Greenham, Pere. "El lenguaje de los gestos. Los europeos ostentan diferencias bien marcadas que van más allá de la geopolítica, razas y lenguas, sus gestos expresivos",
in Babelia (13), suplemento cultural de El País, 11 de enero de 1992, pp. 4-7.
España.
Según los estudiosos del medio ambiente y sus repercusiones en la ecología y el comportamiento humano, Madrid, Barcelona y Tokio son las ciudades más cargadas de decibelios de todo el continente eurasiático. Ruido de coches, de máquinas tragaperras, de estar siempre en obras con toda la maquinaria de construcción. Al español, por regla general, el silencio le resulta asfixiante, de allí que se estudie, cocine, trabaje o espere con la radio o la tele puestas. Esto influye en que se chille en vez de hablar (para ser escuchados) y que se eche mano de gesticulaciones que hagan más claros nuestros enunciados y se enriquezca, por tanto, la expresividad. Es muy característico que casi sincrónicamente los hombres mayores hundan el cuello entre los hombros y volteen las palmas de las manos hacia arriba en una discusión. Esto provoca el típico acarraspamiento de la voz, que enfatiza un sentimiento de que cualquier cosa que se esté diciendo está siempre llevando la razón.
Hay otros gestos cuyo origen y motivo no queda del todo claro; por ejemplo, tocarse la mejilla cuando se ve algo o alguien que actúa con descaro y alevosía: “¡Qué morro!, ¡qué cara tiene!, ¡vaya jeta!”.
De la misma forma resulta una incógnita por qué se colocan los dedos índice y medio paseándolos de debajo de los ojos a los lados de la nariz para indicar que no se tiene dinero: ”Estoy a dos velas”, “estoy sin blanca”. Ese mismo movimiento ascendente-descendente se utiliza juntando los dedos índice y pulgar, formando una O, para pasear la mano frente al pecho. Con ello se pretende fortalecer al interlocutor de la integridad indiscutible de lo que se está diciendo, como cuando se da un golpecito en el pecho con el índice al tiempo que se dice “¡te lo digo yo!” (como si por ser quien se es bastase para poseer la verdad absoluta, en clara actitud prepotente).
Un gesto de doble uso sentencioso es el de la palma acunada que, de forma horizontal y hacia arriba, se agita como cuando a los niños se les da en el culo cuando se portan mal, “te voy a dar”, “te la has ganado”, advierte con simpatía que no se ha comportado conforme a las normas usuales incluso cuando el mismo gesto se hace poniendo la mano de canto a la altura de la cabeza.
Es curioso que los españoles y los italianos sean los únicos europeos que para llamar a alguien pongan la palma de la mano hacia el suelo abriendo y cerrando los dedos,
Italia.
Sin lugar a dudas, no existe en toda Europa, y quizá en todo el mundo, un país que, como Italia, ofrezca un catálogo tan rico en gesticulaciones y expresiones tan variadas. Forma parte intrínseca de su comunicación cotidiana, en grado tal que nos hace pensar que si les atasen las manos sería para ellos como cortarles la lengua. Pertenecen, como España, a la hermandad de la cultura del bullicio, con Roma y Nápoles como iconos. Tal como sucede con nuestro país, los tópicos culturales que configuran la imagen de los italianos se concentran en la zona meridional.
De la zona meridional proviene la relevancia del signo de los cuernos y el cornudo, un personaje inflatable en todas las comedias italianas. El signo de los cuernos posee ya carta de identidad internacional para señalar a maridos y esposas cuyas parejas les son infieles. Asimismo, forman una curiosísima trinidad de sexo, muerte y demonio, que se esgrime como un conjuro: los hombres se tocan los genitales con le corna cuando les sale al paso un funeral o una ambulancia. Los cuernos son la confirmación de un hecho, pero cuando existe una insinuación más sutil de emparejamiento se utilizan los dedos índices de ambas manos juntándolos y separándolos rápidamente con el resto de los dedos cerrados: “Stanno insieme” [están juntos] o “sono in due” indicando que se entienden o que son tal para cual.
El acto de marcharse de algún sitio es otra aportación italiana que se va extendiendo poco a poco; se representa golpeando con el canto de una mano la palma de la otra [...] Cuando una comida ha estado especialmente deliciosa se coloca el dedo índice, con el puño cerrado, sobre la mejilla, y se gira como un tornillo. “Buono!”, se dice, y casi seguramente abriendo mucho los ojos y estirando la boca hacia abajo.
CUESTIONARIO.
1. ¿Cree que podemos afirmar, como el autor, que efectivamente los países del sur de Europa son más gesticuladores que los del norte? Justifique su decisión.
2. Los gestos que ha mencionado el autor en el caso español nos son muy comunes. ¿Podría describir al menos otros cinco gestos más e indicar su significado?.
Quizá pueda ayudarse con este vídelo explicativo de la profesora Elsa Punset:
3. En este vídeo podrá ver el significado y el movimiento de muchos de los gestos que hacen los italianos mencionados por el autor y algunos otros más. ¿Cúantos de esos gestos suele emplear Vd.?
4. Es un lugar común señalar que los países del sur de Europa, y, por ende, los países del centro-sur de América, junto a los de cultura árabe, suelen ser poblaciones con un lenguaje no verbal muy amplio, que se ve implementado con la necesidad de contacto físico (que es estudiado por la proxémica), mostrado en múltiples gestos (de hecho se suele decir que "los españoles somos unos tocones"). Así nos lo hace evidente esta camapaña de Navidad de la marca Coca-Cola:
¿Podría señalar 5 casos en los que cree necesario ("imprescindible") el contacto físico en nuestra cultura?
5. Lea este artículo del diario El País (I. H. "Sentir el tacto de los demás es necesario para la salud", de 2 de febrero de 2021). ¿Recuerda Vd. también haber sentido soledad durante la pandemia? Razónelo.
6. Observe el siguiente esquema que aparece en el artículo anterior citado. ¿Cree realmente que el contacto físico puede conllevar esos beneficios que se expresan? Justifíquelo.
7. La comunicación no verbal acompaña muchas veces a aquello que decimos, reforzando y dotando de coherencia a lo que queremos expresar. Pero no siempre ocurre esto. Fijémonos en una situación como "estar hablando por teléfono". El investigador Albert Mehrabian descompuso en porcentajes el impacto de un mensaje: 7% es verbal, 38% vocal (tono, matices y otras características) y un 55% señales y gestos. El componente verbal se utiliza para comunicar información y el no verbal para comunicar estados y actitudes personales. Este investigador, Albert Mehrabian, afirma que en una conversación cara a cara el componente verbal es un 35% y más del 65% es comunicación no verbal. Pero en este caso, ¿Por qué cree que seguimos gesticulando si el interlocutor no nos ve? ¿Por qué cree que nos "es preciso" andar por el pasillo, la habitación, la calle..., o hacer garabatos o dibujos mientras hablamos por teléfono?
Vea este vídeo antes de dar sus respuestas, en el que nos lo explica Teresa Baró, en el programa "Para todos la 2", de RTVE.
8. Los gestos no son universales, y utilizarlos de una manera inapropiada en una sociedad cuyos gestos sociales desconocemos es muy peligroso, pues puede conducir a equívocos, lo mismo que nos sucede con el idioma. De ahí la necesidad de tener en cuenta la interculturlidad. Por ejemplo, sentarse con las piernas cruzadas es común en Europa y Norteamérica, pero es considerado como algo irrespetuoso en Asia y Oriente Medio. Busque información sobre otros tres gestos que signifiquen cosas diferentes según el país.
BIBLIOGRAFÍA.
Baró, Teresa. La gran guía del lenguaje no verbal. Madrid: Paidós, 2012.
Coll, J., et Gelabert, Mª J., et Martinell, E. Diccionario de gestos con sus giros más usuales. Madrid: Edelsa Edi6, 1990.
Davis, F. La comunicación no verbal. Madrid: Alianza Editorial, 1984.
Greenham, Pere: "El lenguaje de los gestos. Los europeos ostentan diferencias bien marcadas que van más allá de la geopolítica, razas y lenguas, sus gestos expresivos", in El País, suplemento Babelia (13), 11 de enero de 1992, págs. 4-7.
Knapp, M. L. La comunicación no verbal: El cuerpo y el entorno. Barcelona: Paidós, 1985.
Navarro, Joe. Diccionario del lenguaje no verbal. Una guía del comportamiento humano. Málaga: Sirio, 2018.
Meo-Zilio, Giovanni, et Mejía, S. Diccionario de gestos. España e Hispanoamérica. 2 vols. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1980-1983.
Rebel, G. El lenguaje corporal. México: Edaf, 2001.
Tijerina, Bárbara. Lenguaje sin palabras. Aprende a leer el lenguaje no verbal y mejora tus habilidades de comunicación. Méjico: Penguin Random House Grupo Editorial México, 2020.
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