4 de junio de 2015

COLLIGE, VIRGO, ROSAS , "coge, doncella, las rosas". (Tópico) . (IV). Siglos XVIII al XXI.


SUMARIO:
Esta entrada consta de 4 secciones:
I.- Definición y aproximación.
II. El tópico en la época grecolatina y Edad Media.
III. El tópico en los siglos XVI y XVII.
IV. El tópico en los siglos XVIII a XXI.
a) El tópico durante el siglo XVIII.
b) El tópico durante el siglo XIX.
c) El tópico a finales del siglo XIX hasta el XXI.

§ EL TÓPICO DURANTE EL SIGLO XVIII.

Aunque pervivió en agonía postbarroca, que se mantuvo durante la primera mitad del siglo XVIII, será en la segunda mitad, con la recuperación de los poetas latinos y del Renacimiento, cuando cobre nueva vitalidad. Como dijo J.L. Alborg:

la primera mitad viene a representar una continuación de la lírica barroca del Seiscientos, que prolonga penosamente su decadencia; luego, hacia mediados del siglo, el mundo ideológico y la sensibilidad propia de la época están ya lo suficientemente difundidos para despertar una nueva expresión que es la que viene calificándose de poesía neoclásica.

No entramos en esta entrada en la división que Emilio Palacios Fernández ["Evolución de la poesía en el siglo XVIII", in Historia de la Literatura Española e Hispanoamericana. Tomo IV, Madrid-México-Buenos Aires-Caracas, Ediciones Orgaz, 1979, pp. 23-85.] estableció para este período: postbarroco (Álvarez de Toledo, Torres Villarroel, Lobo, Porcel...); rococó a partir de 1.737-hasta pasada la mitad del siglo); neoclasicismo (desde las segunda mitad del siglo al entorno de 1.775), ilustración (a partir de Jovellanos), prerromanticismo (último cuarto de siglo hasta 1.808). Ahora bien, será la poesía "rococó" la que comience a introducir el tono hedonista y sensual de la poesía anacreóntica, y las reminisicencias de Virgilio y Horacio.

■ Soneto, Se excusa al convite de una dama
que se llamaba Rosa, en la celebridad de su cumpleaños,

de Eugenio Gerardo Lobo (1.679-1.750)

Ya de obsequiantes el concurso vario
sobre el asunto formará mil glosas,
entretejiendo en la oración más rosas
que recoge en abril un boticario.

Te dirán que eres bello relicario
de las saetas del amor dichosas
,
y que el año que cumplen las hermosas
solo gasta el papel del calendario;

que se marchitan las comunes flores,
pero rosas cual tú, siempre divinas,
con el tiempo duplican los primore
s.

No te dejes llevar de esas doctrinas,
pues se pasan muy presto los verdores
y se quedan punzando las espinas.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Soneto, A una dama,
de Diego de Torres Villarroel (1.693-1.770)

Nace el sol derramando su hermosura,
pero pronto en el mar busca el reposo
;
¡oh condición inestable de lo hermoso,
que en el cielo también tan poco dura.

Llega el estío, y el cristal apura
del arroyo que corre presuroso;
mas ¿qué mucho si el tiempo codicioso
de sí mismo, tampoco se asegura?

Que hoy eres sol, cristal, ángel, aurora,
ni lo disputo, niego, ni lo extraño;
mas poco ha de durarte, bella Flora,

que el tiempo, con su curso y con su engaño,
ha de trocar la luz que hoy te adora
en sombras, en horror y en desengaño.

[El soneto, dentro del esquema del barroco tardío, ni invita al goce del momento, ni hace una descripción de la amada. Ahora bien, le da un giro de reformulación, partiendo de la constatación de hechos de la naturaleza, que pasan y se suceden, evocará levemente los elementos del "collige, virgo, rosas": sucesión de un día ("Nace el sol derramando su hermosura,/ pero pronto en el mar busca el reposo"), "aurora", "Flora", y añadirá el tópico de "vita flumen"("el arroyo corre presuroso" y "el tiempo, con su curso y con su engaño,/ ha de trocar la luz que hoy te adora...").

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ La rosa de abril,
de José Iglesias de la Sala (1.748-1.791)

Zagalas del valle,
que al prado venís
a tejer guirnaldas
de rosa y jazmín,
parad en buen hora
y al lado de mí
mirad más florida
la rosa de abril.


Su sien, coronada
de fresco alhelí,
excede a la aurora
que empieza a reír,
y más si en sus ojos,
llorando por mí,
sus perlas asoma
la rosa de abril.

Veis allí la fuente,
veis el prado aquí
do la vez primera
sus luceros vi;
y aunque de sus ojos
yo el cautivo fui,
su dueño me llama
la rosa de abril.

La dije:-¿Me amas?-
Díjome ella:-Sí-.
Y porque lo crea
me dio abrazos mil.
El Amor, de envidia,
cayó muerto allí,
viendo cuál me amaba
la rosa de abril.

De mi rabel dulce
el eco sutil
un tiempo escucharon
londra y colorín;
que nadie más que ellos
me oyera entendí,
y oyéndome estaba
la rosa de abril.

En mi blanda lira
me puse a esculpir
su hermoso retrato
de nieve y carmín;
pero ella me dijo:
-Mira el tuyo aquí-;
y el pecho mostróme
la rosa de abril.

El rosado aliento
que yo a percibir
llegué de sus labios,
me saca de mí;
bálsamo de Arabia
y olor de jazmín
excede en fragancia
la rosa de abril.

El grato mirar,
el dulce reír,
con que ella dos almas
ha sabido unir,
no el hijo de Venus
lo sabe decir,
sino aquel que goza
la rosa de abril.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Oda VI, ¡cómo se van las horas!,
de Juan Meléndez Valdés (1.754-1.817)

¡Cómo se van las horas,
y tras ellas los días
y los floridos años
de nuestra frágil vida!

La vejez luego viene,
del amor enemiga,

y entre fúnebres sombras
la muerte se avecina,
que escuálida y temblando,
fea, informe, amarilla,
nos aterra, y apaga
nuestros fuegos y dichas.
El cuerpo se entorpece,
los ayes nos fatigan,
nos huyen los placeres
y deja la alegría.
Si esto, pues, nos aguarda,
¿para qué, mi Dorila,
son los floridos años
de nuestra frágil vida?

Para juegos y bailes
y cantares y risas
nos los dieron los cielos,
las Gracias los destinan.
Ven ¡ay! ¿qué te detiene?
Ven, ven, paloma mía,
debajo de estas parras
do leve el viento aspira;
y entre brindis süaves
y mimosas delicias
de la niñez gocemos,
pues vuela tan aprisa.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Traducción de "De rosis" de Ausonio,
de Juan Ignacio González del Castillo (1.763-1.800)

Era la primavera
y el día que de nuevo se asomaba
colorando la esfera
de rubios resplandores, respiraba
un fresquísimo ambiente
cuyo tacto punzaba suavemente.
Un grato vientecillo
más sutil que otras veces, pero blando,
con rápido vuelillo
se adelanta a la Aurora demostrando
que entonces presuroso
se anticipaba a un día caluroso.
Yo con pasos inciertos
iba por los cruzados andadores
de los regados huertos,
solicitando pues con los albores
del renaciente día
excitar en mi pecho la alegría.
Entonces vi el rocío
ya pender de las corvas yerbezuelas
cuajado con el frío,
ya estar sobre las verdes cabezuelas
de la tierna hortaliza
qual por las leves auras se desliza.
Vi las gruesas gotillas
unas tras otras descender rodando
por las blancas sendillas
de los tendidos tallos, abultando
sus globos con exceso
del agua celestial al grave peso.
Vi también los rosales
que ostentaban con plácida frescura
las gracias naturales
propias de la Pestana agricultura,
de plata salpicadas
al asomarse Cipria a los collados.
En las matas que estaban
con la líquida escarcha guarnecidas
entonces blanqueaban
las gotillas de aljófar esparcidas
para sentir desmayos
al blando herir de los primeros rayos.
Dudaría si daba
a las fragantes rosas el Aurora
o acaso les robaba
el bello rosicler que las colora;
o si el naciente día
las florecillas de rubor teñía.
Gozaban flor y estrella,
de un color, de un rocío y de una Aurora,
porque la Diosa bella
de Citeres es única señora
del astro nacarado
y de la rosa honor del verde prado
Y acaso una fragancia
será la de las dos; pero fluyendo
aquél en más distancia
por los aires se va desvaneciendo;
y esta en sitio inmediato
hace más sensación en el olfato.
Así, según infiero,
Citeres como Reina y como Diosa
del hermoso lucero
que precede a la luz, y de la rosa,
manda que a la mañana
ambas se vistan de la misma grana.
Llegó, pues, el momento
en que los pimpolluelos que nacían
y al blando movimiento
de los jugos, sus cálices abrían
del todo se animasen
y en iguales casquillos se rasgasen.
Una, pues, verdeguea
con un capillo de apretadas hojas,
que en torno la rodea;
esta descubre las señales rojas
que la púrpura pinta
en las hojillas con sangrienta tinta.
Una desenvainando
del capullo purpúreo la cuchilla,
prosigue desgajando
lentamente la erguida coronilla,
pues desde que aparece
en forma de obelisco alienta y crece.
Otra insensiblemente
desenvuelve las finas vestiduras
que en la agudilla frente
recogió con espesas ligaduras,
queriendo entre las flores
graduar por sus hojas los primores.
En efecto, al instante,
la florecilla plácida dilata
su azafate fragante,
mostrando entre las hojas de escarlata
las ocultas semillas
apiñadas en torno y amarillas.
Mas la que con el fuego
de su roxo compite, poco hace
resplandecía, luego
mustia, pálida y seca se deshace,
mirando entre congojas
la acelerada fuga de sus hojas.
Yo estaba como absorto
admirando tan súbita derrota
en espacio tan corto;
y que la infeliz rosa mientras brota
llegue de un solo paso
desde el alegre oriente al triste ocaso.
En el breve momento
que lo digo las hojas encendidas
volaron por el viento
del botón primoroso desprendidas,
y la tierra lucía
con el roxo matiz que la cubría.
En fin tanta belleza,
tan grandes y admirables creaciones,
tanto ornato y riqueza,
tan diversas y nuevas mutaciones,
un día las influye
y el mismo enteramente las destruye.
Nos quejamos, Natura,
de que tan poco dure de estas flores
la gracia y hermosura;
pues apenas ostentan sus primores
quando la mano arrojas
y de tus mismos dones las deshojas.

Lo que una Aurora existe
existe de la rosa vida y gozo;
pues apenas se viste
su tez brillante de purpúreo bozo,
quando la vejez llega,
y su cáílz y vástago doblega.

Pues a la que primero
parvulilla miró desde el Oriente
el radiante lucero,
después cuando desciende al Occidente
la vuelve a ver anciana
desaliñada, corva y casi cana.
Mas aunque injusto hado
en tan breves momentos la arrebata,
ella misma en el prado
los plazos de la vida se dilata,
dexando en sus botones
una gran multitud de sucesiones.
Por tanto, jovencillas,
cortad rosas, saciad vuestros anhelos
mientras hay florecillas
recientes y recientes pimpolluelos;
mas no olvidéis acaso
que nuestra vida corre al mismo paso
.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Debe gozarse de la juventud, (imitación de Horacio, Carm. I, 9)
de Alberto Rodríguez de Lista y Aragón (1.775-1.848).

¿No ves cómo blanquea
coronada de nieve la alta cumbre.
y de sus hojas desea
la selva yerta y del abril lalumbre,
y en prisiones de hielo
se para encadenado el arroyuelo?
Echa con larga mano
en el fuego la encina destrozada:
del Aquilon insano
burla la furia en la mansión cerrada,
y la que el Letes cría
llene los vasos plácida ambrosía.

Que las altas deidades
sosegarán los vientos tempestuosos. Las dulces soledades
del bosque y los oteros deliciosos
y la gentil pradera
gozarás en la alegre primavera.

Mas no del tiempo fíes,
que en alas de las horas va volando.
Ora bebes y ríes:
este momento inesperado y blando,
que concede la suerte,
róbale astuto a la implacable muerte.

Mientras tu frente hermosa
no amanece con rugas y con canas
la senectud morosa,
goza de abril las plácidas mañanas
y las danzas y amores,
y con tu bella hablar entre las flores.

Y su reír travieso,
cuando artera se oculta en los rosales,
castigue el dulce beso:
más dulce que de Himeto los panales
al joven amoroso,
y a la que lo resiste aún más sabroso.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Anacreóntica,
de Alberto Rodríguez de Lista y Aragón (1.775-1.848).

¿No ves aquella rosa,
que con beldad lozana
el lindo seno ofrece
al céfiro del alba?
Pues aún no bien las sombras
del alto monte caigan,
cuando su pompa hermosa
mustia verás y ajada.
No pierdas, no Mirtila,
tu plácida mañana;
la más brillante rosa
al otro sol no alcanza
.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ El desengaño,
de Alberto Rodríguez de Lista y Aragón (1.775-1.848).

...
Sepultada en el hielo desfallece
del diciembre nevoso
la tierna rosa, honor de la pradera:
mas si a la primavera
el amante Favonio blando mece
su vástago espinoso,
del soplo cariñoso
siente la inspiración, y conmovida
las bellas hojas tímida despliega,
y a amor su seno entrega,
y es delicia y placer su corta vida.


¡Dichosa flor!, la juventud de un día
gozas brillante, y mueres
sin ver la triste luz del desengaño.
Yo, infeliz,por mi daño
tu numen invoqué, razón impía,
y más funesta eres
que los falsos placeres.
Tú disipaste el dulce devaneo,
que me halagaba y dejas su memoria:
o vuélveme mi gloria,
o de gozarla quítame el deseo.

[Advertimos que no se invita a gozar de la juventud, sino que se recrima que ese goce, de sólo un día, como la vida de la rosa, ha sido tan efímero, que se desea volver a repetirlo o al menos que se le libere de tal deseo].

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

§ El tópico durante el siglo XIX.

No usó el romanticismo de este tópico, ajeno al goce la vida y del momento, y más parapetado en el hastío de la misma, con sus tristezas y melancolías que desarrollan sus reflexiones y acciones en paisajes y ambientes no precisamente primaverales, sino oscuro y vacíos de color. Lo mismo pasó en el período realista y naturalista. Exclusivamente lo veremos en poetas menores, continuadores de modelos antiguos.

■ Soneto: A la muerte de E***,
de Antonio García Gutiérrez (1.813-1.884)

¡Rosa marchita, que en tu bella aurora
víctima fuiste del rigor del hado!
¡Flor malograda que con ceño airado
la Parca horrible desoló traidora!


¡Oh! ¡Cuánto has sido triste! En vano llora
siempre Dalmiro en tu sepulcro helado,
que a cada instante un eco desmayado
murió, me dice, tu infeliz pastora.

¡Y no más la veré! ¡Terrible pena!
¡Y no más en su rostro la sonrisa
hará mi encanto, de delicias llena!

¡Oh! ¡Dura suerte! ¡Obligación precisa!
¡Que ya más no veré tu faz serena!
Que ya no existe mi adorada Elisa.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ La inocencia,
de Ignacio Rodríguez Galván (1.816-1.842)

(...)
-Tu vives, oh niña hermosa,
cual la rosa
en lo interior de un breñal;
no de tu sueño despiertes,
porque adviertes
cuán horroroso es tu mal.

Al sueño tornar querrías,
no podrías;
el cielo así lo ordenó;
y tan solamente el llanto
y el quebranto
por patrimonio nos dio.

La vida es estrecha vía,
do nos guía
solo el destino fatal:
encantados proseguimos,
mas sentimos
de súbito frío puñal.
(...)
Goza, goza, niña pura,
de tus días de ventura,
de tu inocencia feliz;
y de tu dicha presente
jamás se borre en tu mente
el delicado matiz.

El pesar que me fatiga
se cambie en delicia amiga
que me halague el corazón;
y pueda lleno de gozo,
de alegría, de alborozo,
entonar grata canción.

Corona de frescas rosas,
apacibles, olorosas,
tejerte quería yo;
y a tiempo que la formaba,
espina que me punzaba
en mis manos se tornó.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ La rosa de la desposada,
de Pedro de Madrazo y de Kuntz (1.816-1.898)

Seres y cosas que en el mundo amamos
Acibaran quizá nuestra existencia,
Porque dispuso la divina ciencia
Que lo que más queremos ¡ay! perdamos.

Tal vez quien ama, olvida:
Que si delicias hay en entregarse
Con cuerpo y alma al ser que a amar convida,
No hay cosa más amarga que la vida
En el trance cruel de separarse.

En un jardín, lisonja del verano,
Un pimpollo entreabierto recogiste,
Y en agua cristalina sumergiste
El tallo que al rosal cortó tu mano.

Pero recuerda, hermosa,
Lo que dura esa flor que al tiesto pides:
La ves a la mañana fresca rosa
Y a la noche marchita: ¡no lo olvides!


Feliz te adornas con la flor abierta;
Porque te dio la suerte un compañero,
Dichosa libas el amor primero,
Y repites con canto placentero
Que para todos se cerró tu puerta.

¡Mas baja el tono, baja:
Si gemir de repente oyes sus gonces...
Tal vez un ataúd y una mortaja
Traerán para él, y llorarás entonces!

Pero óyeme, ángel bello,
Que llevas ya la mano temblorosa
Al dorado cabello,
Donde se marchitó la flor hermosa:

¡Somos peregrinantes,
Y al separarnos tristes, bien sabemos
Que, aunque seguimos rutas muy distantes,
Al fin de la jornada nos veremos!

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Soneto, Flor de un día,
de José Amador de los Ríos (1.818-1.878)

Fresca, lozana y odorosa y pura
Abre la rosa en el pensil ameno
;
Mas vil gusano su purpúreo seno
Taladra, apenas brilla su hermosura.

Ruge aquilón, y en su feroz bravura
El tallo rompe como frágil heno,
Y envuelta cae en el inmenso cieno
Ajada su esplendente vestidura.


Así la juventud la bella aurora
Su albor ostenta al despuntar el día
É ilusiones sin cuento al par colora;


Pero ¡ay! llega la tarde mustia y fría
Que desengaños crueles atesora:
¿Quién en sombra tan leve necio fía?

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Soneto: "Rosaura",
de Alejandro Arango y Escando (1.821-1.883)

Risueña, ufana, sobre el césped blanco,
de abril en tarde plácida y serena
está Rosaura en la floresta amena,
al son de alegre tamboril bailando.

Rosas, jazmines, a su paso echando,
aplaude el pueblo y la comarca atruena,
y va la vida de donaire llena,
rosas, jazmines, a su paso hollando.

Pero ¿y mañana? al despuntar la aurora
y no bien aparezca su lucero,
tendrá ya dueño que en el alma adora.


Y si dice su señor: «No quiero»,
por más que gima la gentil pastora,
será este su bailar postrero.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Ya verás dolora (imitación),
de Manuel Acuña (1.849-1.873)

Goza, goza, niña pura,
Mientras en la infancia estás;
Goza, goza esa ventura
Que dura lo que una rosa.

—¿Qué?, ¿tan poco es lo que dura?
—Ya verás niña graciosa,
ya verás.

Hoy es un vergel risueño
La senda por donde vas;
Pero mañana, mi dueño,
Verás abrojos en ella.
—¿Pues qué?, ¿sus flores son sueño?
—Sueño nada más, mi bella,
Ya verás.

Hoy el carmín y la grana
Coloran tu linda faz;
Pero ya verás mañana
Que el llanto sobre ella corra...
—¿Qué?, ¿los borra cuando mana?
—Ya verás cómo los borra,
ya verás.

Y goza mi tierna Elmira,
Mientras disfruta de paz;
Delira, niña, delira
Con un amor que no existe
¿Pues qué?, ¿el amor es mentira?
—Y una mentira muy triste,
Ya verás.

Hoy ves la dicha delante
Y ves la dicha detrás;
Pero esa estrella brillante
Vive y dura lo que el viento.
—¿Qué?, ¿nada más dura un instante?
—Sí, nada más un momento,
ya verás.

Y así, no llores mi encanto,
Que más tarde llorarás;
Mira que el pesar es tanto,
Que hasta el llanto dura poco.
—¿Tampoco es eterno el llanto?
—¡Tampoco, niña, tampoco,
ya verás!

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

§ EL TÓPICO A FINALES DEL SIGLO XIX HASTA EL XXI.

El nacimiento de los "ismos" irá dando un nuevo valor al tópico y una visión más fresca y original con la incorporación del punto de vista de la mujer. El esteticismo sensual y sexual del modernismo (con sus dos posturas de evasión o de mirada interior, de vitalidad o de preocupación angustiosa) dará un marcado valor al símbolo de la rosa, aunque no tan pronunciado como a otros más representativos del movimiento literario (cisne, pavo real, torre de marfil...).

■ Date lilia,
de Salvador Díaz Mirón (1.853-1.928)

¡Clava en mí tu pupila centellante
en donde el toque de la luz impresa
brilla como una chispa de diamante
engastada en una húmeda turquesa!

¡Tal fulgura una perla de rocío
en el esmalte azul de una corola
!
¡Tal radia en el crepúsculo sombrío
la estrella del amor, pálida y sola!

Deja que ruede libre tu cabello
como la linfa que desborda el cauce,
para que caiga en torno de tu cuello
como el follaje alrededor del sauce;

para que flote, resplandor de aurora
sobre tu rostro que el sonrojo empaña
como esas tintas con que el sol colora
la nieve que circunda la montaña;

para que al soplo de mi aliento vuele
y tu ígneo labio, cuya esencia adoro,
ría a través cual la amapola suele,
roja y vivaz, en el trigal de oro.

¡Habla! ¡Mas sólo de placer! Exhala
el arrullo nupcial de la paloma!
¡Fuera el temor! ¡La rosa de Bengala
no tiene espinas, mas tampoco aroma!


Tu acento de sirena me embelesa...
Tu palabra es miel híblea derramada...
Tu boca, que cerrada es una fresa,
se abre como se parte una granada.


Pero guardas silencio y te estremeces.
¿Por qué te aflige la mundana insidia?
¡Consuélate pensando que los jueces
que nos condenen, nos tendrán envidia!


¿No me oyes? ¿Cuál ha sido nuestra falta?
¿Es culpable la sed que apura el vaso?
¿Comete un crimen el raudal que salta
cuando halla un dique que le corta el paso?

¿Por qué triste y glacial como la muda
estatua del dolor bajas la vista,
mientras tu mano anuda y desanuda
las puntas del pañuelo de batista?

¿Por que esa gota en que expiró un reproche
corre por tu mejilla ruborosa
como un hilo de aljófar de la noche
por un tímido pétalo de rosa?

¿Por qué tu pecho en que el candor anida
tiembla con ansia cual batiendo el vuelo
palpita el ala de la garza herida
que pugna en vano por alzarse al cielo?

¡Ya está, vamos! ¡Que cese tu quebranto!
¡Alza tu bella cabecita rubia,
quiero ver tu sonrisa entre tu llanto
como un rayo de sol entre la lluvia!

La palma vuelve su cogollo espeso
a aspirar aire con gentil donaire
y ebria de amor en el festín del beso,
estalla en flores, perfumando el aire.

¡Imita al árbol del desierto! ¡Sacia
tu afán de dicha y que tu canto vibre!
¡Ave María, en plenitud de gracia:
joven, hermosa, idolatrada y libre!

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

Vamos a poner dos ejemplos del también mejicano Gutiérrez Nájera, incitando a disfrutar del amor juvenil... a un hombre, no a una doncella. El eco del tópico es claro, reforzado por el del "carpe diem".

■ ¡Si tú murieras!,
de Manuel Gutiérrez Nájera (1.859-1.895)

Anoche, mientras fijos tus ojos me miraban
y tus convulsas manos mis manos estrechaban,
tu tez palideció.
¿Qué hicieras —me dijiste— si en esta noche misma
tu luz se disipara, si se rompiera el prisma,
si me muriera yo?

¡Ah! deja las tristezas al nido abandonado,
las sombras a la noche, los dardos al soldado,
los cuervos al ciprés.
No pienses en lo triste que sigiloso llega;
los mirtos te coronan, y el arroyuelo juega
con tus desnudos pies.

La juventud nos canta, nos ciñe, nos rodea;
es grana en tus mejillas; en tu cerebro, idea,
y entre tus rizos, flor;
tenemos en nosotros dos fuerzas poderosas,
que triunfan de los hombres y triunfan de las cosas:
¡La vida y el amor!

Comparte con mi alma tus penas y dolores,
te doy mis sueños de oro, mis versos y mis flores
a cambio de tu cruz.
¿Por qué temer los años si tienes la hermosura;
la noche, si eres blanca; la muerte, si eres pura;
la sombra, si eres luz?

Seré, si tú lo quieres, el resistente escudo
que del dolor defienda tu corazón desnudo;
y si eres girasol,
seré la pare oscura que en hondo desconsuelo
sin ver jamás los astros se inclina siempre al suelo;
tú, la que mira al sol.

La muerte está muy lejos; anciana y errabunda,
evita los senderos que el rubio sol fecunda,
y por la sombra va;
camina sobre nieve, por rutas silenciosas,
huyendo de los astros y huyendo de las rosas;
¡la muerte no vendrá!

La vida, sonriendo, nos deja sus tesoros.
¡Abre tus negros ojos, tus labios y tus poros
al aire del amor!

Como la madre monda las frutas para el niño,
Dios quita de tu vida, cercada de cariño,
las penas y el dolor.

Ahora todo canta, perfuma o ilumina;
ahora todo copia tu faz alabastrina,
y se parece a ti;
aspiro los perfumes que brotan de tu trenza,
y lo que en tu alma apenas como ilusión comienza,
es voluntad en mí.

¡Ah! deja las tristezas al nido abandonado,
las sombras a la noche, los dardos al soldado;
los cuervos al ciprés.
No pienses en lo triste que sigiloso llega;
los mirtos te coronan, y el arroyuelo juega
con tus desnudos pies.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ A un triste,
de Manuel Gutiérrez Nájera (1.859-1.895)

¿Por qué de amor la barca voladora
con ágil mano detener no quieres,
y esquivo menosprecias los placeres
de Venus, la impasible vencedora
?

A no volver los años juveniles
huyen
como saetas disparadas
por mano de invisible Sagitario;
triste vejez, como ladrón nocturno,
sorpréndenos sin guarda ni defensa,
y con la extremidad de su arma inmensa,
la copa del placer vuelca Saturno.

¡Aprovecha el minuto y el instante!
Hoy te ofrece rendida la hermosura
de sus hechizos el gentil tesoro,
y llamándote ufana en la espesura,
suelta Pomona sus cabellos de oro.


En la popa del barco empavesado
que navega veloz rumbo a Citeres,
de los amigos del clamor te nombra
mientras, tendidas en la egipcia alfombra,
sus crótalos agitan las mujeres.


Deja, por fin, la solitaria playa,
y coronado de fragantes flores
descansa en la barquilla de las diosas.
¿Qué importa lo fugaz de los amores?
¡También expiran jóvenes las rosas!

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Poema del otoño,
de Rubén Darío (1.867-1.916)

Tú, que estás la barba en la mano
meditabundo,
¿has dejado pasar, hermano,
la flor del mundo?

Te lamentas de los ayeres
con quejas vanas:
¡aún hay promesas de placeres
en los mañanas!

Aún puedes casar la olorosa
rosa y el lis,
y hay mirtos para tu orgullosa
cabeza gris.

El alma ahíta cruel inmola
lo que la alegra,
como Zingua, reina de Angola,
lúbrica negra.

Tú has gozado de la hora amable,
y oyes después
la imprecación del formidable
Eclesiastés.

El domingo de amor te hechiza;
mas mira cómo
llega el miércoles de ceniza;
Memento, homo...

Por eso hacia el florido monte las almas van,
y se explican Anacreonte
y Omar Kayam.


Huyendo del mal, de improviso
se entra en el mal,
por la puerta del paraíso
artificial.

Y no obstante la vida es bella,
por poseer
la perla, la rosa, la estrella
y la mujer
.

Lucifer brilla. Canta el ronco
mar. Y se pierde
Silvano, oculto tras el tronco
del haya verde.

Y sentimos la vida pura,
clara, real,
cuando la envuelve la dulzura
primaveral.


¿Para qué las envidias viles
y las injurias,
cuando retuercen sus reptiles
pálidas furias?

¿Para qué los odios funestos
de los ingratos?
¿Para qué los lívidos gestos
de los Pilatos?

¡Si lo terreno acaba, en suma,
cielo e infierno,
y nuestras vidas son la espuma
de un mar eterno!

Lavemos bien de nuestra veste
la amarga prosa;
soñemos en una celeste
mística rosa.

Cojamos la flor del instante;
¡la melodía
de la mágica alondra cante
la miel del día!

Amor a su fiesta convida
y nos corona.
Todos tenemos en la vida
nuestra Verona.

Aun en la hora crepuscular
canta una voz:
«Ruth, risueña, viene a espigar
para Booz!»

Mas coged la flor del instante,
cuando en Oriente
nace el alba para el fragante
adolescente.


¡Oh! Niño que con Eros juegas,
niños lozanos,
danzad como las ninfas griegas
y los silvanos.

El viejo tiempo todo roe
y va de prisa;
sabed vencerle, Cintia, Cloe
y Cidalisa.


Trocad por rosas azahares,
que suena el son
de aquel Cantar de los Cantares
de Salomón.

Príapo vela en los jardines
que Cipris huella;
Hécate hace aullar a los mastines;
mas Diana es bella;

y apenas envuelta en los velos
de la ilusión,
baja a los bosques de los cielos
por Endimión.

¡Adolescencia! Amor te dora
con su virtud;
goza del beso de la aurora,
¡oh juventud!

¡Desventurado el que ha cogido
tarde la flor!
Y ¡ay de aquel que nunca ha sabido
lo que es amor!


Yo he visto en tierra tropical
la sangre arder,
como en un cáliz de cristal,
en la mujer

Y en todas partes la que ama
y se consume
como una flor hecha de llama
y de perfume.

Abrasaos en esa llama
y respirad
ese perfume que embalsama
la Humanidad.

Gozad de la carne, ese bien
que hoy nos hechiza,
y después se tornará en
polvo y ceniza.

Gozad del sol, de la pagana
luz de sus fuegos;
gozad del sol, porque mañana
estaréis ciegos.

Gozad de la dulce armonía
que a Apolo invoca;
gozad del canto, porque un día
no tendréis boca.

Gozad de la tierra que un
bien cierto encierra;
gozad, porque no estáis aún
bajo la tierra.


Apartad el temor que os hiela
y que os restringe;
la paloma de Venus vuela
sobre la Esfinge.

Aún vencen muerte, tiempo y hado
las amorosas;
en las tumbas se han encontrado
mirtos y rosas.

Aún Anadiódema en sus lidias
nos da su ayuda;
aún resurge en la obra de Fidias
Friné desnuda.

Vive el bíblico Adán robusto,
de sangre humana,
y aún siente nuestra lengua el gusto
de la manzana.

Y hace de este globo viviente
fuerza y acción
la universal y omnipotente
fecundación.

El corazón del cielo late
por la victoria
de este vivir, que es un combate
y es una gloria.

Pues aunque hay pena y nos agravia
el sino adverso,
en nosotros corre la savia
del universo.

Nuestro cráneo guarda el vibrar
de tierra y sol,
como el ruido de la mar
el caracol.

La sal del mar en nuestras venas
va a borbotones;
tenemos sangre de sirenas
y de tritones.

A nosotros encinas, lauros,
frondas espesas;
tenemos carne de centauros
y satiresas.

En nosotros la vida vierte
Fuerza y calor.
¡Vamos al reino de la Muerte
Por el camino del Amor!

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

Con el acercamiento al siglo XX, vamos a encontrarnos a partir de ahora con nuevas variantes del "collige, virgo, rosas", puesto que la perspectiva varía. Ahora, puesto el tópico en boca de una mujer, generará un mundo nuevo con posibilidades realmente maravillosas cargadas de sensualidad. Si hasta ahora, según el cancionero tradicional, "dama que pierde el honor / es semejante a la rosa / porque cuando se deshoja / es rosa pero no es flor", con la libertad sexual de ésta podremos vislumbrar que el tono se hace más atrevido, al pasar de ser el hombre el que exhorta ("corta, doncella, la rosa"), a ser la mujer la que invita a gozar de su juventud y belleza ("deshójame, oh amado,/ rosa soy entre tus manos").

■ La hora,
de Juana de Ibarbourou (1.872-1.979)

Tómame ahora que aún es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.

Tómame ahora que aún es sombría
esta taciturna cabellera mía.

Ahora, que tengo la carne olorosa
y los ojos limpios y la piel de rosa.

Ahora, que calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera.

Ahora, que en mis labios repica la risa
como una campana sacudida aprisa.

Después... ¡Ah, yo sé
que ya nada de eso más tarde tendré!


Que entonces inútil será tu deseo
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.

¡Tómame ahora que aún es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!

Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.

Hoy, y no mañana. Oh amante. ¿No ves
que la enredadera crecerá ciprés?

[Distinguimos claramente que "tómame" expresa en el plano semántico la exhortación vehemente y epicúrea, que invita al goce sensual y disfrute del momento, "ahora". "Después", será tiempo imposible... Y ello en virtud de la imagen de la rosa, pues, cuando "anochezca", se volverá mustia. Ahora bien, resulta que la invitación la realiza una "mujer". Ya no es "coge, doncella, la rosa", sino "coge, amado, mi rosa", todo ello en el marco de una autodescripción con clara conciencia de belleza y juventud ("ahora que tengo la carne olorosa/ y los ojos limpios y la piel de rosa. Ahora que...")].

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ La miel,
de Edelmira Agustini (1.886-1.914)

Busca en la miel de los sueños
Sagrada Embriaguez. Sin ceños
Se abre a ti la mar dorada.
¡Boga, Simbad de los sueños!

Peregrino de una hada
Cruza climas halagüeños.
Lleva tu boca enmelada
Al beso de miel del hada
.

¡La suma miel! Mas tú toca
Un punto la maga boca
Y alza un dique de diamante
Entre ella y tu golosina.
- Goza la flor un instante
Y... cuidando de la espina.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ La copa de amor,
de Edelmira Agustini (1.886-1.914)

Bebamos juntos en la copa egregia!
Raro licor se ofrenda a nuestras almas.
Abran mis rosas su frescura regia
A la sombra indeleble de tus palmas!

Tú despertaste mi alma adormecida
En la tumba silente de las horas;
A ti la primer sangre de mi vida
¡En los vasos de luz de mis auroras!

Ah! tu voz vino a recamar de oro
Mis lóbregos silencios; tú rompiste
El gran hilo de perlas de mi lloro,
Y al sol naciente mi horizonte abriste.

Por ti, en mi oriente nocturnal, la aurora
Tendió el temblor rosado de su tul;
Así en las sombras de la vida ahora,
Yo te abro el alma como un cielo azul!

* * *

¡Ah yo me siento abrir como una rosa!
Ven a beber mis mieles soberanas:
¡Yo soy la copa del amor pomposa
Que engarzará en tus manos sobrehumanas!

La copa erige su esplendor de llama...
¡Con que hechizo en tus manos brillaría!
Su misteriosa exquisitez reclama
Dedos de ensueño y labios de armonía.

Tómala y bebe, que la gloria dora
El idilio de luz de nuestras almas;
¡Marchítense las rosas de mi aurora
A la sombra indeleble de tus palmas!

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Impulso,
de José Moreno Villa (1.887-1.955)

De prisa, de prisa:
lo que se cayó, no lo cojas.
Tenemos más, tenemos más;
tenemos de sobra.

¡De prisa! ¡De prisa!
Lo que nos robaron, no importa.
Tenemos más, tenemos más;
tenemos de sobra.

¡Derechos, derechos...!
No te pares; coge la rosa
y a la mendiga del camino
dale la bolsa;
porque, amigo, tenemos más;
tenemos de sobra.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

Vamos a descubrir dos momentos diferentes en Alfonsina Storni, que además están puestos en boca de una mujer. En el primero se invita al amado a "cortar la rosa"; en el segundo, cortada ya, se rememora y se desea un nuevo "corte".

■ Capricho 2,
de Alfonsina Storni (1.892-1.938)

Escrútame los ojos, sorpréndeme la boca,
sujeta entre tus manos esta cabeza loca;
dame a beber veneno, el malvado veneno
que moja los labios a pesar de ser bueno.

Pero no me preguntes, no me preguntes nada
de por qué lloré tanto en la noche pasada;
las mujeres lloramos sin saber, porque sí.
Es esto de los llantos pasaje baladí.

Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto,
un mar un poco torpe, ligeramente oculto,
que se asoma a los ojos con bastante frecuencia
y hasta lo manejamos con una dúctil ciencia.

No preguntes amado, lo debes sospechar:
en la noche pasada no estaba quieto el mar.
Nada más. Tempestades que las trae y las lleva
un viento que nos marca cada vez costa nueva.

Sí, vanas mariposas sobre jardín de Enero,
nuestro interior es todo sin equilibrio y huero.
Luz de cristalería, fruto de carnaval
decorado en escamas de serpientes del mal.

Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta:
deseamos y gustamos la miel en cada copa
y en el cerebro habemos un poquito de estopa.

Bien. No, no me preguntes. Torpeza de mujer,
capricho, amado mío, capricho debe ser.
Oh, déjame que ría. ¿No ves que tarde hermosa?
Espínate las manos y córtame una rosa.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Lo inacabable,
de Alfonsina Storni (1.892-1.938)

No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
Vendrá la primavera y habrá flores...
el tronco seco dará nuevas hojas.


Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo; romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.

Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora.

Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora.


Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ La muerte de la rosa,
de Jorge Guillén (1.893-1.984)

Sobre su tallo se yergue,
Blanca ante todos, la rosa,
En este jardín es ella
Quien dominó a la redonda

Del rico plantel. Un pétalo 5
Va inclinándose
a su sombra.
Ni puro ya ni fragante,
Se resquebraja, se acorta.
Arrugas hay. Y tendiéndosa
Por amarillos sin gloria. 10
Como si hubiese desorden
Aumentan y se abandonan.
Algunos pétalos planos
-deformada la corola,
Ya no círculo de amor- 15
Caen al suelo, no importan.
Florece el jardín en torno
De la que agoniza a solas

Y bien descubre ante el sol
Los estambres que amontona, 20
Mustios, el centro que fue
Tan íntimo. A su hora,
Sumisa a la primavera,
Muriéndose está la rosa
."

[Obsérvese el abandono del lenguaje retórico con que venía arropado el tema desde antiguo y su circunscripción temática al aspecto esencial que bien pudiéramos denominar como «vida y muerte de la rosa». Este dato, común a la poesía del siglo XX es quizás el esencial, a partir del cual los otros se desprenderán como corolario. Aunque recuerda el contraste virgiliano entre la rosa moribunda y las rosas nacientes (vv.17-18), hace sólo una rápida alusión al esplendor de la rosa, que ocupa cinco versos de los veinticuatro del poema, deteniéndose más en la descripción del desmoronamiento de toda aquella prístina fragancia. De destacar es la ausencia de moraleja, de consejo final. NO hay invitación al amor, sólo descripción.
Martínez Cuadrado, Jerónimo.- Ronsard en el arco tensado entre Ausonio y Guillén", in pp. 315-324.]

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Soneto de la guirnalda de rosas,
de Federico García Lorca (1.898-1.936)

¡Esa guirnalda! ¡pronto! ¡que me muero!
¡Teje deprisa! ¡canta! ¡gime! ¡canta!
que la sombra me enturbia la garganta
y otra vez viene
y mil la luz de enero.
Entre lo que me quieres y te quiero,
aire de estrellas y temblor de planta,
espesura de anémonas levanta
con oscuro gemir un año entero.

Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados.
Bebe en muslo de miel sangre vertida.

Pero ¡pronto! Que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Nadie sabe,
de Ángela Figuera Aymerich (1.902-1.984)

Abre tus ojos anchos al asombro
cada mañana nueva y acompasa
en místico silencio tu latido
porque un día comienza su voluta
y nadie sabe nada de los días
que se nos dan y luego se deshacen en polvo y sombra. Nadie sabe nada.

Pisa la tierra. Vierte la simiente.
Coge la flor y el fruto. Sin palabras.
Pues nadie sabe nada de la tierra
muda y fecunda que, en silencio, brota,
y nadie sabe nada de las flores
ni de los frutos ebrios de dulzura.

Mira la llamarada de los árboles
irguiéndose en lo azul. Contempla, toca
la piedra inmóvil de alma intraducible
y el agua sin contornos que camina
por sus trazados cauces ignorándolos.
Sueña sobre ellos. Sueña. Sin decirlo.
Pues nadie sabe nada de los árboles
ni de la piedra ni del agua en fuga.

Mira las aves, altas, desprendidas,
rayando el sol a golpe de sus alas.
Toma del aire el trino y el gorjeo,
pero no quieras traducir su ritmo,
pues nadie sabe nada de los pájaros.
Mira la estrella. Vuela hasta su altura.
Toma su luz y enciéndete la frente,
pero no inquieras su remoto arcano
pues nadie sabe nada de la estrella.

Besa los labios y los ojos. Goza
la carne del amante sazonada
secretamente para ti. Acomete
con decisión humilde la tarea
del imperioso instinto. Crece y ama.

Mas nada digas del tremendo rito
pues nadie sabe nada de los besos,
ni del amor ni del placer ni entiende
la ruda sacudida que nos pone
el hijo concluido entre los brazos.

Clama sin gritos. Llora sin estruendo.
Cierra las fauces del dolor oscuro,
pues nadie sabe nada de las lágrimas.

Vete a hurtadillas con discreto paso.
Traspasa quedamente la frontera,
pues nadie sabe nada de la muerte.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Exaltación de las materias elementales,
de Xavier Abril (1.903-1.990)

(En desnudez intacta,
escalofrío, desmayo y sueño.
Debajo de sus senos nace un río
que olvida los temblores de su cuerpo).

¿Te quieres dar a mí hasta palidecer
desmayada en la noche?
¿Y que tu cabellera encienda
los trópicos íntimos del amor?

¿Sentir la claridad del alba
anegada en tus senos?
¿Hundirte en mí,
en la temeraria orfandad de la sangre?

Yo sueño verte un día
desnuda de tallos y de aurora,
señalando la transformación de las esferas,
alta de mediodía, cenital y luminosa,
solitaria, única: ¡eterna rosa!

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Nuevo Soneto a Helena,
de Pablo Neruda (1.904-1.973)

Cuando estés vieja, niña (Ronsard ya te lo dijo),
te acordarás de aquellos versos que yo decía.
Tendrás los senos tristes de amamantar tus hijos,
los últimos retoños de tu vida vacía...

Yo estaré tan lejano que tus manos de cera
ararán el recuerdo de mis ruinas desnudas.
Comprenderás que puede, nevar en primavera
y que en la primavera las nieves son más crudas.

Yo estaré tan lejano que el amor y la pena
que antes vacié en tu vida como un ánfora plena
estarán condenados a morir en mis manos...

Y será tarde porque se fue mi adolescencia,
tarde porque las flores una vez dan esencia

y porque aunque me llames yo estaré tan lejano

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Canción para iniciar un olvido,
de Carmelina Soto Valencia (1.916-1.994)

¿Y para qué quieres un tesoro sino para perderlo?
¿Y si no es para perderlo, para qué quieres un tesoro?

Todo al ayer uncido.
Lo único que tengo es lo perdido.
Propiedad absoluta del pasado.
Conciencia de haber sido
y no ser más que aquel instante bello y preterido.

Yo soy aquella tan feliz criatura
que sintió la infinita quemadura
de tu caricia inmensa y generosa
y el aire de tu voz triste y amiga.
(Yo… yo… que soy tan pequeña
lo mismo que una hormiga).

Y si pasa la fuente rumorosa
lo mismo que un espejo que camina
y en el jardín la rosa con su espina,
arde aún más constante y más hermosa,
me digo: cuando muera…
la fuente seguirá
diciendo su mentira verdadera
y la rosa arderá
con más ardor quizá
que en la nuestra dorada primavera.

Otros días vendrán sin dejar huella,
sin ton ni son, sin gracia sin sentido.
Pero tú y yo vivimos. Vivimos sólo un día
y aquel que vive un día ya todo lo ha vívido.

(Larga vida tenemos como la mariposa
y una historia tenaz como la rosa).

La fuente pasa sin pasar. La fuente
a su desnudo espejo caminante
uncida va, sedienta y delirante,
de su gran albedrío prisionera
diciendo su mentira verdadera.

(Sólo me quedas tú, como la fuente
presa de su albedrío).

Sólo me quedas… porque te he perdido
y los duros espejos, blandamente,
con azogadas lunas rememoran tu frente
y te salvan del tiempo y del olvido.
(Indefinido
indefinidamente
tu rostro con mi verso confundido).

Que soy la misma. La feliz criatura
que sintió la absoluta quemadura
de tu caricia inmensa y generosa…
como quien dice: toda la dulzura,
la razón de la espina y de la rosa.

[Aquí la autora rememora el goce de haber decidido que la rosa sea cortada, recuerdo que le hace sentir que ha vivido "solo un día/ y aquel que vive un día ya todo lo ha vivido". La hay invitación al goce del momento se realiza implícitamente en la inicial pregunta retórica].

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Invitación a la dicha,
de Ricardo Molina Tenor (1.917-1968)

Ámame ahora que tengo los cabellos negros
y una corona de junco
y el perfume del agua y de la jara
en los brazos desnudos.

Ámame ahora que tengo en los ojos
la suave llama de la tarde
y la gracia de la sonrisa
y la leve frescura de los manantiales.

Ámame ahora que tengo en los labios
el fuego deslumbrante del Mediodía
y la serenidad del cielo en las mejillas.

Ámame ahora que tengo en el cuello
el resplandor de los lirios quemados.
Ámame ahora que corre por mis hombros
el torrente divino del deseo.
Ámame ahora que tengo el pecho ebrio
como una flor de vino.

Ahora y no luego, ahora y no mañana,
ahora
que besa mi alma todo tu cuerpo
confundiendo su aliento al de mis labios.

Bésame ahora que es primavera
y el chamariz canta y vuela en un árbol,
ahora, amor mío, que estamos en mayo
y zumban en el aire las abejas,
ahora que todo es hermoso y feliz,
ahora y no mañana,
ahora y no luego.

Bésame los labios, el cabello, los hombros
ahora que en los huertos florecidos
es tan dulce la flor primera del granado.

Dame todo tu amor ahora, amor mío,
¿no ves que soy en la tierra dichosa,
dulce como el árbol del paraíso?

Ahora que soy un manantial virgen
donde cada onda es una caricia,
una colina verde
donde cada florecilla es un labio encendido,
un valle misterioso
donde cada viento es un suspiro,
un río de amores
cuya música frágil es tu nombre.

¿No son nuestros estos días tan bellos?
¿No es hermosa la tierra bajo el sol y la luna?
¿No habla todo de amor desde el alba a la tarde?

¡Ámame!
¡Ahora y no mañana; ahora y no luego!

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Oda a las muchachas,
de Carlos Edmundo d'Ory (1.923-2.010)

Dejad castas muchachas las puertas encendidas
que las olas de un pájaro lleguen del infinito
prorrumpir suavemente con cantos y con besos
y acercaos al hombre que os espera dormido

Ya hace tiempo que oigo vuestros dichosos pasos
No sé si acaso sólo serán mis pensamientos
Sin embargo os espero sin duda de que sean
esos pasos un día seguros y ligeros

¡Estáis cerca! Distingo vuestra espuma en la noche
Si bien la luna es clara no son menos las sombras
de vuestros cuerpos blancos antes de que la luna
fuera blanca en la noche como lo sois vosotras

¡Venid! ¡Dejad las puertas abiertas y los brazos!
¡Usad los labios mientras con casos de esperanza!
Venid y usad los labios con besos mientras se oye
el eco de esos labios que besan o que cantan

Muchachas de mi vida aprovechad mi vida
Venid antes que sea tarde para esperaros
Antes de que la ola de los pájaros muera
antes de que se apaguen mis puertas y mis labios

[Reconocemos aquí una inversión del tópico, en donde en vez de incitar a gozar de su juventud, a la muchacha, porque se le va la vida, le incita a gozar de esa belleza porque se le va la vida al poeta: "aprovechad mi vida./ Venid antes que sea tarde para espararos".

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Epigrama, Recibe estas rosas,
de Ernesto Cardenal (1.925--)

Recibe estas rosas costarricenses,
Myriam, con estos versos de amor:
mis versos te recordarán que los rostros
de las rosas se parecen al tuyo; las rosas
te recordarán que hay que cortar el amor,
y que tu rostro pasará como Grecia y Roma
.
Cuando no haya más amor ni rosas de Costa Rica
recordarás, Myriam, esta triste canción.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ El otoño de las rosas, "Collige, virgo, rosas",
de Francisco Brines (1.932-2021-)

Estás ya con quien quieres. Ríete y goza. Ama.
Y enciéndete en la noche que ahora empieza,
y entre tantos amigos (y conmigo)
abre los grandes ojos a la vida
con la avidez preciosa de tus años. 5
La noche, larga, ha de acabar al alba,
y vendrán escuadrones de espías con la luz,
se borrarán los astros, y también el recuerdo,
y la alegría acabará en su nada.
Mas, aunque así suceda, enciéndete en la noche, 10
pues detrás del olvido puede que ella renazca,
y la recobres pura, y aumentada en belleza,
si en ella, por azar, que ya será elección,
sellas la vida en lo mejor que tuvo,
cuando la noche humana se acabe ya del todo, 15
y venga esa otra luz, rencorosa y extraña,
que antes que tú conozcas, yo ya habré conocido.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ El triunfo del amor,
de Francisco Brines (1.932-2021-)

Yo te amé en Queronea. Vivos éramos.
Entre la pesadumbre derruida
un hálito mortal: éramos vivos.
Los siglos han pasado, y otros ojos
contemplan las ruinas, aún intactas.
¿Quién aquí transcurrió? Sólo el vacío
fue el tejido del tiempo en este llano.

Yo te amé en Queronea. Impalpable
era el calor de la ceniza humana,
y en la mañana solitaria yacen
sombras de fustes derribados, cuerpos
ardientes fuimos en su sombra. Cuánta
muerte tendría que llegar, borró
tu hermosa juventud, sopló en la mía,
nada perduró aquí, donde buscamos
que el corazón se acelerase, como
si fuese el solo signo de la vida.

En la mañana solitaria, amaros,
acelerad el corazón, como
si fuese el solo signo de la vida.

Perdurable tan sólo es el vacío.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Porque el alba es delgada,
de Paz Díez Taboada (1.942--)

Porque el alba es delgada
como una jabalina
y la noche aún nos muestra
sus estrellas lejanas;
porque el día se quiebra,
sonrosado, en tu rostro,
quiero dejarte en prenda
un consejo discreto;
vive, goza la luz,
aprende la mañana
y olvida que a las rosas
las mustia su belleza

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Collige, virgo rosas ,
de Luis Alberto de Cuenca (1.950--)

Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
Córtalas a destajo, desaforadamente,
sin pararte a pensar si son malas o buenas.
Que no quede ni una. Púlele los rosales
que encuentres a tu paso y deja las espinas 5
para tus compañeras de colegio. Disfruta
de la luz y del oro mientras puedas y rinde
tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
que va por los jardines instilando veneno
.
Goza labios y lengua, machácate de gusto 10
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
Y que la negra muerte te quite lo bailado.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ ¿Qué se hicieron esas noches?,
de Luis Alberto de Cuenca (1.950--)

¿Qué se hicieron esas noches? Apenas tres,
cuatro años, y ya tanta nostalgia…
el encendido gozo de divisar un cuerpo
amable, la batahola de los bares canallas
hasta el alba casi, la alegría voraz 5
de tantas camas desconocidas y oscuras,
y el temblor aquél al apretarse juntos…
Yo ardía cada noche por un cuerpo,
Y me parecía interminable e infinita
La pasión, con su largo cabello juvenil 10
Y su afición al placer de la carne y al exceso…
(Era capaz de irme – no sin excitación –
adonde fuese… Contigo, cobrizo y selvático,
pidiendo prestada casa y dinero
a un casi desconocido y ocasional amigo 15
aquella noche…). Ahora sé y aprendo tarde
- como siempre – el cuento. No pierdas
ni un pétalo de la rosa en vano
.
La emoción no es la misma. La intensidad
Tampoco es constante y hasta un mismo placer seduce menos. 20
Moraleja cansina de la literatura: Collige, virgo,
Rosas, mordiscos, pelos y azucenas…

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Palabras de un lector del "Fedro",
de Luis Antonio de Villena (1.951--)

Cuando se ofrezca a ti la Belleza,
cuando sacuda su pelo un minuto en
el viento, cuando brille su torso espléndido,
acéptala como el presente de un rey
magnánimo. Complácete en su figura
joven,
en su oro súbito, en su pecho
terso, que apareció sin saber por qué,
en horas extraordinarias o cotidianas.
No preguntes jamás qué significa
aquello. Es incorrecto demandar al rey
por su regalo. Incorrecto e inútil.
Acéptalo nada más. Mira el don fugaz,
y goza, hazlo tuyo si puedes. Desea.
Porque pronto, ya sabes, se tornará ceniza,
y la Belleza, tras el deseo, es tan sólo memoria.

Y no olvides que la última elegancia
es la tierra imaginada. El doncel que
busca al dragón. Su espera en la noche.

La armonía de su cuerpo que sueña diosas lejanas…

[Cfr.: Aguilar, A..- "Ejemplos de culturalismo en la poesía de Luis Antonio de Villena", in Poetas en el 2000: modernidad y transvanguardia:[actas del XIV Congreso de Literatura Española Contemporánea, Universidad de Málaga, 13, 14, 15, 16 y 17 de noviembre de 2000]. Congreso de Literatura Española Contemporánea, 2.001.]

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■ Declaración de amor en Mahagonny,
de Carlos Martínez Aguirre

Dame el calor de tu cuerpo, querida,
y ofréceme tu más dulce manzana.
No esperes a un estúpido mañana
ni dejes que la muerte o que la vida
destruyan con su rueda tus neuronas 5
y la eterna cadena de tu gen
no encuentre en este mundo más sostén
que un triste devenir de cromosomas.
Ven a quemar tu ser junto a mi infierno
y no tengas cuidado por lo eterno:
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los siglos se han disuelto ya en cenizas,
Caronte quedó en paro el mes de enero,
Satán tiene los cuernos hechos trizas
y Osiris se ha marchado de crucero.

∞∞∞∞∞∞∞∞۞∞∞∞∞∞∞∞∞

■ Collige, virgo,rosas,
de Modesto Calderón Reina (1.975--)

Cuando nazca la rosa,
no dejes que su púrpura envejezca
.
La intensidad exige el rito del instante
que se transforma en otro igualmente brevísimo
como un amor o cumbre,
como una furia o sombra.
No dejes que sus pétalos acaben marchitándose.
Apriétala en tu seno.
Que sus espinas muerdan tu piel, y así la sangre
compita en esplendor con su hermosura.
Sé compasiva:
asesina la rosa,
mientras es joven,
para que su belleza perdure en el recuerdo.

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BIBLIOGRAFÍA.-

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CANCIONES.-
BRONCO.- Entrégate toda.

CUMBIA NINJA.- Flor seca en tu cuaderno.

LA HÚNGARA.- Disfruta niña tu juventud.

NICOLA DI BARI.- Rosa.

SANDRO.- Rosa, Rosa.

RNE: LOCOS POR LA MÚSICA. Programa del 28/7/2023 dedicado al tópico "collige, virgo, rosas"







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