9 de marzo de 2015

TEORÍAS SOBRE LOS ORÍGENES DE LA LÍRICA TRADICIONAL EN LA EDAD MEDIA. INTRODUCCIÓN GENERAL.


SUMARIO DEL ARTÍCULO
Teorías individualistas.
      ■ Individualistas.
      ■ Mediolatina.
      ■ Litúrgica o paralitúrgica.
Teorías tradicionalistas.
      ■ Tradicionalismo romántico.
      ■ Neotradicionalismo.

Recuerda Carlos Alvar, que

«intentar averiguar cuándo y cómo nacieron las canciones populares es una labor tan difícil como vana: todos los pueblos cantan y, normalmente, esa forma de expresión se transmite de padres a hijos, de generación en generación, sin llegar a la escritura a no ser en ocasiones excepcionales; también es frecuente que canción y danza vayan unidas, al menos en las sociedades más primitivas, lo que explicaría algunos aspectos esenciales de la lírica tradicional; no quiere decir esto, sin embargo, que todas las canciones tengan su origen en la danza, ni mucho menos. El carácter ritual de los cantos primitivos (de caza, de fecundidad, de celebración de cosechas, etc.) es sustituido por canciones amorosas cuando se llega a constituir una sociedad sedentaria, con una agricultura desarrollada, como ha puesto de relieve C. M. Bowra».
[Alvar, Carlos.- “Poesía culta y lírica tradicional”, in Piñero Ramírez, Pedro M. (ed.), Lírica popular/ Lírica tradicional. Lecciones en homenaje a Don Emilio García Gómez. Sevilla, Universidad de Sevilla, 1.998, pág. 101.
Bowra, Cecil Maurice.- Poesía y canto primitivo. Barcelona, Antoni Bosch, 1.984, pp. 19 y ss.].

Lo cierto es que respecto a la lírica escrita en lengua latina y en lengua vulgar, pero culta, no hay ningún problema: se continúa la tradición literaria latina.

Pero, ¿y respecto a la tradicional? ¿Cuál ha sido su origen?

No cabiéndonos duda de que la lírica tradicional es esencialmente musical y para ser bailada, que en todo momento los hombres y mujeres de todo el planeta han cantado para manifestar sus más diversos estados de ánimo, y que son numeroso los testimonios de que a lo largo de la Edad Media así ha sido (desde Juan Crisóstomo en el s. IV a diversos decretos de concilios eclesiásticos, sermones, disposiciones de los gobernantes, etc., haciendo mención a los "cantares de que las gentes de baxa e servil condición se elegran", en voz del Marqués de Santillana), vamos a exponer las teorías que se han dado sobre el origen de la lírica tradicional.

TEORÍAS INDIVIDUALISTAS.

INDIVIDUALISTAS.

Sus principales defensores fueron Joseph Bédier, P. Dronke [La lírica en la Edad Media. Barcelona, Seix Barral, 1.978; y también: La individualidad poética en la Edad Media. Madrid, Alhambra, 1.981], F. Gennrich, Ph. A. Becker, E. R. Curtius...

Para éstos, la poesía, en las nacientes lenguas romances, surge por obra de los autores que escribieron los primeros textos hoy conservados, porque cualquier obra de arte nace con el individuo genial que la crea y concluye con él su historia, de ahí que arguyan que es el pueblo el que imita a los poetas cultos.

Decía Bédier que la creación popular no existe, “le peuple ne crée pas”. Por eso para él, al lado de toda creación popular, hay que pensar en un autor: el origen individual de toda creación poética. Ahondando más, Jules Tiersot declaraba que «un canto, popular o no, tiene siempre una fecha, un autor, una patria».

De ahí que, para estos críticos, toda creación es creación individual; el pueblo no crea; la llamada poesía popular es siempre de origen culto, de ahí que queden constancias escritas.


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TEORÍA MEDIOLATINA.

Partiendo de esta base, nos encontramos con quienes defienden la teoría mediolatina, establecida inicialmente por Gaston Meyer en 1.905 y Reto Bezzola [Les origines et la formation de la littérature courtoise en Occident (500-100). Paris, Champion, 2 vols., 1.960-1966.], según la cual la lírica tradicional deriva de la poesía latina, tanto de la de los clérigos doctos como de la de los goliardos, de manera que la creación permanente y continua de la lírica latina por parte de éstos fue progresivamente romanizándose en manos de los trovadores [Carmona, Fernando, et Hernández, Carmen et Trigueros, José Antonio.- Lírica románica medieval. Murcia, Universidad de Murcia, 1.986, Pág. 22 y ss.].

Así, H. Brickmann sostiene que el carácter idealizante de la poesía provenzal (servicio a la dama, descripción de su belleza física y moral, concepto de mesura, etc.) procede de la poesía clerical amorosa del siglo XI, localizando su foco de irradiación en Angers, mientras que su carácter profano y sensual derivaría de la poesía de los goliardos. G. Errante sustituirá este centro geográfico por el de Chartres, y D. Scheludko indicará que fue muy importante la retórica latina medieval en la formación de los trovadores.


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TEORÍA LITÚRGICA O PARALITÚRGICA.

Y, si incidimos más en los clérigos doctos, tendremos a los partidarios de que la lírica tradicional deriva de la poesía litúrgica o paralitúrgica. Esta teoría está defendida por M. Rodrigues Lapa [Liçoes de literatura portuguesa. Epoca medieval. Coimbra, 1.977.], entre otros.

Nos recuerdan F. Carmona et al., que

«el monasterio de San Marcial de Limoges fue uno de los focos más importantes de la poesía litúrgica en el siglo XI y situado en el mismo centro geográfico del florecimiento de la lírica provenzal en el siglo siguiente. La misma palabra ‘trobador’ derivaría de ‘tropus’, nombre latino de las composiciones versificadas que se introducían en el canto litúrgico; como la palabra ‘vers’, con la que designan sus composiciones los primeros trovadores, derivaría de ‘versus’: composiciones extralitúrgicas de carácter alegre y paródico. De procedencia litúrgica será también uno de los temas más repetidos en la poesía trovadoresca: el ‘joi’, exaltación primaveral y amorosa, derivaría del ‘paschale gaudium’».
[Carmona, Fernando, et Hernández, Carmen et Trigueros, José Antonio.- Lírica románica medieval. Murcia, Universidad de Murcia, 1.986, Pág. 23.]

En fin, según esta teoría, sólo existen obras de poetas individuales, y no "géneros literarios", y los autores de las primeras obras que hoy conservamos en lengua vulgar se inspiraron solamente en obras de la latinidad antigua o medieval, a las cuales continúan y suceden. Relación doble que puede vincularse bien con la poesía amorosa de los goliardos, bien con la poesía litúrgica o mariana.


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TEORÍAS TRADICIONALISTAS.

TRADICIONALISMO ROMÁNTICO.

El tradicionalismo romántico (Herder, Göthe, los hermanos Schlegel y Grimm, Uhland...) consideraba que la poesía nace del pueblo a través de fuerzas mecánicas e inconscientes. Es una poesía dominada por la emotividad, la espontaneidad y la sencillez. La poesía artística es, por el contrario, intelectual y arbitraria, supeditada a la retórica. Por ello, según los románticos, la poesía popular nace en el momento en que se configura la identidad de un pueblo, y es anterior a la culta.

Los románticos dirán que es el pueblo el autor (anonimia), promotor y difusor de esta primitiva lírica, que se ha convertido en popular.

Esta misma concepción la siguen exponiendo algunos antropólogos o estudiosos de la poesía oral actual en los pueblos primitivos, como es Jack Goody, quien indica que

«La balada medieval no es simplemente una creación individual en un medio oral; el proceso de transmisión supone que está sujeta a una composición continua, a una creación continua, y de ahí se delatan algunas de las características que los primeros investigadores atribuían al misterioso proceso de invención colectiva».
[Goody, Jack.- La domesticación del pensamiento salvaje. Madrid, Akal, 1.985, pág. 36.]


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NEOTRADICIONALISMO.

Los neotradicionalistas adoptan una postura conciliadora entre los individualistas y el romanticismo exacerbado.

Los neotradicionalistas, con Menéndez Pidal a la cabeza, consideran que los orígenes de las literaturas románicas son muy anteriores a los textos actualmente conservados, y estos primeros textos no se podrían explicar sin contar con una larga tradición de textos perdidos en la que lentamente se han ido modelando la forma y el fondo habituales en los diversos géneros literarios.

Decía Menéndez Pidal:

«Los tradicionalistas oponemos que los orígenes de las literaturas románicas son muy anteriores a los textos hoy subsistentes, y que éstos no pueden ser explicados sin contar con una larga tradición de textos perdidos en la que lentamente se han ido modelando la forma y el fondo habituales en los diversos géneros literarios.»
[Menéndez Pidal, Ramón.- “Cantos románicos andalusíes, continuadores de una lírica latina vulgar”, in Boletín de la Real Academia Española, 1.951, pág. 189.]
Así, se pueden aportar numerosos testimonios: ya en el siglo IV, en los concilios eclesiásticos, son muy frecuentes las quejas de la Iglesia hacia los “puellarum cantica” (cantos de jovencitas), cantados en las villas, que incitaban al amor y la lascivia (“cantica diabólica, amatoria et turpia”), y que, por tanto, debían ser prohibidos, porque son obra del diablo (“quae diabolus docet”), como lo atestiguan escritos de Cesáreo, obispo de Arles (siglo VI) que hablaba de los escándalos de los cantos fúnebres (“carmina diabolica, quae... super mortuos vulgus facere solet”, canciones diabólicas que... sobre los muertos la gente suele hacer), cantados en los velatorios o entierros; o el Concilio de Châlons (siglo VII), y posteriormente los concilios de Reims (813) y París (829); o la capitular que Carlomagno publicó en 789, donde ordenaba a las abadesas que

«ninguna abadesa ose abandonar el convento sin nuestra autorización, ni permita que ninguna de sus monjas lo haga; y que las celdas de éstas estén bien cerradas y que de ningún modo osen escribir canciones amorosas o que las envíen fuera del convento»,
«et nulla abbatissa foras monasterio exire non praesumat sine nostra iussione nec sibi súbditas facere permittat; et earum claustra sint bene firmata et nullatenus ibi ‘winileodas’ scribere vel mittere praesumant».
[Dronke, P..- La lírica en la Edad Media. Barcelona, Seix Barral, 1.978, pág. 113.]

Luego hallaremos referencias en textos diversos, como la "Chronica Adefonsi Imperatoris" (h.1.150), en la que se nos refieren los cantos de soldados, canciones de bienvenida y alabanza, elegíacos, de boda, etc., que se cantaban en esa época en Toledo; la "Crónica de Lucas de Tuy" (1.236), que recoge el estribillo de un antiguo cantar con el que los soldados cristianos celebraron la derrota de Almanzor:

«En Calatañazor
Perdió Almanzor
Ell atambor»,

la Crónica de la población de Ávila (s. XIII), que también ha conservado un cantar de hacia 1.158, de asunto noticiero y épico, en forma paralelística que, según el cronista “cantavan en los carros” las gentes de Ávila, etc.

Los puntos básicos de la hipótesis de Menéndez Pidal pueden resumirse así:

1. Anonimia, como característica de los comienzos de la literatura.
2. Distinción entre poesía individual, popular y tradicional.
• La poesía individual es aquella que resulta de la actividad propia de un individuo, íntimamente vinculado a la colectividad: el juglar, generalmente indocto e inculto.
• La poesía popular (deberíamos decir “popularizada”) es aquella que el pueblo repite con gusto durante largo tiempo, pero no la modifica porque tiene conciencia de que es obra ajena. Dice Menéndez Pidal a este respecto:
«Nosotros, cuando empleamos el adjetivo ‘popular’ lo tomaremos siempre aludiendo al sentido más lato de pueblo ‘nación total, según lo entendía Alfonso el Sabio, para quien pueblo es ‘ayuntamiento de todos los homes comunalmente, de los mayores et de los menores et de los medianos’».
• La poesía tradicional es aquella que es considerada como patrimonio común, y que, por tanto, vive en variantes (teoría de la supervivencia secular de carácter oral). Dice Menéndez Pidal:
«Cuando un canto perdura en una larga y extensa popularidad, adquiere selectivamente el estilo que debemos llamar ‘tradicional’, estilo común a la colectividad.
«Debe evitarse el adjetivo popular usándolo sólo para el caso de la amplia popularidad entre todas las clases sociales, y usar ‘tradicional’ que alude a la asimilación y elaboración del canto popularizado durante mucho tiempo».

3. Los testimonios. Como hemos visto, determinadas crónicas de la primera mitad del siglo XII nos hablan de una experiencia lírica en Castilla, como la Historia Anónima de Sahagún, la Historia Compostelana y la Chronica Adefonsi Imperatoris, así como de canciones cantadas por jovencitas, de los plantos por los héroes caídos, cantos de soldados o marineros, cantos en ceremonias triunfales...
Y es que solo a mediados del siglo XV, primero en Italia y más tarde en España, se empezarán a poner por escrito estas canciones.

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BIBLIOGRAFÍA.-



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