Hemos visto en la entrada anterior (Los benedictinos, factor decisivo para el teatro medieval.) que los monjes benedictinos empezaron a emplear lo se ha denominado "tropos" (τρόπος), y que vienen a constituir la base del drama litúrgico, y, por ende, del teatro medieval.
LA RAE: define "tropo" como un
texto breve con música que, durante la Edad Media, se añadía al oficio litúrgico y que poco a poco empezó a ser recitado alternativamente por el cantor y el pueblo, dando origen al drama litúrgico".
En efecto, un monje de Saint-Gall (Suiza), utilizando la alternancia del canto gregoriano, empezará a parafrasear textos sagrados a partir del siglo X. Luego, en San Marcial de Limoges (Francia) se dará la primera pieza con el oficio de Pascua, salmodiando el diálogo entre el Ángel y las Santas mujeres al acudir al sepulcro (Quem quaeritis in Sepulchro?); a ésta le sucederán escenas del nacimiento (Quem quaeritis in praesepe?), etc…; primero en Francia, luego en Inglaterra, Alemania…; y pasando paulatinamente del latín a la lengua vernácula del país.
Los tropos, en palabras de Lázaro Carreter, se caracterizan por: