Hemos visto en la entrada anterior (Los benedictinos, factor decisivo para el teatro medieval.) que los monjes benedictinos empezaron a emplear lo se ha denominado "tropos" (τρόπος), y que vienen a constituir la base del drama litúrgico, y, por ende, del teatro medieval.
LA RAE: define "tropo" como un
texto breve con música que, durante la Edad Media, se añadía al oficio litúrgico y que poco a poco empezó a ser recitado alternativamente por el cantor y el pueblo, dando origen al drama litúrgico".
En efecto, un monje de Saint-Gall (Suiza), utilizando la alternancia del canto gregoriano, empezará a parafrasear textos sagrados a partir del siglo X. Luego, en San Marcial de Limoges (Francia) se dará la primera pieza con el oficio de Pascua, salmodiando el diálogo entre el Ángel y las Santas mujeres al acudir al sepulcro (Quem quaeritis in Sepulchro?); a ésta le sucederán escenas del nacimiento (Quem quaeritis in praesepe?), etc…; primero en Francia, luego en Inglaterra, Alemania…; y pasando paulatinamente del latín a la lengua vernácula del país.
Los tropos, en palabras de Lázaro Carreter, se caracterizan por:
■ son textos breves que se interpolan en un texto litúrgico, bien aprovechando una frase musical sin letra en el canto, bien dotándolos de melodía propia.
■ Eran cantados y al poco tiempo de su creación pasaron a ser dialogados, alternando el canto entre el coro y el solista, y llegaron a cobrar forma dramática por medio de la escenificación de ese diálogo.
■ Su forma más antigua fue la secuencia, breve interpolación que se hacía al cantar el Alleluia del domingo de Pascua.
■ Escritos en latín, se representaban en la iglesia por los clérigos y como una prolongación litúrgica.
Lázaro Carreter, Fernando.- Teatro medieval. Valencia, Castalia, 1.970, pág. 17]
Es así, pues, como al intensificarse el diálogo entre el oficiante y el pueblo, surgirán estos tropos, , que ya hemos visto que definió Donovan como una
especie de amplificación verbal de pasajes litúrgicos, ya como introducción, como interpolación o como conclusión de varias de sus formas.
[R. B. Donovan.- The Liturgical Drama in Medieval Spain. Toronto, 1.958].
Los tropos se referirán a dos momentos, fundamentalmente, de la vida de Jesús: el nacimiento y la resurrección.
Indica Richard H. Hoppin que
«la historia escrita del drama musical litúrgico comienza con una escena que describe el encuentro de las tres Marías con un ángel (o ángeles) en la tumba de Cristo en la mañana de Pascua. Designado normalmente por sus palabras iniciales “Quem Quaeritis” (A quién buscáis), el “drama” en su forma más simple consta sólo de tres líneas de diálogo:Ángeles: ¿A quién buscáis, servidoras de Cristo?Sin embargo, en esta forma el diálogo no aparece en absoluto como drama salvo en un manuscrito de S. Gall que data de ca. 950, como tropo introductorio del Introito de Pascua Rexurrexi (AMM, nº 5) en el que el propio Cristo anuncia “He resucitado”.Otra versión, la primera que se ha conservado, se encuentra en un manuscrito de Limoges datado en 923-934. Relacionada también con el Introito de Pascua, esta versión es curiosamente más compleja que la posterior de S. Gall. Parece que está incrustada dentro de otro tropo de Introito, pero el núcleo de tres líneas está alargado por una segunda frase de las tres Marías: “Aleluya, el Señor ha resucitado. Hoy el fuerte león, Cristo el Hijo de Dios, ha resucitado. Dad gracias al cielo. ¡Eia!".
Marías: A Jesús de Nazaret, que fue crucificado, servidores del cielo.
Ángeles: No está aquí. Ha resucitado como había dicho. Id y proclamad que ha resucitado.
Los manuscritos no dan ninguna indicación de que estas dos primitivas versiones de Quem Quaeritis se dramatizaran, aunque probablemente se cantaban en modo responsorial o antifonal como era normal en el propio Introito y en varias fuentes posteriores específicas del tropo. Nuestro primer testimonio de representación dramática no procede de una fuente musical, sino del Regularis concordia, manual de costumbres ceremoniales para la orden benedictina en Inglaterra. Redactado entre el 695 y el 975 por Ethelwold, obispo de Winchester, el Regularis da una relación extraordinariamente detallada de cómo tenía que interpretarse el drama Quen quaeritis tras el responsorio final de Maitines el Domingo de Pascua.
Generalmente se supone que las indicaciones de diálogo en la descripción de Ethelwold son los íncipits de los textos de los cantos que se cantaban. Si es cierto, el drama comienza con el núcleo de tres líneas de S. Gall y las palabras añadidas de las Marías de Limoges». [Hoppin, Richard H..- La música medieval. Madrid, Akal, 2000, pp. 190-191].
Ese texto de Ethelwold, obispo de Winchester, a que se refiere Hoppin, es el siguiente:
Mientras se hace la tercera lectura [del oficio de maitines del domingo de Resurrección], cuatro hermanos se han de vestir. Uno de ellos, vestido con alba, ha de entrar como si fuera a hacer algo y ha de ocultarse junto al sepulcro, permaneciendo allí sentado con una palma entre las manos. Mientras se celebra el tercer responsorio, que los tres hermanos restantes se presenten, todos ellos vestidos con capas de paseo y portando incensarios encendidos; han de caminar despacio, como quien está buscando algo, dirigiéndose al lugar del sepulcro. Esto se hace a imitación del ángel que está sentado en el monumento y de las mujeres que se acercan con perfumes para ungir el cuerpo de Jesús.
Cuando el que está sentado vea que se le aproximan los tres, que están como desorientados y buscando algo, ha de comenzar a cantar con voz suave y tono medio: "¿A quién buscáis?" Una vez cantado hasta el final, con voz tenue que le respondan los otros tres a una sola voz: "A Jesús Nazareno". Y él a ellos: "No está aquí; resucitó, como había anunciado. Id, comunicad que ha resucitado de entre los muertos". Al oír esta orden, que los tres se vuelvan hacia el coro y digan: "Aleluya. Ha resucitado el Señor". Dicho esto, el que está sentado que diga de nuevo la antífona, como si estuviera llamándolos: "Venid y ved el lugar". Al decir esto, que se ponga de pie y levante el velo, y que les muestre el lugar sin la cruz, pero con los paños caídos en el suelo, con los que se había envuelto la cruz.
Una vez visto esto, han de dejar en el suelo los incensarios que habían llevado hasta el sepulcro y han de coger el sudario extendiéndolo ante el clero, como si estuvieran mostrando que el Señor resucitó y ya no estaba envuelto en él; al mismo tiempo cantarán esta antífona: El Señor ha resucitado del sepulcro. Han de colocar el paño sobre el altar. Una vez finalizada la antífona, que el prior, contento por el triunfo de nuestro rey, que resucitó tras vencer a la muerte, que inicie el himno Te Deum. Una vez iniciado, que comiencen a tañer todas las campanas.
[Cfr.: Castro Caridad, Eva.- "Del tropo al drama litúrgico", in Calahorra, P. (coord.).- Segundas Jornadas de Canto Gregoriano. Zaragoza, Inst. Fernando el Católico-CSIC, 1.998, pp. 40-41.]
El tropo "Quem quaeritis in Sepulchro?", por ejemplo, que es el primero que se generó y que se cantaba antes del introito de la misa del domingo de Pascua, desde el 933 en San Marcial de Limoges, lo encontraremos inmediatamente como tropo en Cataluña, nos dice Eva Castro Caridad [Tropos y troparios hispánicos. Santiago de Compostela, Universiddad de Santiago de Compostela, 1991, pp. 70-71]; y también como dramatización "Visitatio sepulchri", como se documenta en troparios, breviarios, consuetas, etc., de Vic, Gerona, Urgel, Silos, Santiago de Compostela, Granada, Gandía, etc.
Mas no así en Castilla. Es decir, en la zona catalana y gallega, sí penetrará pronto el tropo, propio de la celebración ritual de la misa por los benedictinos, pero no en Castilla, de rito mozárabe.
Pero hay que dejar una cosa bien clara, como nos enfatizó Ángel Gómez Moreno,
puede afirmarse de forma taxativa que el tropo, ese germen dramático que acabará dando en formas de teatro religioso, nada tiene que ver con Plauto, Terencio y la escena clásica (…). Con ello no se pretende negar lo obvio: que en el drama litúrgico que se desarrolló en el marco de las iglesias y catedrales hay formas de espectáculo, a veces muy complejo, y que por esa vía se llegaría al puro teatro. Desde ahí, los problemas siguen siendo formidables, pues a ningún especialista le resulta fácil determinar dónde, exactamente, procede hablar de religión y dónde de espectáculo, dónde hay ceremonia o rito y dónde teatro propiamente dicho».
[Gómez Moreno, Ángel.- “La teoría teatral en la Edad Media”, in Huerta Calvo, Javier.- Historia del teatro español. Vol. 1. Madrid, Gredos, 2.003, pág. 99].Gradualmente los fragmentos dialogados del texto litúrgico comenzaron a recitarse como porciones separadas y a adquirir vida independiente hasta transformarse en verdaderos dramas litúrgicos, cultivados preferentemente en torno a las dos fiestas supremas de la Iglesia: la Navidad y la Pasión. Y es que junto a su deseo de vitalizar la liturgia los clérigos querrían oponer a los espectáculos profanos unos textos litúrgicos dramatizados. Los tropos, aupados por el Papa Adriano II (867-872 d.n.e.), serán prohibidos a partir del papa Pio V en 1.570, por el Concilio de Trento, pues llegaron a existir más de 5.000 diferentes, autorizándose sólo el empleo de cuatro, dentro del rito romano: "Victimae paschali laudes" (en Pascua), "Veni, Sancte Spiritus" (en Pentecostés), "Lauda Sion Salvatorem" (en la fiesta del Corpus) y "Stabat Mater" (fiesta de los Dolores de María).
BIBLIOGRAFÍA.-Castro Caridad, Eva.- "Del tropo al drama litúrgico", in Calahorra, P. (coord.).- Segundas Jornadas de Canto Gregoriano. Zaragoza, Inst. Fernando el Católico-CSIC, 1.998, pp. 39-66.
Coussemaker, E. de:.- Drames liturgiques du moyen age. París, 1861.
Doglio, F..- Teatro in Europa. 1. Storia e documenti. Milán 1982.
Donovan, R. B..- The Liturgical Drama in Medieval Spain. Toronto, 1.958.
Gómez Moreno, Ángel.- El teatro medieval castellano en su marco románico. Madrid, Taurus, 1991.
_______________ .- “La teoría teatral en la Edad Media”, in Huerta Calvo, Javier.- Historia del teatro español. Vol. 1. Madrid, Gredos, 2.003.Lázaro Carreter, Fernando.- Teatro medieval. Valencia, Castalia, 1.970.
Surz, R..- "El teatro en la Edad Media", in Díez Borque, J. M. (coord.).- Historia del Teatro en España. Madrid, 1983, págs. 63-154.
Weakland, D. Rembert.- "El drama litúrgico en la Edad Media", in Revista Musical Chilena, 15, nº 77 (1.961), pp. 52-60.
Excelente Blog. Reforcé muchisimas cosas que no veía con claridad, puedo entender mejor el contexto y evolucion del teatro mediaval.
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