8 de enero de 2023

MINILECTURA: "HERMES Y APOLO", de ROGER LANCELYN GREEN


2. HERMES Y APOLO,
in "Relatos de los héroes griegos", de 1958.

Allí, junto a los rocíos a mi vera,
contempla el paso gallardo de un joven,
con tocado de plumas en la frente,
que empuña un báculo dorado.
  
Con labios donde baila la risa
pero que ni una vez responden,
y pies que vuelan alados,
y vara de serpientes rodeada.
         A. E. HOUSMAN, El guía risueño.
  

Ya antes de la gran guerra contra los Titanes vagaban los hombres por la faz de la tierra, y esa época fue la Edad de Oro, cuando el trigo crecía sin necesidad de siembra o de arado, y todos los animales vivían de la fruta o del pasto. La Edad de Oro vino y se fue, pues hombres y mujeres no hacían sino comer y beber, holgando por el maravilloso jardín del mundo y muriendo sin que nacieran niños.

Luego vinieron los hombres de la Edad de Plata, y con ellos el mal y la perfidia por culpa de Crono y los Titanes. Estos hombres también fueron barridos de la superficie del mundo y aprisionados en el Tártaro con sus malvados hacedores.

Cuando por fin Zeus estableció su trono en el Olimpo, con lo que concluyó la gran guerra entre dioses y Titanes, hizo venir a su presencia a Prometeo, el Titán bueno.

—Ve —le ordenó— y con arcilla moldea al hombre. Dale la figura misma y la apariencia de los Inmortales, que yo le insuflaré la vida. Luego le enseñarás todas las cosas que necesite conocer, para que pueda rendir pleitesía a los Inmortales y erigir templos en su honor. Mas tendrá una vida breve, tras la cual descenderá al reino de Hades, mi hermano, para someterse a él.

Prometeo cumplió lo que se le había encomendado. Fue hasta un lugar de Grecia llamado Panopeo, no muy lejos de Delfos, al nordeste, y con arcilla roja dio forma al hombre. A continuación Zeus insufló su hálito vital en estos hombres de arcilla, y dejó que Prometeo les enseñara cuanto precisaran para su existencia.

—Les proporcionarás todo cuanto te parezca procedente —le advirtió Zeus—, mas no debes entregarles el fuego, pues la llama sagrada está reservada para los Inmortales. ¡Si me desobedeces, tu destino será más terrible que el de los demás Titanes del Tártaro!

23 de diciembre de 2022

INTRODUCCIÓN AL TEATRO MEDIEVAL EN LENGUA CASTELLANA.


TEMAS QUE VAMOS A DESARROLLAR
1.1. Al abordar el estudio del teatro medieval hay que emplear un concepto amplio de teatralidad.
1.2. Elementos mínimos para que un texto tenga carácter teatral, según D. A. Deyermond.
1.3. Características del teatro medieval, según Miguel Ángel Pérez Priego.
1.4. Distinción entre texto literario y texto espectacular, de María del Carmen Bobes.
1.5. El espectáculo teatral gira en torno a dos extremos, polo cinético y polo narrativo,según Javier Fábregas.
1.6. Distinción entre teatro, rito y ceremonia, según Fº. Fernández Ferreiro.
1.7. El teatro medieval aparece ligado a las prácticas litúrgicas de la Iglesia.
1.8. Dos teorías sobre el origen del teatro medieval.
1.9. La multiplicidad de elementos que influyen en el origen del teatro medieval: tesis de Ferrer Vals y García Santosjuanes.
1.10. Son pocos los textos medievales existentes en Castilla que avalen el origen litúrgico.
1.11. Razonamientos de Donovan de por qué no hallamos textos en Castilla.
1.12. La historia del teatro en lengua española durante la Edad Media es la historia de una ausencia.
1.13. Relación de obras medievales consideradas como teatrales, según la crítica.
1.14. El teatro litúrgico.
1.15. Fuentes documentales que prueban la existencia de un teatro medieval en Castilla.

§ 1.1. AL ABORDAR EL ESTUDIO DEL TEATRO MEDIEVAL HAY QUE EMPLEAR UN CONCEPTO AMPLIO DE TEATRALIDAD.

Hablar de teatralidad en la Edad Media es complicado si no ampliamos el concepto, pues como

indica Ana Mª Álvarez Pellitero[1] el término “teatro” aplicado a la Edad Media para la crítica no es unívoco:

«cada vez se abre más paso, sin embargo, la tendencia a distinguir entre lo que Allegri[2] llama concepto fuerte y restrictivo de teatro y un concepto amplio que lo acerca al área muy variada del espectáculo, lo que Kernodle[3] denomina de manera sugerente los “teatros medievales”: dramatizaciones paralitúrgicas, momos, justas y torneos, fiestas palaciegas y entradas regias, etc.».

Súmase a este planteamiento el profesor Miguel Ángel Pérez Priego, quien explica que

«al abordar, pues, el estudio del teatro medieval, habrá que partir de un concepto amplio de teatralidad, concepto que abarque tanto los puros textos dramáticos como los distintos espectáculos y ceremonias que son portadores de un cierto índice de teatralidad y de los cuales tenemos noticia a través de documentación diversa».[4]

20 de noviembre de 2022

MINILECTURA: "EL ENCAJE ROTO", DE EMILIA PARDO BAZÁN


El encaje roto
de Emilia Pardo Bazán
«El Liberal», 19 septiembre 1897


Puede escucharlo en la voz de Manuel López Castilleja aquí:

Convidada a la boda de Micaelita Aránguiz con Bernardo de Meneses, y no habiendo podido asistir, grande fue mi sorpresa cuando supe al día siguiente -la ceremonia debía verificarse a las diez de la noche en casa de la novia- que ésta, al pie mismo del altar, al preguntarle el obispo de San Juan de Acre si recibía a Bernardo por esposo, soltó un «no» claro y enérgico; y como reiterada con extrañeza la pregunta, se repitiese la negativa, el novio, después de arrostrar un cuarto de hora la situación más ridícula del mundo, tuvo que retirarse, deshaciéndose la reunión y el enlace a la vez.

17 de noviembre de 2022

GUÍA DE MÉTRICA. EL RITMO DE CANTIDAD.


SONETO

Rosa divina que en gentil cultura
eres con tu fragante sutileza
magisterio purpúreo en la belleza,
enseñanza nevada en la hermosura;

amago de la humana arquitectura,
ejemplo de la vana gentileza
en cuyo ser unió naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura:

¡cuán altiva en tu pompa, presumida,
soberbia, el riesgo de morir desdeñas;
y luego, desmayada y encogida,

de tu caduco ser das mustias señas!
¡Con qué, con docta muerte y necia vida,
viviendo engañas y muriendo enseñas!


1. RITMO DE CANTIDAD.

La repetición periódica de versos con el mismo número de sílabas produce el ritmo de cantidad.
Para determinarlo vamos a seguir los siguientes pasos.

❶ En primer lugar silabeamos (separamos en sílabas cada palabra) todos los versos; es decir, separamos todas las sílabas fonológicas o gramaticales de las palabras que componen los versos.

Recuerde que según el DRAE una sílaba es un "sonido o sonidos articulados que constituyen un solo núcleo fónico entre dos depresiones sucesivas de la emisión de voz". Por tanto, la sílaba es "una "unidad fonética de la lengua compuesta por uno o más sonidos articulados que se agrupan en torno al de mayor sonoridad, que es siempre una vocal". De esta manera podemos decir que el núcleo de este grupo siempre será una vocal (V), y alrededor de ella se generarán diversas estructuras silábicas, añadiendo otras vocales (V) o consonantes (C):
V ( a, e, i, o, u),
CV ( baraja, casa, dado, farola, gato, jarrón, rate, ladrón, mañana, nariz, ñaque , panera, queso, ratón, sacerdote, tabique, vaso, kiwi, xenófobo, yate, zapato),
VC ( abdomen, acceso, adverso, afgano, agnóstico, almacén, amnesia, ángel, apnea, armario, asqueroso, atleta, ay azcona),
CVV ( fui, ciudad, alubia, cielo, calcio, duelo, arduo),
CCV ( blasón, cráneo, flato, glacial, llama, plano),
VCC ( abstención),
CVC ( conquista),
CVVC ( abierto, cierta, diente, fuerte, guante, juerga, lienzo, miasma, Emanuel, pienso, riente, siesta, tueste, viernes, flexión),
CVCC ( construir),
CCVC ( cataclismo, dron, mezclas, plástico, siglas),
CCVCC ( transporte),
CVVVC ( viviáis)...

Si quiere profundizar más sobre esta cuestión, acceda a nuestra entrada de este blog titulada "¿Qué es una sílaba? Diptongos y triptongos".

11 de noviembre de 2022

EL MAL EMPLEO DE ANGLICISMO EN EL LENGUAJE COTIDIANO: "MODERNOS Y ELEGANTES", de JULIO LLAMAZARES


MODERNOS Y ELEGANTES
de Julio Llamazares.
Publicado en el diario EL PAÍS (13 de mayo de 1993).


Desde que las insignias se llaman pins; los homosexuales, gays; las comidas frías, lunchs, y los repartos de cine, castings, este país no es el mismo. Ahora es mucho más moderno. Durante muchos años, los españoles estuvimos hablando en prosa sin enterarnos. Y, lo que es todavía peor, sin darnos cuenta siquiera de lo atrasados que estábamos. Los niños leían tebeos en vez de comics, los jóvenes hacían fiestas en vez de parties, los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business, las secretarias usaban medias en vez de panties, y los obreros, tan ordinarios, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del catering. Yo mismo, en el colegio, hice aerobic muchas veces, pero como no lo sabía -ni usaba, por supuesto, las mallas adecuadas-, no me sirvió de nada. En mi ignorancia, creía que hacía gimnasia.

Afórtunadamente, todo esto ya ha cambiado. Hoy, España es un país rico a punto de entrar en Maastricht, y a los españoles se nos nota el cambio simplemente cuando hablamos, lo cual es muy importante. El lenguaje, ya se sabe, es como la prueba del algodón: no engaña. No es lo mismo decir bacon que tocino -aunque tenga igual de grasa-, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que handicap. Las cosas, en otro idioma, mejoran mucho y tienen mayor prestancia. Sobre todo en inglés, que es el idioma que manda.

Desde que Nueva York es la capital del mundo, nadie es realmente moderno mientras no diga en inglés un mínimo de cien palabras. Desde ese punto de vista, los españoles estamos ya completamente modernizados. Es más, creo que hoy en el mundo no hay nadie que nos iguale. Porque, mientras en otros países toman sólo del inglés las palabras que no tienen -bien porque sus idiomas son pobres, cosa que no es nuestro caso, o bien porque pertenecen a lenguajes de reciente creación, como el de la economía o el de la informática- nosotros más generosos, hemos ido más allá y hemos adoptado incluso las que no nos hacían falta. Lo cual demuestra nuestra apertura y nuestra capacidad para superarnos.

Así, ahora, por ejemplo, ya no decimos bizcocho, sino plum-cake, que queda mucho más fino, ni tenemos sentimientos, sino feelings, que es mucho más elegante. Y de la misma manera, sacamos tickets, compramos compacts, usamos kleenex, comemos sandwichs, vamos al pub, quedamos groggies, hacemos rappel y, los domingos, cuando salimos al campo -que algunos, los más modernos, lo llaman country-, en lugar de acampar como hasta ahora, vivaqueamos o hacemos camping. Y todo ello, ya digo, con la mayor naturalidad y sin damos apenas importancia.

Obviamente, esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han cambiado nuestro aspecto, que ahora es mucho más moderno y elegante. Por ejemplo, los españoles ya no usamos calzoncillos, sino slips, lo que nos permite marcar paquete con más soltura que a nuestros padres; ya no nos ponemos ropa, sino marcas; ya no tomamos café, sino coffee, que es infinitamente mejor, sobre todo si va mojado, en lugar de tantas galletas, que es una vulgaridad, con cereales tostados. Y cuando nos afeitamos, nos ponemos after-shave, que aunque parezca lo mismo, deja más fresca la cara.

29 de octubre de 2022

MINILECTURA: "APRENDE", DE ESPIDO FREIRE


A mí nunca me compraron un perro.
Si tuviera uno, ahora me defendería.
Durante mucho tiempo fue lo único que les pedí. No quería regalos, ni la bici, que tenía que compartir con Tania, ni tampoco me interesaban los parques de atracciones, en los que me aburría. Regresábamos a casa con las mejillas quemadas por el sol y con dolor de cabeza, un globo desinflado, y algún peluche tonto de recuerdo. Tengo trece años. Hace mucho que dejaron de interesarme los peluches.
Ellos me contaban excusas cada vez más nuevas y sofisticadas. Primero intentaron convencerme de que un perro no sería feliz en nuestro piso. Necesitaban espacio, aire, luz. Entonces reduje el tamaño del perro hasta el límite, pequeño, muy pequeño. Un yorkshire, un bichón maltes. Luego me hablaron de la responsabilidad, de la esclavitud que suponían los paseos. Aguardé con paciencia hasta cumplir los diez años y a que me dieran la llave de casa, y me dejaran ir y regresar sola del colegio. Ya era responsable. Pero en ese momento, mamá se quedó callada, y dijo que Tania era alérgica a los animales. Siempre Tania.
Papá regresó de trabajar al día siguiente con una pecera en una bolsa y un pececito rojo en otra. Estaba muy contento, como iluminado por dentro, pero creo que en esta ocasión no había bebido. Cuando volcamos el pez y el agua en el globo de cristal, el pez era diminuto. No medía más que mi dedo meñique. Tania agitó el agua con una cuchara, y yo la pellizqué. Me miró, sorprendida, y yo me sentí un poco mejor cuando vi que se frotaba el brazo dolorido.
Me sentí mucho mejor.
El pez no nos duró demasiado tiempo. Apareció muerto, flotando de costado, sobre las vasijas romanas de plástico que adornaban el fondo de la pecera. No llegaron a saberlo, pero eché una pizca de azúcar al agua. No me gustaba aquel pez, con sus bobos ojos atónitos. Tania se echó a llorar, y estuvo triste toda la semana, hasta que mamá retiró la pecera vacía de la cocina, y decidió que, dado el disgusto que nos causaba, no habría más peces.
A mamá nunca le han gustado los animales.
Ah, las plantas sí. En casa hay plantas en todas las habitaciones, incluso en la nuestra; las sacamos durante la noche, porque nos roban el oxígeno. Tenemos geranios con flores rojas, plantas de interior con hojas gruesas y que parecen empapadas en aceite, tanto brillan, enredaderas y potos que se columpian sobre las estanterías. El orgullo de mamá es una palmera enana que custodia el salón. Comenzó siendo de la estatura de Tania, y ahora casi roza el techo. Ah, sí, de plantas háblale todo lo que quieras. Pero a mí me niega un perrito pequeño, casi invisible, que me haría tan feliz.
A veces, por la noche, aprieto los dientes y escucho la respiración de Tania. Siento tanta cólera hacia el mundo, me pongo tan furiosa por cualquier razón que, si nadie lo supiera, si no me sorprendieran, sería capaz de hacer cosas terribles. Me miro al espejo y no me gusta lo que veo. Soy demasiado alta, demasiado grande. Estoy gorda, no tengo cintura ni pecho. Si me cortara el pelo, parecería un chico. Me parezco a papá, no a mamá: espero no parecerme en todo a él.

19 de octubre de 2022

EJERCICIO. DISTINCIÓN ENTRE AGUDAS, LLANAS, ESDRÚJULAS Y SOBREESDRÚJULAS


Realice el siguiente ejercicio cuantas veces sea preciso para que obtenga la máxima puntuación.

Para ello, pulse primero sobre "LEER EN VOZ ALTA".

Una vez que escuche la palabra pinche sobre la caja que le corresponda.

Un emoticono le dirá si ha acertado o no.

Repita este proceso un total de 40 veces.







12 de octubre de 2022

MINILECTURA: "LA RESUCITADA", de EMILIA PARDO BAZÁN


Ardían los cuatro blandones1 soltando gotazas de cera. Un murciélago, descolgándose de la bóveda, empezaba a describir torpes curvas en el aire. Una forma negruzca, breve, se deslizó al ras de las losas y trepó con sombría cautela por un pliegue del paño mortuorio. En el mismo instante abrió los ojos Dorotea de Guevara, yacente en el túmulo2.
1. Blandón: vela de cera cilíndrica, grande y gruesa de un solo pabilo.
2. Túmulo: armazón de madera, vestido de paños fúnebres, que se erige para la celebración de las honras de un difunto, y sobre el que se coloca el féretro o caja mortuoria o ataúd.

Bien sabía que no estaba muerta; pero un velo de plomo, un candado de bronce la impedían ver y hablar. Oía, eso sí, y percibía -como se percibe entre sueños- lo que con ella hicieron al lavarla y amortajarla3. Escuchó los gemidos de su esposo, y sintió lágrimas de sus hijos en sus mejillas blancas y yertas4. Y ahora, en la soledad de la iglesia cerrada, recobraba el sentido, y le sobrecogía mayor espanto. No era pesadilla, sino realidad. Allí el féretro, allí los cirios5..., y ella misma envuelta en el blanco sudario6, al pecho el escapulario7 de la Merced.
3. Amortajar: poner la mortaja a un difunto (vestidura, sábana u otra cosa con que se envuelve el cadáver para el sepulcro).
4. Yerta: cuando se dice de un ser vivo es que está tiesa o rígida, especialmente a causa del frío o de la muerte.
5. Cirio: vela de cera, larga y gruesa.
6. Sudario: lienzo o tela que se pone sobre el rostro de los difuntos o en que se envuelve el cadáver.
7. Escapulario: tira o pedazo de tela con una abertura por donde se mete la cabeza, que cuelga sobre el pecho y la espalda y sirve de distintivo a varias órdenes religiosas. Objeto devoto formado por dos pedazos pequeños de tela unidos con dos cintas largas para echarlo al cuello.

Incorporada8 ya, la alegría de existir se sobrepuso a todo. Vivía. ¡Qué bueno es vivir, revivir, no caer en el pozo oscuro! En vez de ser bajada al amanecer, en hombros de criados a la cripta9, volvería a su dulce hogar, y oiría el clamoreo10 regocijado11 de los que la amaban y ahora la lloraban sin consuelo. La idea deliciosa de la dicha12 que iba a llevar a la casa hizo latir su corazón, todavía debilitado por el síncope13. Sacó las piernas del ataúd, brincó al suelo, y con la rapidez suprema de los momentos críticos combinó su plan. Llamar, pedir auxilio a tales horas sería inútil. Y de esperar el amanecer en la iglesia solitaria, no era capaz; en la penumbra de la nave creía que asomaban caras fisgonas de espectros y sonaban dolientes quejumbres de ánimas en pena14... Tenía otro recurso: salir por la capilla del Cristo.
8. Incorporar: sentar o reclinar el cuerpo que estaba echado o tendido.
9. Cripta: lugar subterráneo en que se acostumbraba enterrar a los muertos.
10. Clamoreo: clamor (grito vehemente de una multitud) repetido o continuado.
11. Regocijado: que causa o incluye regocijo o alegría.
12. Dicha: felicidad.
13. Síncope: pérdida repentina del conocimiento y de la sensibilidad, debida a la suspensión súbita y momentánea de la acción del corazón.
14. Ánima en pena: alma que vaga errante, que no ha tenido su reposo definitivo y se ha quedado en este mundo, espíritu atormentado. Suele emplearse la expresión "deambular como ánima/alma en pena" para describir el comportamiento de una persona que está triste y sin consuelo.

8 de octubre de 2022

MINILECTURA: "EL MORADOR DE LAS TINIEBLAS", de H. P. LOVEGRAFT


      (Dedicado a Robert Bloch)


                 Yo he visto abrirse el tenebroso universo
                 Donde giran sin rumbo los negros planetas,
                 Donde giran en su horror ignorado
                 Sin orden, sin brillo y sin nombre.
                                 Némesis.
Imagen de H. P. Lovegraft , de autor anónimo.

Las personas prudentes dudarán antes de poner en tela de juicio la extendida opinión de que a Robert Blake lo mató un rayo, o un shock nervioso producido por una descarga eléctrica. Es cierto que la ventana ante la cual se encontraba permanecía intacta, pero la naturaleza se ha manifestado a menudo capaz de hazañas aún más caprichosas. Es muy posible que la expresión de su rostro haya sido ocasionada por contracciones musculares sin relación alguna con lo que tuviera ante sus ojos; en cuanto a las anotaciones de su diario, no cabe duda de que son producto de una imaginación fantástica, excitada por ciertas supersticiones locales y ciertos descubrimientos llevados a cabo por él. En lo que respecta a las extrañas circunstancias que concurrían en la abandonada iglesia de Federal Hill, el investigador sagaz no tardará en atribuirlas al charlatanismo consciente o inconsciente de Blake, quien estuvo relacionado secretamente con determinados círculos esotéricos.

Porque después de todo, la víctima era un escritor y pintor consagrado por entero al campo de la mitología, de los sueños, del terror y la superstición, ávido en buscar escenarios y efectos extraños y espectrales. Su primera estancia en Providence -con objeto de visitar a un viejo extravagante, tan profundamente entregado a las ciencias ocultas como él- había acabado en muerte y llamas. Sin duda fue algún instinto morboso lo que le indujo a abandonar nuevamente su casa de Milwaukee para venir a Providence, o tal vez conocía de antemano las viejas leyendas, a pesar de negarlo en su diario, en cuyo caso su muerte malogró probablemente una formidable superchería destinada a preparar un éxito literario.

No obstante, entre los que han examinado y contrastado todas las circunstancias del asunto, hay quienes se adhieren a teorías menos racionales y comunes. Estos se inclinan a dar crédito a lo constatado en el diario de Blake y señalan la importancia significativa de ciertos hechos, tales como la indudable autenticidad del documento hallado en la vieja iglesia, la existencia real de una secta heterodoxa llamada «Sabiduría de las Estrellas» antes de 1877, la desaparición en 1893 de cierto periodista demasiado curioso llamado Edwin M. Lillibridge, y -sobre todo- el temor monstruoso y transfigurador que reflejaba el rostro del joven escritor en el momento de morir. Fue uno de éstos el que, movido por un extremado fanatismo, arrojó a la bahía la piedra de ángulos extraños con su estuche metálico de singulares adornos, hallada en el chapitel de la iglesia, en el negro chapitel sin ventanas ni aberturas, y no en la torre, como afirma el diario. Aunque criticado oficial y públicamente, este individuo -hombre intachable, con cierta afición a las tradiciones raras- dijo que acababa de liberar a la tierra de algo demasiado peligroso para dejarlo al alcance de cualquiera.

El lector puede escoger por sí mismo entre estas dos opiniones diversas. Los periódicos han expuesto los detalles más palpables desde un punto de vista escéptico, dejando que otros reconstruyan la escena, tal como Robert Blake la vio, o creyó verla, o pretendió haberla visto. Ahora, después de estudiar su diario detenidamente, sin apasionamientos ni prisa alguna, nos hallamos en condiciones de resumir la concatenación de los hechos desde el punto de vista de su actor principal.

25 de septiembre de 2022

MINILECTURA: "RODRIGO O LA TORRE ENCANTADA" (1800), de Donatien Alphonse Francois de Sade (Marqués de Sade)


Relato integrado dentro de "Los crímenes del amor", recopilación de relatos publicada por el Marqués de Sade en 1800.


Rodrigo, rey de España, el más sabio entre los príncipes en el arte de encontrar nuevos placeres, el menos escrupuloso en la forma de procurárselos, considerando al trono como uno de los medios más seguros para obtener la impunidad, a todo se atrevió para lograrlo, y no necesitando hacer caer, para obtenerlo, más que la cabeza de un niño, dictó sin remordimientos su sentencia; mas Anagilda, madre del desdichado Sancho, que tal era su nombre, y del cual Rodrigo, tío y tutor, quería ser también verdugo, logró descubrir la conjura proyectada contra su hijo y tuvo la suficiente habilidad como para prevenirla; se va al África, ofrece a los Moros el trono legítimo de España, les cuenta el propósito criminal que la ha impulsado a actuar, implora su protección y, cuando estaba a punto de obtenerla, muere con el desgraciado niño.

Rodrigo, totalmente ajeno a lo que pueda turbar su felicidad, Rodrigo rey, sólo se preocupa por sus placeres; para multiplicar las causas que puedan aumentarlos discurre atraer a su corte a las hijas de todos sus vasallos. Pretexta necesitar rehenes para estar seguros de ellos, velando así sus funestos designios. ¿Se resisten? ¿Reclaman a sus hijas? Culpable pronto de crímenes de Estado, hace pagar con la vida tal rebelión, y bajo su cruel reinado no es dado encontrar un justo medio entre la cobardía y la perfidia.

Entre las jóvenes que embellecían, gracias a tal recurso, la corte corrompida del soberano, Florinda, de unos dieciséis años, se distinguía de sus compañeras como la rosa de las flores. Era hija del Conde Juliano, a quien Rodrigo acababa de enviar al África para oponerse a las negociaciones de Anagilda; pero como la suerte de Don Sancho y de su madre hacían ya inútiles las tratativas, el conde podría haber vuelto, y lo hubiera hecho, a no ser por la belleza de Florinda. En cuanto Rodrigo vio por primera vez a esta encantadora criatura, comprendió que el regreso del conde obstaculizaría sus deseos; le escribió ordenándole quedarse en África, y con prisa por gozar de un bien que esta ausencia parecía asegurarle, indiferente a los medios para procurárselo, hizo un día conducir a Florinda a las habitaciones de su palacio y allí, más presuroso en obtener favores que en merecerlos, sólo se preocupó por despojarla aún más.

Si bien ocurre que quien ultraja olvida prontamente sus injurias, aquel que las recibe goza al menos del derecho de recordarlas.

Florinda, desesperada, no sabiendo cómo advertir a su padre de lo que acaba de ocurrirle, se sirve de una ingeniosa alegoría transmitida a nosotros por los historiadores, y escribe a su padre: que el anillo cuyo cuidado tanto le encomendara, acababa de ser roto por el mismo rey; que habiéndose precipitado sobre ella armado de un puñal, el soberano había destrozado esa joya cuya pérdida llora y por venganza clama; pero muere de dolor antes de recibir respuesta.