirle que sí de buenas a primeras. Esperaré a que me lo pida varias veces y, al principio, le diré que no con la cabeza. Eso es, le diré que no: "¡así! " La lechera comenzó a menear la cabeza para decir que no, y entonces el cubo de leche cayó al suelo, y la tierra se tiñó de blanco. Así que la lechera se quedó sin nada: sin vestido, sin pollitos, sin huevos, sin mantequilla, sin nata y, sobre todo, sin leche: sin la blanca leche que le había incitado a soñar.[Vid. Esopo. Fábulas. Jesus Jimenez Reinaldo (trad.) y Jerry Pinkney (ed. e ilustr.). Barcelona: Vicens-Vives (Col. Cucaña, 23), 2008].
[Puede leer más fábulas en esta página dedicada a Esopo.]
a) Como ha podido advertir, hay evidentes diferencias con respecto al relato de don Juan Manuel. ¿Cuáles son estas?.
2.
También podemos localizarlo en el Panchatantra hindú, una especie de manual educativo para príncipes, de entre los siglos III y IV d.n.e. (aunque su origen probablemnte haya que remontarlo a alrededor del año 200 a.d.n.e.), donde se recojan muchos cuentos y fábulas, teniendo la mayoría como personajes a animales. Lo característico de la obra es el engarce de unos cuentos con otros, los cuales ponen de manifiesto reglas morales de conducta práctica en situaciones concretas. Esta versión dice así:
En cierto lugar vivía un brahmán llamado Svabhakripana, que tenía una olla llena de arroz que le habían dado de limosna y que le había sobrado de la comida. Colgó esta olla en un clavo en la pared, puso su cama debajo y pasó la noche mirándola sin quitarle la vista de encima, pensando así:
-"Esa olla está completamente llena de harina de arroz. Si sobreviene ahora una época de hambre podré sacarle cien monedas de plata. Con las monedas compraré un par de cabras. Como éstas crían cada seis meses, reuniré todo un rebaño. Después, con las cabras compraré vacas. Cuando las vacas hayan parido, venderé las terneras. Con las vacas compraré búfalas. Con las búfalas, yeguas. Cuando las yeguas hayan parido tendré muchos caballos. Con la venta de éstos reuniré gran cantidad de oro. Por el oro me darán una casa de cuatro salas. Entonces vendrá a mi casa un brahmán y me dará en matrimonio a su hija hermosa y bien dotada. Ella dará a luz un hijo. Al hijo le llamaré Somarsamán. Cuando tenga edad para saltar sobre mis rodillas cogeré un libro, me iré a las caballerizas y me pondré a estudiar. Entonces me verá Somarsamán y deseoso de mecerse sobre mis rodillas, dejará el regazo de su madre y vendrá hacia mí, acercándose a los caballos. Yo, enfadado, gritaré a la brahmana: ¡coge al niño! Pero ella, ocupada en las faenas, no oirá mis palabras. Yo me levantaré entonces y le daré un puntapié".
Tan embargado estaba en estos pensamientos, que dio un puntapié y rompió la olla, y él quedó todo blanco con la harina de arroz que había dentro y que le cayó encima.
Por eso digo yo: « El que hace sobre el porvenir proyectos irrealizables se queda blanco como el padre de Somarsamán».
[Menéndez Pidal, Ramón. Antología de cuentos de la literatura universal. Barcelona: Labor, 1955].
a) ¿Qué es un brahmán?
[Puede ayudarse del DRAE: "brahmán"].
b) ¿Qué cambia en este cuento, con respecto a la supuesta versión de Esopo? ¿A qué cree que se deben estos cambios?
3.
Posteriormente, el Panchatantra viajó a Oriente Próximo y norte de África, llegando a Persia hacia finales del siglo VI, donde el rey Cosroes I (531-579 d.n.e.) ordenó traducirlo. Es así como se incorporó a la tradición islámica desde el siglo VIII, en una recopilación de cuentos denominada "Calila e Dimna", que cuatro siglos después mandó traducir al castellano, en 1252, el rey Alfonso X el Sabio a través de su Escuela de Traductores de Toledo. El traductor parece ser que fue un tal Abdallah Ben o Ibn Al-Muqaffa. Esta colección sigue el modelo oriental de las preguntas y respuestas entre el rey y un filósofo, dando paso a la sucesión o engarce de diversos exempla contados y protagonizados por animales, con el formato de narración enmarcada o de «estructura de muñecas rusas o caja china». El relato es el siguiente:
Dicen que un religioso recibía cada día limosna de casa de un mercader rico, pan y miel y manteca y otras cosas de comer. Se comía el pan y otras cosas, y guardaba la miel y la manteca en una jarra. Y la colgó a la cabecera de su cama, hasta que se llenó la jarra. Y ocurrió que se encarecieron la miel y la manteca. Y estando en una ocasión sentado en su cama, comenzó a hablar solo, y se dijo: "Venderé lo que está en la jarra por tantos maravedíes, y compraré con ellos diez cabras, y se quedarán preñadas, y parirán al cabo de cinco meses".Y de esta manera hizo cuentas, y encontró que al cabo de cinco años sumaban más de cuatrocientas cabras. Así pues, dijo: "Las venderé, y compraré con lo que valgan cien vacas, por cada cuatro cabras una vaca; y compraré simiente y sembraré con los bueyes, y sacaré provecho de los becerros y de las hembras y de la leche. Y antes de que hayan pasado cinco años obtendré de ellas y de la leche y de sus crías algo grande. Y construiré muy nobles casas, y compraré esclavos y esclavas. Y hecho esto, me casaré con una mujer muy hermosa, y de gran linaje y noble, y quedará en cinta de un hijo varón bien proporcionado; y le pondré un buen nombre, y le enseñaré buenas costumbres, y le guiaré con los consejos de los reyes y de los sabios. Y si no aceptase los consejos y enseñanzas, lo golpearé con fuerza con esta vara que tengo en la mano".
Y diciendo esto alzó la mano y la vara y dio con ella en la jarra que tenía a la cabecera de la cama, y se quebró, y se derramó la miel y la manteca sobre su cabeza.
[Cacho Blecua, J. M. et Lacarra, M. J. Calila e Dimna. Madrid: Castalia, 1984].
a) Como puede observar, han cambiado muchas de las situaciones y productos con respecto a la anterior versión. ¿Cuáles son estas diferencias?
b) ¿Qué significa que tiene «estructura de muñecas rusas o caja china»?
[Para contestar a esta pregunta puede servirse del siguiente enlace:
"Caja china (técnica literaria)" de ECURED.
Y, además, del siguiente vídeo (6'17'') realizado por Ruth M. Rodríguez].
c) ¿Qué nombre reciben esas muñecas rusas? ¿De dónde provienen realmente?
[Puede hallar información sobre este asunto en esta entrada de la web https://www.mundodeportivo.com/uncomo].
d) ¿Sabría enumerar al menos tres obras literarias más que tienen esa estructura?
[Puede servirse del capítulo IX: "La caja china", de la obra de Vargas Llosa, Mario. Cartas a un joven novelista. Barcelona: Planeta, 1977, pp.73-78, que explica qué es esta técnica y pone algunos ejemplos:
« Otro recurso del que se valen los narradores para dotar a sus historias de poder persuasivo es el que podríamos llamar «la caja china» o la «muñeca rusa» (la matriuska). ¿En qué consiste? En construir una historia como aquellos objetos folclóricos en los que se hallan contenidos objetos similares de menor tamaño, en una sucesión que se prolonga a veces hasta lo infinitesimal. Sin embargo, una estructura de esta índole, en la que una historia principal genera otra u otras historias derivadas, no puede ser algo mecánico (aunque muchas veces lo sea) para que el procedimiento funcione. Este tiene un efecto creativo cuando una construcción así introduce en la ficción una consecuencia significativa —el misterio, la ambigüedad, la complejidad— en el contenido de la historia y aparece por consiguiente como necesaria, no como mera yuxtaposición sino como simbiosis o alianza de elementos que tiene efectos trastornadores y recíprocos sobre todos ellos. Por ejemplo, aunque se puede decir que en Las mil y una noches la estructura de cajas chinas del conjunto de las célebres historias árabes que, desde que fueran descubiertas y traducidas al inglés y al francés, harían las delicias de Europa, es muchas veces mecánica, es evidente que en una novela moderna como La vida breve, de Onetti, la caja china que tiene lugar en ella es enormemente eficaz pues de ella resultan, en buena medida, la extraordinaria sutileza de la historia y las astutas sorpresas que ella depara a sus lectores.
Pero voy demasiado de prisa. Sería conveniente empezar desde el principio, describiendo con más calma esta técnica o recurso narrativo, para pasar luego a examinar sus variantes, aplicaciones, posibilidades y riesgos.
Creo que el mejor ejemplo para granearlo está en la obra ya citada, clásico del género narrativo que los españoles pudieron leer en una versión de Blasco Ibáñez, quien la tradujo a su vez de la traducción francesa del Dr. J. C. Mardrus: Las mil y una noches. Permítame que le refresque la memoria sobre la articulación de las historias entre sí. Para librarse de ser degollada como les ocurre a las esposas del terrible Sultán, Scheherazade le cuenta historias y se las arregla para que, cada noche, la historia se interrumpa de tal modo que la curiosidad de aquél por lo que va a suceder —el suspenso— le prolongue la vida un día más. Así sobrevive mil y una noches, al cabo de las cuales el Sultán perdona la vida (ganado para la ficción hasta extremos adictivos) a la eximia narradora. ¿Cómo se las ingenia la hábil Scheherazade para contar de manera enlazada, sin cesuras, esa interminable historia hecha de historias de la que pende su vida? Mediante el recurso de la caja china: insertando historias dentro de historias a través de mudas de narrador (que son temporales, espaciales y de nivel de realidad). Así: dentro de la historia del derviche ciego que está contando Scheherazade al Sultán hay cuatro mercaderes, uno de los cuales cuenta a los otros tres la historia del mendigo leproso de Bagdad, historia dentro de la cual aparece un pescador aventurero que, ni corto ni perezoso, deleita a un grupo de compradores en un mercado de Alejandría con sus proezas marineras. Como en una caja china o una muñeca rusa cada historia contiene otra historia, subordinada, en primero, segundo o tercer grado. De este modo, gracias a esas cajas chinas, las historias quedan articuladas dentro de un sistema en el que el todo se enriquece con la suma de las partes y en las que cada parte —cada historia particular— es enriquecida también (al menos afectada) por su carácter dependiente o generador respecto de las otras historias.
Usted debe de haber inventariado ya, en su memoria, un buen número de sus ficciones preferidas, clásicas o modernas, en las que hay historias dentro de historias, ya que se trata de un recurso antiquísimo y generalizado, que, sin embargo, pese a tanto uso, en manos de un buen narrador resulta siempre original. A veces, y sin duda en el caso de Las mil y una noches, la caja china se aplica de manera un tanto mecánica, sin que aquella generación de historias por las historias tenga reverberaciones significativas sobre las historias-madres (llamémoslas así). Estas reverberaciones se dan, por ejemplo, en el Quijote cuando Sancho cuenta —intercalada de comentarios e interrupciones del Quijote sobre su manera de contar— el cuento de la pastora Torralba (caja china en la que hay una interacción entre la historia-madre y la historia-hija), pero no ocurre así con otras cajas chinas, por ejemplo la novela El curioso impertinente, que el cura lee en la venta mientras don Quijote está durmiendo. Más que de una caja china en este caso cabría hablar de un collage, pues (como ocurre con muchas historias-hijas, o historias-nietas de Las mil y una noches), esta historia tiene una existencia autónoma y no provoca efectos temáticos ni psicológicos sobre la historia en la que está contenida (las aventuras de don Quijote y Sancho). Algo similar puede decirse, desde luego, de otra caja china del gran clásico: El capitán cautivo.
La verdad es que se podría escribir un voluminoso ensayo sobre la diversidad y variedad de cajas chinas que aparecen en el Quijote, ya que el genio de Cervantes dio una funcionalidad formidable a este recurso, desde la invención del supuesto manuscrito de Cide Hamete Benengeli del que el Quijote sería versión o transcripción (esto queda dentro de una sabia ambigüedad). Puede decirse que se trataba de un tópico, desde luego, usado hasta el cansancio por las novelas de caballerías, todas las cuales fingían ser (o proceder de) manuscritos misteriosos hallados en exóticos lugares. Pero ni siquiera el uso de tópicos en una novela es gratuito: tiene consecuencias en la ficción, a veces positivas, a veces negativas. Si tomamos en serio aquello del manuscrito de Cide Hamete Benengeli, la construcción del Quijote sería una matriuska de por lo menos cuatro pisos de historias derivadas:
1) El manuscrito de Cide Hamete Benengeli, que desconocemos en su totalidad e integridad sería la primera caja. La inmediatamente derivada de ella, o primera historia-hija esAhora bien, la verdad es que, tal como aparece Cide Hamete Benengeli en el Quijote, es decir, citado y mencionado por el narrador- omnisciente y excéntrico a la historia narrada (aunque entrometido en ella, como vimos hablando del punto de vista espacial) cabe retroceder todavía más y establecer que, puesto que Cide Hamete Benengeli es citado, no se puede hablar de su manuscrito como de la primera instancia, la realidad fundacional —la madre de todas las historias— de la novela. Si Cide Hamete Benengeli habla y opina en primera persona en su manuscrito (según las citas que hace de él el narrador omnisciente) es obvio que se trata de un narrador-personaje y que, por lo tanto, está inmerso en una historia que sólo en términos retóricos puede ser autogenerada (se trata, claro está, de una ficción estructural). Todas las historias que tienen ese punto de vista en las que el espacio narrado y el espacio del narrador coinciden tienen, además, fuera de la realidad de la literatura, una primera caja china que las contiene: la mano que las escribe, inventando (antes que nada) a sus narradores. Si llegamos hasta esa mano primera (y solitaria, pues ya sabemos que Cervantes era manco) debemos aceptar que las cajas chinas del Quijote constan hasta de cuatro realidades superpuestas.
2) La historia de don Quijote y Sancho que llega a nuestros ojos, una historia-hija en la que hay contenidas numerosas historias-nietas (tercera caja china) aunque de índole diferente:
3) Historias contadas por los propios personajes entre sí como la ya mencionada de la pastora Torralba que cuenta Sancho, e
4) Historias incorporadas como collages que leen los personajes y que son historias autónomas y escritas, no visceralmente unidas a la historia que las contiene, como El curioso impertinente o El capitán cautivo.
El paso de una a otra de esas realidades —de una historia madre a una historia-hija— consiste en una muda, lo habrá advertido. Digo «una» muda y me desdigo de inmediato, pues lo cierto es que en muchos casos la caja china resulta de varias mudas simultáneas: de espacio, tiempo y nivel de realidad. Veamos, como ejemplo, la admirable caja china sobre la que discurre La vida breve de Juan Carlos Onetti.
Esta magnífica novela, una de las más sutiles y hábiles que se hayan escrito en nuestra lengua, está montada enteramente, desde el punto de vista técnico, sobre el procedimiento de la caja china, que Onetti utiliza con mano maestra para crear un mundo de delicados planos superpuestos y entreverados en los que se disuelven las fronteras entre ficción y realidad (entre la vida y el sueño o los deseos). La novela está narrada por un narrador-personaje, Juan María Brausen, quien, en Buenos Aires, se tortura con la idea de la ablación de un pecho de su amante Gertrudis (víctima del cáncer), espía y fantasea a una vecina, Queca, y debe escribir un argumento de cine. Todo esto constituye la realidad básica o primera caja de la historia. Ésta se desliza, sin embargo, de manera subrepticia, hacia una colonia a orillas del río de la Plata, Santa María, donde un médico cuarentón de dudosa moral vende morfina a una de sus pacientes. Pronto descubriremos que Santa María, el médico Díaz Grey y la misteriosa morfinómana son una fantasía de Brausen, una realidad segunda de la historia, y que, en verdad, Díaz Grey es algo así como un alter ego del propio Brausen y que su paciente morfinómana es una proyección de Gertrudis. La novela va transcurriendo, de este modo, mediante mudas (de espacio y nivel de realidad) entre estos dos mundos o cajas chinas, trasladando al lector pendularmente de Buenos Aires a Santa María y de allí a Buenos Aires, en un ir y venir que, disimulado por la apariencia realista de la prosa y la eficacia de la técnica, es un viaje entre la realidad y la fantasía, o, si se prefiere, entre el mundo objetivo y el subjetivo (la vida de Brausen y las ficciones que elucubra). Esta caja china no es la única de la novela. Hay otra, paralela. Brausen espía a su vecina, una prostituta llamada Queca, que recibe clientes en el departamento vecino al suyo en Buenos Aires. Esta historia de Queca transcurre —eso parece al principio— en un plano objetivo, como la de Brausen, aunque nos llega a los lectores mediatizada por el testimonio del narrador, un Brausen que debe conjeturar mucho de lo que hace la Queca (a la que oye pero no ve). Ahora bien, en un momento dado — uno de los cráteres de la novela y una de las mudas más eficaces— el lector descubre que el criminoso Arce, cafiche de Queca, quien terminará asesinando a ésta, es, en realidad, también —ni más ni menos que como el médico Díaz Grey— otro alter ego de Brausen, un personaje (parcial o totalmente, esto no está claro) creado por Brausen, es decir alguien que viviría en un distinto plano de realidad. Esta segunda caja china, paralela a la de Santa María, coexiste con aquélla, aunque no es idéntica, pues, a diferencia de ella que es enteramente imaginaria —Santa María y sus personajes sólo existen en la fantasía de Brausen— está como a caballo entre la realidad y la ficción, entre la objetividad y la subjetividad, pues Brausen en este caso ha añadido elementos inventados a un personaje real (la Queca) y a su entorno. La maestría formal de Onetti —su escritura y la arquitectura de la historia— hace que aquella novela aparezca al lector como un todo homogéneo, sin cesuras internas, pese a estar conformada, como hemos dicho, de planos o niveles de realidad diferentes. Las cajas chinas de La vida breve no son mecánicas. Gracias a ellas descubrimos que el verdadero tema de la novela no es la historia del publicista Brausen, sino algo más vasto y compartido por la experiencia humana: el recurso a la fantasía, a la ficción, para enriquecer la vida de las gentes y la manera en que las ficciones que la mente fabula se sirven, como materiales de trabajo, de las menudas experiencias de la vida cotidiana. La ficción no es la vida vivida, sino otra vida, fantaseada con los materiales que aquélla le suministra y sin la cual la vida verdadera sería más sórdida y pobre de lo que es».
4.
Mas la cultura árabe también lo recogió en otra colección de cuentos denominada "Las mil y una noches", concretamente en la noche 32, al hacer referencia a El-Aschar, quinto hermano del barbero:«Mi quinto hermano, ¡oh Emir de los creyentes!, es el que tiene cortadas las dos orejas. Era un pobre que pedía por la noche, y durante el día gastaba lo ganado. Nuestro padre era un hombre muy viejo, de edad avanzada, y al morir nos dejó setecientos dirhemes, de los cuales habíamos cogido cien cada uno de nosotros. Este hermano mío, el quinto, en cuanto hubo cobrado su parte, quedó perplejo y no supo qué hacer con ella. Entonces se le ocurrió que podía comprar vidrio de todas clases para comerciar con él y obtener beneficios. Compró cristal por valor de los cien dirhemes, lo metió en una vitrina y se sentó en un lugar para venderlo. Había allí una pared en la cual apoyó la espalda y, quedándose meditabundo, se dijo:
-"Mi capital, que he invertido en este vidrio, alcanza los cien dirhemes. Lo venderé por doscientos, y con éstos compraré más vidrio, que venderé por cuatrocientos. No pararé de vender y comprar hasta conseguir una gran cantidad, con la cual compraré toda clase de mercancías y de drogas, que me darán un beneficio mucho mayor. Después de todo esto compraré una hermosa casa, esclavos, caballos y sillas doradas; comeré y beberé, e invitaré a mi casa a todas las cantantes para oír su voz".
Todo esto lo iba pensando con la caja de vidrio delante. Siguió:
-"Mandaré que todas las casamenteras me pidan las hijas de los rey es y de los ministros. Me casaré con la hija de uno de éstos; tendrá una hermosura perfecta, una belleza prodigiosa, y por ella pagaré una dote de mil dinares. Si su padre está conforme con estas arras, magnífico, y si no, la conseguiré por la fuerza, mal que le pese. Cuando tenga casa propia, compraré diez criados pequeños, regios vestidos y ciclatones; encargaré una silla de oro con incrustaciones de pedrería, y cuando salga a caballo iré rodeado de esclavos, que irán delante y detrás de mí, de tal modo que si me ve el ministro se levantará en mi honor, me ofrecerá su sitio y se sentará en uno inferior, pues será mi suegro. Tendré a mi lado dos criados con sendas bolsas, en cada una de las cuales habrá mil dinares. Le daré mil dinares como dote de su hija, y le regalaré los otros mil para honrarlo y dejar bien patente mi hombría, mi generosidad y lo poco que significa el mundo para mí. Después me marcharé a mi casa, y cuando alguien me venga a ver de parte de mi mujer, le daré dinero y le regalaré un vestido de honor. Si el ministro me envía algún regalo, se lo devolveré, aunque sea precioso; no lo aceptaré, para demostrar que tengo amor propio y que considero que estoy en la más alta posición. Los iré a visitar para dejar constancia de mi prestigio y mi rango. Cuando lo hayan hecho, les diré que me envíen la novia, y en seguida arreglaré mi casa a la perfección. Me pondré mis más preciosos vestidos poco antes del momento en que hayan de presentarme a la novia, y me sentaré en un estrado cubierto de seda, sin mirar a derecha o izquierda, con lo que daré una prueba de mi gran inteligencia y de la seriedad de mi entendimiento. Mi mujer se acercará como si fuese la luna llena, con vestidos de seda y brocado, pero y o no la miraré asombrado hasta que me hayan dicho todas las mujeres presentes: ‘Tu mujer, tu esclava, está delante de ti. Hónrala con una mirada, y a que la mortificas teniéndola de pie’. Besarán el suelo delante de mí muchas veces antes de que yo levante la cabeza para mirarle un solo instante, pues en seguida me inclinaré y ellas se la llevarán. Me cambiaré los vestidos por otros más preciosos, y cuando vuelva la novia por segunda vez, no la miraré hasta que me hayan pedido reiteradamente que lo haga; pero en seguida bajaré la cabeza al suelo y me comportaré así hasta que terminen de quitarle el velo" (...).
-"Ordenaré a un criado que dé una bolsa con quinientos dinares a las peinadoras, y les mandaré que introduzcan a la novia. Cuando ésta se halle en mi presencia, ni la miraré ni le dirigiré la palabra, en señal de desprecio para que se diga de mí que soy altanero; esto durará hasta que se me acerque su madre, me bese en la cabeza y en la mano y me diga: ‘¡Señor! Mira, tu esposa ansia reposar a tu lado; alégrala con una sola palabra’. Yo le contestaré, y ella me halagará hasta el punto de besarme manos y pies reiteradamente. Tras lo cual, añadirá: ‘¡Señor! Mi hija es una hermosa adolescente que no ha visto jamás a un hombre. Si se da cuenta de que te mantienes retraído, va a perder la razón. ¡Acércate a ella! ¡Háblale!’La madre me presentará una copa llena de bebida, y su hija la cogerá para entregármela; cuando llegue a mi lado, la haré estar de pie ante mí, y y o permaneceré recostado en un almohadón recamado en oro, sin dirigirle la mirada, pues mi orgullo y la magnitud de mi poder han de ser enormes, hasta el punto de que ella se crea que soy un sultán todopoderoso. Dirá: ‘¡Señor, por la ley de Dios! No rechaces esta copa que te entrega tu esclava; yo soy tu esclava’. No le contestaré, por lo que ella insistirá: ‘¡Tienes que beber!’, y me la acercará a la boca; yo le daré un cachete en la cara y unas patadas; lo haré así".
Entonces, mi hermano dio una patada a la vitrina que contenía el vidrio; ésta se hallaba colocada encima de una mesa; la tiró por el suelo y se rompió todo lo que contenía. Exclamó:
-"¡Todo esto me ha ocurrido por mi altivez!’
Si hubiese dependido de mí, ¡oh Emir de los creyentes!, le hubiese administrado mil azotes y lo habría avergonzado delante de toda la ciudad.
Mi hermano empezó a abofetearse la cara, a desgarrar sus vestidos y a llorar. Se daba palmetazos en el rostro, mientras lo miraba la gente que se dirigía a la mezquita para rezar la oración del viernes. Unos le dirigían una mirada, y otros pasaban de largo sin reparar en él. Estaba así llorando la pérdida del capital y los beneficios, cuando acertó a pasar una mujer de rara hermosura, perfumada con almizcle y montada en una mula cuy a albarda era de seda recamada en oro; la acompañaban varios criados. Al ver el vidrio, la desesperación y el llanto de mi hermano, se apiadó de él, se enterneció su corazón y preguntó por lo que le había ocurrido. Fue informada:
-"Tenía una vitrina con vidrio, de cuyo comercio vivía, y se le ha roto; por eso está así".
Llamó a uno de sus criados y le ordenó:
-"Da a ese pobre todo lo que llevas encima".
Le entregó una bolsa. Entonces mi hermano la abrió y vio que contenía quinientos dinares. Poco le faltó para caer muerto de alegría. Dio las gracias del modo más expresivo y volvió a su casa rico».
a) Como habrá cotejado, ha cambiado bastante el motivo empleado en este cuento. El protagonista ahora es masculino y tiene un oficio diferente al de la fábula de Esopo. ¿Cuál es?
b) Además, la fabulación de lo que puede conseguir es radicalmente diferente. Resuma en qué consiste su sueño.
c) Igualmente hemos podido constatar que el final es radicalmente distinto, pues el personaje principal sale bien parado. ¿Por qué?
d) ¿Cuál es el motivo por el que el protagonista cree que le ha sucedido su desgracia?
5.
Un siglo después de la obra de don Juan Manuel, el arcipreste de Talavera, Alfonso Martínez de Toledo volverá a versionar este motivo en su "El Corbacho" (Capítulo I, IIª Parte: "De los vicios y tachas y malas condiciones de las perversas mujeres, y primero digo de las avariciosas"), de una manera muy singular y expresiva, espontánea y relajada, puesto que el lenguaje empleado es muy coloquial e informal:(...) «Donde por experiencia verás que una mujer en comprar por una blanca más se hará oír que un hombre en mil maravedís. Ítem, por un huevo dará voces como loca y henchirá a todos los de su casa de ponzoña:
-"¿Qué se hizo este huevo?, ¿quién lo tomó?, ¿quién lo llevó? ¿A dó es este huevo? Aunque vieres que es blanco, quizá negro será hoy este huevo. Puta, hija de puta, dime: ¿quién tomó este huevo? ¡Quién comió este huevo comida sea de mala rabia: cámaras de sangre, correncia mala le venga, amén! ¡Ay huevo mío de dos yemas, que para echar vos guardaba yo! ¡Que de uno o de dos haría yo una tortilla tan dorada que cumplía mis vergüenzas. Y no vos enduraba yo comer, y comiovos ahora el diablo! ¡Ay huevo mío, qué gallo y qué gallina salieran de vos! Del gallo hiciera capón que me valiera veinte maravedises, y la gallina catorce; o quizá la echara y me sacara tantos pollos y pollas con que pudiera tanto multiplicar, que fuera causa de sacarme el pie del lodo. Ahora estarme he como desaventurada, pobre como solía. ¡Ay huevo mío, de la meajuela redonda, de la cáscara tan gruesa! ¿Quién me vos comió? ¡Ay, puta Marica, rostros de golosa, que tú me has lanzado por puertas! ¡Yo te juro que los rostros te queme, doña vil, sucia, golosa! ¡Ay huevo mío! Y ¿qué será de mí? ¡Ay, triste, desconsolada! ¡Jesús, amiga! ¿cómo no me fino ahora? ¡Ay, Virgen María! ¿cómo no revienta quien ve tal sobrevienta? ¡No ser en mi casa mezquina señora de un huevo! ¡Maldita sea mi ventura y mi vida sino estoy en punto de rascarme o de mesarme toda! ¡Ya, por Dios! ¡Guay de la que trae por la mañana el salvado, la lumbre, y sus rostros quema soplando por encenderla, y fuego hecho pone su caldera y calienta su agua, y hace sus salvados por hacer gallinas ponedoras, y que, puesto el huevo, luego sea arrebatado! ¡Rabia, Señor, y dolor de corazón! Endúrolos yo, cuitada, y paso como a Dios place y llévamelos al huerco. ¡Ya, Señor, y llévame de este mundo; que mi cuerpo no guste más pesares ni mi ánima sienta tantas amarguras! ¡Ya, Señor, por el que tú eres, da espacio a mi corazón con tantas angosturas como de cada día gusto! ¡Una muerte me valdría más que tantas, ya por Dios!"».
a) Repare en la cantidad de interjecciones y exclamaciones expresivas empleadas, que deben dar a su lectura una entonación especial, puesto que se está intentando reflejar un sentimiento de sorpresa e indignación. ¿Cómo debe ser el tono empleado? Márque gráficamente la curva de variaciones de tono que habría, por ejemplo, en los siguientes enunciados: "¡Ay huevo mío, de la meajuela redonda, de la cáscara tan gruesa! ¿Quién me vos comió? ". ¿Ha sido ascendente o descendente?
[Puede servirse del siguiente vídeo para contestar a la pregunta].
b) Retóricamente, ¿cómo se denominan la mayoría de las preguntas realizadas por la protagonista? Justifique porqué
c) Señale algún vocativo empleado en este texto.
d) El texto que ha leído, ¿es una fábula, un cuento, una anécdota...? ¿Por qué?
6.
Juan de Timoneda (c. 1518-1583) también hizo su propia versión en el cuento 49 de su Portacuentos, de la siguiente manera:« Un buen hombre siendo ermitaño en una ermita, cogió de limosna una jarrilla de miel, y. como viniese a valer muy cara, púsola a la orilla de un pozo, y, contemplándola, decía:
-Yo venderé esta miel, y de los dineros compraré colmenas, y de las colmenas ovejas, y de las ovejas heredades, y de las heredades vendré a ser hombre rico, y hablarme ha mujer; y tomarla he que sea rica y hermosa; llamarme han 'señor', y tendré hijos; y, si alguno fuere mal criado, darle he encima de la cabeza.
En esto alzó un palo que tenía en las manos, como aquel que quería dar a los hijos; y quebró la jarrilla, echándola en el pozo. Hallóse burlado, y dijo:
-Por mí se puede decir: 'mi gozo en el pozo'».
[Schevill, Rudolph. Timoneda, Juan. El buen aviso y Portacuentos. Madrid: Espasa-Calpe, 1911, pp. 65-66].
a) La conclusión del cuento de Timoneda es sorprendente con relación a las versiones que ha visto ahora. ¿Le parece acertada? Justifíquelo.
b) El refrán "nuestro gozo en un pozo", señaló Sebastián de Covarrubias (1539-1613) en su "Tesoro de la lengua castellana o española" (1605), que se utiliza cuando algo que había comenzado a darnos contento, no resulta cierto ni verdadero: "deviose de decir de algun animalejo que dava contento, y con quien jugavan, y saltando de una parte a otra, cayo en el poço y ahogose".
[Cfr.: "Nuestro gozo en un pozo", del Refranero multilingue del Instituto Cervantes en el Centro Virtual Cervantes].
¿Qué relación establecería entre la interpretación del cuento que ha dado Timoneda y la de Covarrubias?
c) La visión que nos dan ambos escritores sobre que "soñar alzanzar nuevos logros es algo irreal" es radicalmente diferente a la de quienes señalan que "aquello que podemos soñar, podemos hacerlo o lograrlo". ¿Cuál es su postura? Arguméntelo.
d) Soñar es fabuloso, provoca que nos ilusionemos por un objetivo concreto. ¿Cuáles son sus deseos de cara al futuro?
e) ¿Ha sentido alguna vez que sus deseos se han desvanecido? ¿Cuándo?
f) Lea el siguiente cuento taoísta:
Un maestro chino paseaba con su discípulo cuando, de repente, vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre y decidió visitarlo.Durante la caminata le había comentado a su discípulo que era muy importante realizar visitas, conocer personas y aprovechar las oportunidades de aprendizaje que te brinda la vida. Llegando al lugar constataron la pobreza del sitio. En aquella zona desolada, sin plantas ni árboles, vivía un hombre, una mujer, sus tres pequeños hijos y una vaquita flaca y cansada. La casa era de madera, todos iban descalzos y sus ropas estaban sucias y rasgadas. Con hambre y sed, el sabio y su discípulo pidieron abrigo por algunas horas. A pesar de la extrema escasez, fueron cordialmente recibidos, con hospitalidad y afecto. En cierto momento, mientras comía, el sabio preguntó:
-"En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni comercio posible. ¿Cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?"
El señor respondió:
-"Amigo mío, nosotros tenemos una vaca que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte de la leche la vendemos o cambiamos por otros alimentos en la ciudad vecina. Con la otra parte hacemos queso, yogur y demás para nuestro consumo. Así es como sobrevivimos".
El maestro agradeció la información y contempló el lugar por un momento. Cuando acabaron de comer y hubieron reposado un momento, se despidieron el sabio maestro y su discípulo de la familia, con el mismo afecto con que fueron tratados.
En medio del camino, el maestro se detuvo y le dijo a su discípulo:
-"Coge la vaca de esta familia, llévala a aquel precipicio y empújala al barranco".
El discípulo se quedó perplejo y le preguntó al maestro el motivo de tan drástica decisión, pues esa vaca era el único medio de subsistencia de aquella familia que tan bien les había acogido. El maestro no pronunció una palabra. Le hizo un gesto imperativo al discípulo y éste fue a cumplir la orden.
De esta forma, el discípulo empujó a la vaca por un precipicio, viendo cómo la vaca moría. Aquella escena quedó grabada en la memoria del discípulo durante años…
Un día, el discípulo, agobiado por la culpa de haber matado a la vaca, decidió visitar a aquella pobre familia para contarles todo lo sucedido, pedirles perdón y ayudarles en lo posible.
A medida que se aproximaba al lugar vio todo muy cambiado, tanto que no se veía un atisbo de pobreza. Todo lo contrario, pues los árboles estaban floridos, todo estaba muy limpio… Ya no había una vieja casa de madera, sino una enorme casa de piedra, con todo tipo de lujos. Incluso los niños, que antes estaban tristes y vestían ropas sucias y rotas, ahora estaban alegres y llevaban finas prendas. Pensó que la antigua familia había tenido que abandonar su antiguo hogar, y que tal vez había sido ocupado por otras personas, así que aceleró su paso y se aproximó a la hermosa vivienda. Una vez allí, el discípulo preguntó por la familia que vivía allí hacía unos 3 o 4 años. El señor que le recibió respondió que seguían viviendo allí.
-"Mire, ese es el señor de la casa, y su mujer e hijos".
El discípulo, al reconocerlos, quedó admirado y satisfecho.
-"Pero, ¿qué sucedió? Yo estuve aquí con mi maestro hace unos años y este era un lugar miserable, no había nada. ¿Qué succedió para mejorar tanto la vida de esta familia en tan poco tiempo?
El señor de la casa sonrió, miró al discípulo y respondió:
-"Teníamos una vaquita, de la que sacábamos nuestro sustento. Era todo lo que teníamos. Pero, un día, se cayó en el precipicio y murió. Para sobrevivir, tuvimos que hacer otras cosas, desarrollar habilidades que ni sabíamos que teníamos, pues en nuestra situación estábamos conformes y satisfechos antes. Y esto posibilitó que mejoráramos nuestra condición. Así alcanzamos el éxito que usted puede ver ahora mismo".
Moraleja: muchas veces nos conformamos con tener algo seguro, aunque sea limitado y no nos produzca satisfacción. Todos tenemos un talento oculto por descubrir, expresar y compartir. Si lo encontramos y nos atrevemos a llevarlo a la acción, entonces encontraremos nuestra prosperidad. Debemos ser valientes y tener confianza en nosotros mismos.
Puede verlo comentado por Francesc Orella, quien lo contó en la serie MERLÍ (6'13''):
¿Qué cuento le parce más acorde con su pensamiento? ¿Cree que se han de correr riesgos para alcanzar mejores cosas? o ¿soñar algo mejor nos puede llevar a la frustración, pues los "sueños sueños son", como dijo Calderón de la Barca?
7.
Los fabulistas decimonónicos Iriarte y Samaniego también lo recogerán. He aquí la fábula de Félix María de Samaniego (1745-1801):
Llevaba en la cabeza
una lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre le ofrecía
inocentes ideas de contento.
Marchaba sola la feliz lechera,
y decía entre sí de esta manera:-"Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
merodeen cantando el pío, pío".
"Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino;
tanto que puede ser que yo consiga
ver como se le arrastra la barriga"."Llevarélo al mercado:
sacaré de él sin duda buen dinero;
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña".Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.¡Oh loca fantasía!,
¡Qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría;
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre tu cantarilla la esperanza.No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna;
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro:
mira que ni el presente está seguro.
Escuche la fábula de Samaniego cantada por Paco Ibáñez (3'33'').
a) ¿Cuál es la estructura estrófica de estos versos? Mida los seis primeros y establezca su rima.
b) ¿De qué verso a qué verso la lechera planea su sueño? ¿Cuál es el tiempo verbal que predomina en este apartado? Ponga ejemplos y justifíquelo.
c) ¿En qué orden expone la lechera lo que desea conseguir?
d) Hay varias exclamaciones a lo largo del poema. ¿Quién las produce? ¿Qué sentido tienen?
e) ¿Tiene moraleja explícita esta versión? Si es así, ¿cúal es?
8.
Ramón Pisón y Vargas en su "Fábulas originales en verso castellano", desarrolla el motivo en la fábula LIII (Madrid: Imp. Ibarra, 1819, pp. 128-129):
a) Esta versión contiene una diferencia sustancial con respecto a las demás versiones, pues un pastor llega a perder no un producto, sino todos sus haberes, mientras soñaba. ¿Cuáles son? b) ¿Cree que a esta fábula se le puede aplicar el refrán "ir a por lana y volver trasquilado"? ¿Por qué?.De su gordo rebaño
sacaba un Ganadero en cada un año
una renta mediana,
ya en leche, ya en corderos, y ya en lana,
con lo cual lo pasaba honradamente.
Sin embargo, imprudente,
quería más y más; y en esta idea
el siguiente proyecto le recrea:
-"Si yo esquilmo mis reses
una vez, a lo menos, en seis meses,
es probable (decía), y aun confío
que las crezca de lana con más brío;
y repetido el corte,
duplicado tendré todo el importe.
En la leche también sin duda alguna
puedo hacer gran fortuna
ordeñando a menudo mis ovejas;
pues, aunque sean viejas,
llenándolas de sal y agua corriente,
criarán más licor seguramente.
Su plan así seguido,
quedó tan complacido
con las nuevas ganancias, que, obcecado,
no advirtió que el ganado
de momento en momento se perdía,
hasta que prosiguiendo en su manía,
le consume y le apura.
Reflexionando entonces su locura,
grita, solloza, clama,
y aun a la muerte llama,
queriendo más su aspecto formidable
que verse miserable,
sin oveja, sin lana y sin cordero.
Mas el tal ganadero
pagó como debía su imprudencia.
¿Habrá en un ser humano resistencia
cuando el rigor se excede
a que rinda más fruto que el que puede?
[Puede servirse de la entrada "ir por lana y volver trasquilado" del Refranero multilingue del Instituto Cervantes en el Centro Virtual Cervantes].
c) ¿Qué tipo de estrofas ha empleado el autor para crear este poema?
d) ¿Cómo se denomina este tipo de poema por su forma métrica?
9.
Ezequiel Solana Ramírez (1863-1931), en sus "Fábulas educativas" versionó el motivo también, en su fábula XXVI, titulada "La sarta de perlas" (Madrid: El Magisterio español, 1922, pp. 34-35).
Soñando en lo imaginario, se pierde tal vez lo que se posee.Cansado un día de escuchar Neptuno
los tristes ruegos de un mortal, —«Trabaja,
le dijo el dios, con verdadero ahínco,
que el premio de tu afán será una sarta
de hermosas perlas que en los mares guardo
para ofrecérselas a quien más me plazca».
Humilde el hombre, con placer escucha
las dichas por el dios bellas palabras;
y tal con celo a trabajar se inclina,
que pronto el premio de Neptuno gana,
y, entusiasmado, entre sus dedos cuenta
la rica en perlas prometida sarta.
El gozo entonces le rindió, y dormido
quedó en la orilla de la mar. Soñaba
que rey lo harían de su pueblo en cuanto
lo vieran rico cual ninguno, y tantas
maravillas al cabo de él se oyeran,
cual de otro Salomón que nunca acaban.
Soñaba así, mientras arrullo blando
le dan las olas que en la extensa playa
tranquilas ahora y espumosas llegan,
ahora resuenan al batirse bravas,
y una más gruesa, al retirarse, torna
al mar las perlas de la rica sarta...
Despierta el hombre de su sueño. Mira
furioso en torno y a Neptuno clama.
Pero Neptuno desde el mar, tremendo,
le dice al hombre: —¡Oh mortal! No basta
que celo muestres en ganar; precisa
que pongas a recaudo lo que ganas.
a) El protagonista de esta fábula tiene un oficio diferente al del resto de fábulas. ¿Cuál es?
b) ¿Quién es Salomón? ¿Por qué dice el autor que deseaba el protagonista que "lo vieran rico cual ninguno, y tantas / maravillas al cabo de él se oyeran, cual de otro Salomón que nunca acaban"?
c) Aquí la moraleja la expresa directamente uno de los personajes de la fabula. ¿Quién? ¿En qué difiere la moraleja de esta fábula de la de Samaniego?
d) ¿Qué tipo de composición poética, ateniéndonos a su métrica, ha empleado Ezequiel Solana? ¿Cómo se llaman estos versos?
10.
Más cercano a nosotros, el salmantino Aníbal Núñez (1944-1987) desarrolló el motivo de una forma sorprendente en sus "Fábulas domésticas", titulándolo "Otro final para el cuento de la lechera" (Barcelona: Llibres de la Sinera, 1972, pp. 59-60):Cogidita del brazo
en nubes de algodón ha de llevarte
al altar del merengue. Ya repican
las llaves del coupé; saltas sin miedo
cogidita del gancho varonil,
tan segura te sientes
en tu papel de mujercita
sin miedo a tropezar: te lleva él, mira
por el futuro de los dos
por el prestigio de la casa…
(tú buscarás el sitio solamente
para colgar el título,
el tono del papel de la salita)
y tan contenta vas tarareando
saboreando entre los dientes
marcha nupcial de Mendelssohn brillante
como un teclado haciéndote ilusiones
miles y miles de viajes, cuello
de chinchilla, esquí acuático
sobre la tersa superficie
de los cheques en blanco…
El espectro del cántaro en pedazos
te tiene sin cuidado –pobrecita
la lechera: adiós leche
adiós vaca, terneros, granja… -sabes
que hay muchos hombres en el mundo
para una chica como tú: bonitaa) Fíjese en la ironía y ambiguedad manifestada en este poema. La protagonista ya no ha de temer por tropezar y que se le caiga el cántaro: "te lleva él, mira /por el futuro de los dos", podrá seguir haciéndose ilusiones, pues "hay muchos hombres en el mundo/ para una chica como tú: bonita". ¿¿En qué consiste su "papel de mujercita"? ¿Está de acuerdo con él? Justifíquelo.
b) ¿A qué versión del cuento está haciendo referencia Aníbal Núñez, al hablar de "vaca, terneros, granja"?
c) ¿Cuál es la moraleja de este poema?
11.
En el siglo XX, Víctor González en su "El río que se secaba los jueves (y otros cuentos imposibles)" [Kalandraka, 2018] , realiza una nueva versión del cuento:El cuento de la lechera es un magnífico ejemplo de tesón, superación personal y autoconfianza. Todos los niños mayores de seis años deberían leerlo al menos una vez. Dice así.
La lechera iba camino del mercado, con el consabido cántaro de leche en precario equilibrio sobre su cabeza. Este principio es bien conocido.
Mientras caminaba iba soñando y hablando en voz alta, haciendo planes para el futuro:
-Con el dinero de la venta de la leche compraré una segunda vaca, así tendré más leche para vender y ganaré más dinero. De ese modo podré comprar una tercera vaca, y después una cuarta y una quinta... y así sucesivamente hasta hacerme rica. Un día, en lugar de una vaca, me compraré una villa en Niza y me retiraré a descansar y disfrutar de mi dinero.
En principio, nada que objetar. Visto así no parecía un mal plan. Sin embargo, la lechera, abstraída en sus pensamientos, tropezó con un tejón que cruzaba por allí y casi se le cae el cántaro al suelo.
Por suerte eso no ocurrió, pero a partir de ese momento dejó de darle a la cabeza y fue mucho más atenta al camino.
Llegados a este punto del cuento conviene señalar que la lechera era una mujer muy fuerte, su vaca era buenísima y el cántaro contenía cien mil litros de leche. Una lechera normal no podría con tanto peso.
En cuanto estuvo instalada en el mercado empezó a vender leche. Aunque no tenía conocimientos de marketing ni sabía nada de fluctuaciones del mercado, oferta, demanda y todo eso, tuvo la rara ocurrencia de ponerle a la leche un precio exageradamente alto: cien euros por litro.
Sus colegas lecheras comentaban:
-Esmeralda está loca. ¿Quién va a pagar esa barbaridad por un litro de leche? Nadie.
Pero ella no hizo caso y se limitó a esperar confiadamente. Cuando la gente llegaba a su puesto y veía el precio de la leche se decía:
-Esta leche tiene que ser extraordinaria. De otro modo no podría valer tanto.
Y todos compraban al menos un cuartillo, aunque solo fuera para probarla.
Se corrió la voz. Algunos millonarios caprichosos le compraron varios cientos de litros y, a media mañana, un afamado fabricante de quesos se llevó toda la que le quedaba.
Esmeralda se puso a hacer cuentas. Había vendido los cien mil litros, a cien euros por litro, total diez millones de euros. No estaba nada mal para una sola mañana.
Con aquel dinero montó una gigantesca instalación agropecuaria de última generación, con ordeñadoras automáticas y todo. Incluso tenía su propio lacteoducto con el que enviaba la leche directamente a los supermercados de todo el mundo.
Al final no se compró la villa de Niza, sino en Saint Tropez que le pareció más chic. Y allí vivió feliz hasta el final de sus días.
Este es el cuento de la lechera.a) ¿Cómo se llama la protagonista del cuento? b) ¿Qué elementos hiperbólicos se señalan en el cuento?
c) ¿Son verosímiles los aspectos que se destacan en el cuento?
d) Su sueño es poder tener una casa en Niza, pero al final, ¿dónde se la compra?
e) Valore esta nueva versión, más actual y cercana a nosotros. ¿Le parece mejor solución la que se plantea? Explique por qué.
12.
Este motivo podemos observarlo también en obras teatrales, como es el caso de Lope de Rueda (1505-1565) con su paso "Las aceitunas", que reproducimos más abajo.
En ella, Toruvio, cansadodo, mojado y hambriento, llega a su casa, siendo recibido por su esposa Águeda y su hija Mercigüella, quienes se disponen a prepararle la cena, Mientras lo hacen, la esposa le pregunta si ha plantado el renuevo de aceitunas que le había pedido que llevara a cabo. Toruvio dice que lo ha hecho. Entonces ésta empieza a fantasear: "Marido, ¿sabéis qué he pensado? Que aquel renuevo de aceitunas que plantaste hoy, de aquí a seis o siete años, llevará 200 o 300 kilos de aceitunas. Y que, poniendo plantas aquí y plantas allá, de aquí a veinticinco o treinta años tenéis un olivar hecho y derecho (...) Yo cogeré la aceituna y vos la llevaréis con el asnillo y Mencigüela la venderá en la plaza. Y mira, muchacha, que te mando que no me cobres el celemín [unidad de medida] a menos de dos reales castellanos.". Toruvio, más realista, le indica que ese precio es demasiado elevado y que nadie lo querrá, ante lo cual la esposa se enfada, discutiendo ambos, y metiéndose la hija por medio, que apoya al padre al principio y luego a la madre, sin saber qué partido tomar, siendo amenzado por el padre y golpeada por la madre ante sus dudas. Un vecino, Aloxa, al oír la discusión, preguntó cuál era el motivo de ella, tras lo cual, dando sus razones cada uno de los miembros del matrimonio, concluye que es una disputa ridícula e irracional, puesto que aún no tienen las aceitunas y ya quieren venderlas: "¡Vaya discusión! Nunca lo había visto. ¡Las aceitunas no están plantadas y a la niña ya le encargaban que las vendiesen!". Veámoslo:
TORUVIO.- ¡Válgame Dios, la que cae desde el monte acá, que parece que el cielo se hunde! En fin, ¿qué tendrá preparado de comer mi señora esposa? ¡Así mala rabia la mate! (llama a la puerta) ¡Eo! ¡Muchacha!¡Manigüera!¡Pues no estarán durmiendo! ¡Águeda! ¡Eo!
MENCIGÜELA.- (Abre) ¡Jesús, padre! ¿Tenéis que romper la puerta?
TORUVIO.- ¡Calla, calla! ¿Dónde está vuestra madre, señora?
MENCIGÜELA.- Allá está, en casa de la vecina, que le ha ido a ayudar a coser unas madejillas.
TORUVIO.- ¡Malas madejillas vengan por ella y por vos! ¡Andad y llamadla! (Sale la niña a buscarla).
ÁGUEDA.- (Vuelven) Ya está, ya está, el señor importante, ya viene de hacer una triste carguilla de leña, que no hay quien se entienda con él.
TORUVIO.- Sí …, ¿carguilla de leña le parece a la señora? Juro al cielo de Dios que éramos yo y vuestro ahijado y no podíamos.
ÁGUEDA.- Ya, ya, marido. ¡Y qué mojado que venís!
TORUVIO.- Vengo hecho una sopa de agua. Mujer, por vida vuestra, que me deis algo de cenar.
ÁGUEDA.- ¿Yo qué diablos os tengo de dar, si no tengo nada?
MENCIGÜELA.- ¡Jesús, padre, y qué mojada que venía aquella leña!
TORUVIO.- Sí, después dirá tu madre que es el rocío de la mañana…
ÁGUEDA.- Corre, muchacha; haz un par de huevos para que cene tu padre y hazle la cama. Estoy segura de que no os habéis acordado de plantar el renuevo de aceitunas que os pedí.
TORUVIO.- ¿Y por qué he tardado tanto si no era porque lo estaba plantando?
ÁGUEDA.- Callad, marido. ¿Y adónde lo plantaste?
TORUVIO.- Allí junto a la higuera donde, si os acordaos, os di un beso.
MENCIGÜELA.- Padre, puede entrar a cenar, que ya está.
ÁGUEDA.- Marido, ¿sabéis qué he pensado? Que aquel renuevo de aceitunas que plantaste hoy, de aquí a seis o siete años, llevará 200 o 300 kilos de aceitunas. Y que, poniendo plantas aquí y plantas allá, de aquí a veinticinco o treinta años tenéis un olivar hecho y derecho.
TORUVIO.- Eso es verdad, mujer; que no puede dejar de ser lindo.
ÁGUEDA.- Mira, marido, ¿sabéis qué he pensado? Que yo cogeré la aceituna y vos la llevaréis con el asnillo y Mencigüela la venderá en la plaza. Y mira, muchacha, que te mando que no me cobres el celemín [unidad de medida] a menos de dos reales castellanos.
TORUVIO.- ¿Cómo a dos reales castellanos? ¿No veis que es cargo de conciencia y nos llevará al que pesa el grano cada día? Que basta pedir catorce o quince dineros por celemín [la mitad de lo que quería pedir la mujer].
ÁGUEDA.- Callad, marido, que ese olivar es de la cepa de la casta de los de Córdoba.
TORUVIO.- Pues aunque sea de la casta de los de Córdoba, basta pedir lo que tengo dicho.
ÁGUEDA.- No me quebréis la cabeza. Mira, muchacha, que te mando que no las des menos el kilo de a dos reales.
TORUVIO.- ¿Cómo a dos reales? Ven acá, muchacha, ¿a cómo has de pedir?
MENCIGÜELA.- A como queráis, padre.
TORUVIO.- A catorce o quince dineros.
MENCIGÜELA.- Así lo haré, padre.
ÁGUEDA.- ¡¿Cómo «así lo haré, padre»?! Ven acá, muchacha: ¿a cómo has de pedir?
MENCIGÜELA.- A como mandéis, madre.
ÁGUEDA.- A dos reales.
TORUVIO.- ¿Cómo a dos reales? Yo os prometo que, si no hacéis lo que yo os mando, os daré más de doscientos correazos. ¿A cómo has de pedir?
MENCIGÜELA.- A como decís vos, padre.
TORUVIO.- A catorce o quince dineros.
MENCIGÜELA.- Así lo haré, padre.
ÁGUEDA.- ¡¿Cómo «así lo haré, padre»?! (Pegándole) Toma, toma, haced lo que yo os mando.
TORUVIO.- Dejad a la muchacha.
MENCIGÜELA.- ¡Ay, madre! ¡Ay, padre, que me mata!
ALOXA.- ¿Qué es esto, vecinos? ¿Por qué maltratáis así la muchacha?
ÁGUEDA.- ¡Ay, señor! Este mal hombre que me quiere vender las cosas a menos precio y quiere echar a perder mi casa. ¡Unas aceitunas que son como nueces!
TORUVIO.- Yo juro por mis muertos que no son aun ni como piñones.
ÁGUEDA.- ¡Sí son!
TORUVIO.- ¡No son!
ÁGUEDA.- ¡Sí son!
TORUVIO.- ¡No son!
ALOXA.- Señora vecina, tened la bondad de entrar, que yo lo averiguaré todo.
ÁGUEDA.- ¡Averiguadlo!
ALOXA.- Señor vecino, ¿dónde están las aceitunas? Sacadlas acá fuera, que yo las compraré, aunque sean veinte kilos.
TORUVIO.- Que no, señor, que no es de esa manera que vuestra merced se piensa; que no están las aceitunas aquí en casa, sino en el campo.
ALOXA.- Pues traedlas aquí, que yo os las compraré todas al precio que justo fuera.
MENCIGÜELA.- A dos reales quiere mi madre que se venda el kilo.
ALOXA.- Cara cosa es ésa.
TORUVIO.- ¿No le parece a vuestra merced?
MENCIGÜELA.- Y mi padre a catorce o quince dineros.
ALOXA.- Tenga yo una muestra de ellas.
TORUVIO.- ¡Válgame Dios, señor! Vuestra merced no me quiere entender... Hoy he yo plantado un renuevo de aceitunas y dice mi mujer que de aquí a seis o siete años llevará 200 o 300 kilos de aceituna y que ella la cogería y que yo la llevara y la muchacha la vendiese. Y que había de pedir a dos reales el kilo. Yo, que no; y ella, que sí. Y sobre esto ha sido la cuestión.
ALOXA.- ¡Vaya discusión! Nunca lo había visto. ¡Las aceitunas no están plantadas y a la niña ya le encargaban que las vendiesen!
MENCIGÜELA.- ¿Qué le parece, señor?
TORUVIO.- No llores, chica. Andad, hija, y ponedme la mesa, que yo os prometo comprar un vestido con las primeras aceitunas vendidas
ALOXA.- Así me gusta, vecino; entraos allá y tened paz con vuestra mujer.
TORUVIO.- Adiós, señor.
ALOXA.- (Al público) ¡Qué cosas más raras vemos en esta vida! ¡Las aceitunas no están plantadas, y ya las hemos visto reñidas!a) ¿Quién fue Lope de Rueda?
[Puede basarse en esta entrada de wikipedia: "Lope de Rueda"].b) ¿Qué es un "paso"? [Puede servirse de la entrada "Paso: qué es, definición, características principales, origen y contexto", de la web "tiposdearte.com" para contestar a la pregunta]. c) Fíjese cómo se ha adaptado el motivo. ¿Qué es lo que le aporta comicidad?
Puede verlo en este vídeo, interpretado por interpretado por la compañía "Requebrajo Teratro" (7'24''):
13.
También podemos rastrear el empleo de este motivo en nuestra literatura contemporánea, como en la clara referencia que hace Antonio Buero Vallejo en "Historia de una escalera" (al final del Acto I):
“(…) FERNANDO.- (Abrazándola por el talle). Carmina, desde mañana voy a trabajar de firme por ti. Quiero salir de esta pobreza, de este sucio ambiente. Salir y sacarte a ti. Dejar para siempre los chismorreos, las broncas entre vecinos… Acabar con la angustia del dinero escaso, de los favores que abochornan como una bofetada, de los padres que nos abruman con su torpeza y su cariño servil, irracional…CARMINA.-
(Reprensiva.) ¡Fernando!FERNANDO.- Sí. Acabar con todo esto. ¡Ayúdame tú! Escucha: voy a estudiar mucho, ¿sabes? Mucho. Primero me haré delineante. ¡Eso es fácil! En un año… Como para entonces ya ganaré bastante, estudiaré para aparejador. Tres años. Dentro de cuatro años seré un aparejador solicitado por todos los arquitectos. Ganaré mucho dinero. Por entonces tú serás ya mi mujercita, y viviremos en otro barrio, en un pisito limpio y tranquilo. Yo seguiré estudiando. ¿Quién sabe? Puede que entonces me haga ingeniero. Y como una cosa no es incompatible con la otra, publicaré un libro de poesías, un libro que tendrá mucho éxito…
CARMINA.-
(Que le ha escuchado extasiada). ¡Qué felices seremos!FERNANDO.- ¡Carmina!
(Se inclina para besarla y da un golpe con el pie a la lechera, que se derrama estrepitosamente. Temblorosos, se levantan los dos y miran, asombrados, la gran mancha en el suelo).Puede verlo representado aquí:
a) En teatro, ¿qué es una acotación?
[Puede servirse de este enlace, si le parece oportuno]. b) ¿Cree que la sucesión de deseos que va exponiendo Fernando es plausible? ¿Fantasea o se está fijado un objetivo?c) Advierta que el objetivo de Fernando es "salir de esta pobreza, de este sucio ambiente". ¿Considera que solo las personas "pobres" sueñan siempre con un futuro más prometedor?
d) Lea este poema de Eduardo Galeano, poeta uruguayo contemporáneo:
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la Liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.Puede escucharlo en este vídeo:
¿Quiénes cree que son "los nadie"? ¿Qué sueños cree que tiene, por ejemplo, un emigrante que acude a España en patera? ¿Qué sueños cree que tiene una familia en situación de exclusión social por no tener trabajo?e) ¿Qué simboliza en el texto de Buero Vallejo la leche derramada?
BIBLIOGRAFÍA.-Ayerbe Chaux, R. “El conde Lucanor, in Materia tradicional y originalidad creadora. Madrid: Porrúa, 1975.
Fradejas Lebrero, J. (1978). “Varias versiones más de la fábula de La lechera”. Cuadernos para la investigación de la literatura hispánica 1 (1978), pp. 21-30.
Gómez Rubio, Gema. "Nuevos castillos en el aire (AT1430): Lecturas y reescrituras del cuento de la lechera y algunas versiones del siglo XX", in DIGILEC, Revista Internacional de Lenguas y Culturas, 2 (2015), pp. 1 a 20.
Millé y Giménez, J. “La fábula de La lechera a través de diversas literaturas", in Estudios sobre literatura española. Buenos Aires: Facultad de Humanidades y Ciencia de La Plata, 1928, pp. 1-35.
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