No siempre los sustantivos que terminan en -a son femeninos; hay algunos que son masculinos.
Estas palabras en su mayoría son cultismos procedentes del griego, pero no siempre. Veamos de dónde proceden:
1. PALABRAS DE ORIGEN GRIEGO O HELENISMOS.
a) Terminadas en –ma:
Estos sustantivos eran de género neutro en griego, y por regla general pasaron al latín al género femenino y de él al castellano con este género: amalgama, apotema, asma, broma, calma, cima, coma, crema, diadema, estratagema, flema, pantomima, pócima...
Es durante el Renacimiento y los siglos posteriores cuando, por prurito erudito de los helenistas, la introducción de nuevas palabras a nuestro léxico de este idioma de sustantivos terminados en -ma se realizó siempre con género masculino (aunque durante un período de tiempo vacilara entre femenino o masculino el/la apoteg–ma, el/la aro–ma, el/la cis–ma, el/la siste–ma...): dile–ma, idio–ma, le–ma, siste–ma, proble–ma, teor–ma... Esta tendencia se generalizó con el desarrollo de las ciencias a partir del siglo XVIII, que para crear los nuevos términos recurrió y sigue haciéndolo hoy en día, al griego para nombrar conceptos, sus inventos y descubrimientos, haciendo que estos sustantivos sea masculinos, aun terminando en -ma: criptogra–ma, fotogra–ma, hematoma–ma, lexe–ma, progra–ma, telegra–ma, trau–ma...
No obstante, siguen algunos de estos sustantivos de origen griego como ambiguos: el/la anate–ma, el/la aneuris–ma, el/la cris–ma, el/la drac–ma, el/la enzi–ma, el/la esper–ma, el/la reuma...
b) Terminadas en –ta:
Aunque en griego eran masculinos, y así pasaron al latín, en castellano antiguo se consideraron femeninos, como en "la plane–ta, la come–ta",m para finalmente imponerse la forma masculina (incluso con ultracorrecciones, pues mapa era femenino y se convirtió en mascullino). Muchos de los sustantivos de origen griego acabados en -ta se referían a acciones propias de varones en la Antigüedad, pero, actualmente, al poder ser acciones realizadas indistintamente por varones o hembras, son de género común: asce–ta, atle–ta, déspo–ta, eremi–ta, nau–ta, poe–ta...
2. LOS NOMBRES DE IDIOMAS.
Los idiomas proceden de los adjetivos gentilicios y presuponen el apelativo “el idioma”: el (idioma) aimara, el celta, el chichewa, el lingala, el maya, el persa, el quechua, el setsuana, el vietnamita...
3. LOS NOMBRES DE LOS RÍOS Y ACCIDENTES GEOGRÁFICOS.Igualmente se sobreentiende "el río", "el lago", "el monte"...:
el (río) Adaja, el Bidasoa, el Esla, el Guadiana, el Miera, el Pisuerga, el Sella, el Sena, el Volga...; el (monte) Himalaya, el Etna, el Masaya, el Nina...; el (lago) Constanza, el Titicaca, el Victoria...
4. LOS NOMBRES DE COLORES.
Quiza por sobreentenderse el sustantivo "color": el (color) azul, el fucsia, el grana, el lila, el naranja, azul, el púrpura, el rosa, el violeta...
5. LOS NOMBRES DE LOS NUMEROS EN LAS DECENAS.
A partir de treinta, todas las decenas acaban en -a. También aquí se sobreentiende "el número": el (número) treinta, el cuarenta, el cincuenta, el sesenta, el setenta, el ochenta, el noventa..., y el capicúa.
6. LOS NOMBRES DE LOS EQUIPOS DE FÚTBOL.
Quiza por sobreentenderse el sustantivo "equipo": el (equipo de) Almería, el Barcelona, el Castilla, el Huelva, el Huesca, el Lorca, el Osasuna, el Ponferradina, el Salamanca, el Valencia...
6. LAS DENOMINACIONES DE PRODUCTOS, A PARTIR DE TOPÓNIMOS.
Se forman por metonimia y se sobrenetiende “el vino de”, “el licor de”, “el producto de”: el (vino de ) rioja, el ribera del Duero, el málaga, el borgoña, el jumilla...; el (licor de) tequila, el champaña...