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18 de junio de 2021

MINILECTURA - LOS ASESINOS, de ERNEST HEMINGWAY


The Killers (Los asesinos).
Publicado en Scribner’s Magazine, 1927.


Puede escucharlo aquí:


(Secuencia 1: Nuevos clientes)
« La puerta de la cafetería Henry’s se abrió y entraron dos hombres. Se sentaron a la barra.
—¿Qué desean? —les preguntó George.
—No lo sé —dijo uno de los hombres—. ¿Qué quieres comer, Al?
—No lo sé —dijo Al—. No sé qué quiero comer.
Estaba oscureciendo. El alumbrado se encendió al otro lado de la ventana. Los dos hombres sentados a la barra leyeron el menú. Nick Adams los observaba desde la otra punta de la barra. Estaba charlando con George cuando entraron.
—Tomaré lomo de cerdo asado con salsa de manzana y puré de patatas —dijo el primer hombre que había hablado.
—Todavía no está preparado.


(Secuencia 2: Extraños comensales)
—Entonces, ¿por qué demonios lo pones en la carta?
—Es la carta de la cena —les explicó George—. Se empieza a servir a las seis.
George miró el reloj de pared que había detrás de la barra.
—Son las cinco.
—El reloj marca las cinco y veinte —dijo el otro hombre.
—Va veinte minutos adelantado.
—¡Oh, al diablo con el reloj! —dijo el primero—. ¿Qué tienes para comer? —Puedo prepararles un sándwich de lo que quieran —dijo George—. Pueden tomar huevos con jamón, huevos con beicon, hígado y beicon o un bistec.
—Ponme croquetas de pollo con guisantes, salsa de nata y puré de patatas.
—Eso es la cena.
—Todo lo que pedimos es la cena, ¿eh? Ese es el truco.
—Puedo prepararles huevos con jamón, huevos con beicon, hígado…
—Tomaré huevos con beicon —dijo el hombre llamado Al. Llevaba un sombrero hongo y un abrigo negro abrochado en el pecho. Tenía la cara pequeña y blanca, y los labios finos. Llevaba una bufanda de seda y guantes.
—A mí ponme huevos con beicon —dijo el otro. Era más o menos de la misma estatura que Al. Eran distintos de cara, pero iban vestidos como gemelos. Los dos llevaban abrigos demasiado ajustados. Se sentaban inclinados hacia delante, con los codos sobre la barra.
—¿Tienes algo para beber? —preguntó Al.
—Zarzaparrilla, cerveza sin alcohol, ginger ale.
—Me refiero a si tienes algo para beber.
—Lo que acabo de decirle.
—Es caluroso este pueblo —dijo el otro—. ¿Cómo se llama?
—Summit.
—¿Habías oído hablar de él? —le preguntó Al a su amigo.
—No —dijo el amigo.
—¿Qué hacéis aquí por las noches? —preguntó Al.
—Cenan —dijo su amigo—. Todos vienen aquí y se pegan la gran cena.
—Eso es —dijo George.
—¿Así que es eso? —le preguntó Al a George.
—Claro.
—Eres un chico bastante listo, ¿verdad?
—Claro —dijo George.
—Bueno, pues no lo eres —dijo el otro hombrecillo—. ¿Lo es, Al?
—Es tonto —dijo Al. Se volvió hacia Nick—. ¿Cómo te llamas?
—Adams.