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6 de junio de 2015

DEFINICIÓN DE LA LÍRICA. Introducción a la lírica.


Hemos visto en otra entrada las características generales que enmarcan al concepto del género lírico, por lo que aquí sólo vamos a establecer algunas de sus cualidades como introducción al tema que vamos a desarrollar.

❶ Para intentar hallar el origen de la lírica debemos remontarnos al origen de los tiempos, y vislumbrar que probablemente el hombre primitivo cantó antes que habló (según el MIT -Massachusetts Institute of Technology-, el lenguaje tendría su origen en la imitación del canto de los pájaros, como ya intuyó Ch. Darwin, 1.809-1.882); más aún, como refirió Rousseau (1.712-1.778) en su "Ensayo sobre el origen de las lenguas en el que se habla de la melodía y de la imitación musical.", el hombre primitivo empezó hablando "poesía" (el razonamiento vendría después), con sonidos onomatopéyicos, con eufonías ,

Es de creer que las necesidades dictaron los primeros gestos y que las pasiones arrancaron las primeras voces… se nos dice que el lenguaje de los primeros hombres eran lenguas de geómetra, y nosotros vemos que fueron lenguas de poetas.
. Debió ser así. No se comenzó por razonar, sino por sentir. Se pretende que los hombres inventaron la palabra para expresar sus necesidades; esta opinión me parece insostenible.
(...) Como los primeros motivos que hicieron hablar al hombre fueron pasiones, sus primeras expresiones fueron tropos. El lenguaje figurado fue el primero en nacer, el sentido propio fue el último que se encontró. No se llamó a las cosas con su nombre verdadero más que cuando se las vio bajo su verdadera forma. Al principio se habló en poesía, sólo mucho tiempo después se pensó en razonar".

Y el hecho es que esta situación la podemos comprobar cuando se inicia el niño en el lenguaje, con sus balbuceos melódicos, y también cuando los adultos pretendemos iniciarles a través de canciones y nanas, utilizadas por todas las madres del mundo, con los mismos tonos y bajo la misma característica de balanceo.

[Cfr.: Velasco Maillo, Honorio M..- Hablar y pensar, tareas culturales. Temas de antropología lingüística y antropología cognitiva. Madrid, UNED, 2.013, pp. 40-41].

Este planteamiento ya lo arguyó previamente Giambattista Vico (1.668-1.744), como nos recordó S. Beckett, para quien

la poesía fue la primera operación de la mente humana, y sin ella el pensamiento no existiría. Los bárbaros, ineptos para el análisis y la abstracción, tienen que recurrir a su fantasía para explicar lo que su razón no alcanza a comprender. Antes de la argumentación viene el canto; antes de los términos abstractos, las metáforas. El carácter figurativo de la poesía más antigua no se debe considerar como una confección sofisticada, sino como una prueba de la escasez de vocabulario y de la incapacidad para lograr la abstracción.
[Samuel Beckett.- Proust y otros ensayos. Santiago de Chile, Univ. Diego Portales, 2.008, pág. 35.]

El hecho evidente es que la lírica, además, está relacionada con todos los procesos sociales del hombre (festividades, amores, cosechas, danzas, etc.)

Esta relación de la lírica con el canto es muy importante para lo que vamos a ir indicando más abajo. Pero lo que nos compete ahora es, por un lado conocer los textos de esos cantos, que es el material con el que trabajamos; por otro, dar una definición y parámetros claros del género lírico en base a ellos.

La escasez de textos de fechas antiguas (dado que siempre se mantuvo en una posición de carácter oral, y sólo conocemos hoy aquellos cantos que se decidieron pasar a formato escrito), nos dificulta mucho nuestra labor de delimitación del género, tal y como les ocurrió en su momento a Platón, que aun hablando de tres tipos de poesía según la intervención del poeta: narrativa, imitativa y mixta, no supo formular claramente la primera (la narrativa), se refirió a la segunda (imitativa) para hablarnos del teatro en general y a la tercera (mixta) para hacer mención de la épica. Otro tanto le sucedió a Aristóteles, que sólo supo fundamentar las características de la épica y el teatro, mientras que las composiciones en las que intervienen la danza y la música (ditirambos y nomos) ocuparon un lugar impreciso para él. De hecho, la definición teórica del género lírico ha sido de los más tardíos (suele señalarse que la primera propuesta de definición del género es de S. Minturno ("L’arte poética", 1564) [cfr.: Gerard Genette.- Introduction à l'architexte. Paris, Seuil,1979.] pero finalmente se atribuyen las primeras definiciones a los teóricos del s. XVIII y a los románticos del XIX, pues ni siquiera Alonso López Pinciano supo hacerlo en el s. XVI.

Se considera que uno de los primeros textos líricos escritos de los que tenemos constancia es el Poema de Gilgamesh, narración de origen sumerio que fue grabada en tablillas de arcilla con escritura cuneiforme, cuya primera versión se remontaría al año 2.000 a.d.n.e. De esta cultura hemos conservado, además, himnos religiosos y poemas épicos sobre los orígenes míticos del mundo, como el Enuma Elish, poema babilónico de la creación, que data también de este período.

De datación semejante son los textos de la lírica egipcia, de la que destacan los himnos a los dioses (famoso es el Himno al Sol), la poesía sacra y sus textos funerarios.

La literatura en India cronológicamente es más cercana a nosotros, del siglo XV a.d.n.e, siendo elevadamente poética y esencialmente oral. Las primeras obras se concibieron para ser cantadas o recitadas y de ese modo se transmitieron de generación en generación antes de ser escritas. Se destacan los rezos, rituales e himnos. Las más antiguas manifestaciones de la poesía lírica india se hallan reunidas en un especie de cancionero o antología que lleva el título de Sattasai (o Saptasati, «las setecientas estrofas»). Una de las obras más resaltadas es El Mahabharata.

La literatura hebrea antigua podría fecharse alrededor del siglo XII a.d.n.e., y se concentra principalmente en los diversos libros bíblicos del Antiguo testamento en forma de canciones, himnos...etc.: Libro de los Salmos, Libro de las Lamentaciones y Cantar de los Cantares.

❷ Pero para nuestra cultura europea, con el término lírica (λυρική) los antiguos designaban propiamente la poesía destinada al canto con el acompañamiento de un instrumento de cuerda, la cítara (κιταρις) o la lira (λύρα), siendo acompañado, también por el “aulos” (αύλός), especie de flauta que derivará luego en el oboe, o una especie de laúd (φoρμιγς). De ahí que su nombre deriva de “lira” (λύρα), ya que era poesía cantada al son de este instrumento musical.

El término lírica, no obstante, empezó a ser usado relativamente tarde (a partir del siglo I a.C.), siendo conocida hasta entonces por el término “canto” (μέλoς, melos).

De su clara relación con el canto quedan las manifestaciones griegas de las dos modalidades de lírica que emplearon: la monódica, empleada por Anacreonte, Safo, Alfeo, etc..., y la coral (acompañada de un coro, y de la que ya Homero hizo referencia a ella, con sus variadas formulaciones: himnos, hiporquemas, epitalamios, himeneos, etc.), de la que fueron grandes cultivadores Alcmán, Estesícoro, Simónides, Píndaro, Baquílides... ). De ahí pasó a Roma, de la que apenas nos quedan testimonios de la modalidad coral, y empezando desarrollar la monódica como lírica para ser recitada pero no cantada.

El carácter musical se recuperará en la Edad Media (galaico-portuguesa, occitana...), para al acercarnos al Renacimiento, período en el que la lírica más culta, al hacerse más personal y compleja, irá perdiendo el carácter musical y quedar reservada a la lectura y a la recitación, que es como hoy solemos conocerla. Frente a esta formulación, la lírica tradicional de carácter oral mantendrá el carácter de ser cantado y/o bailado.

Pero, ¿qué es lo que caracteriza a este género?

❸ Desde una concepción hegeliana (Estética de la Belleza, 1.832) podemos decir que la lírica representa la expresión de la autoconciencia, y, por ello, toda lírica tiende a la introspección (frente a los géneros diegéticos prefiere el discurso meditativo, donde lo exterior se funde con el estado de ánimo), a la profundización en el yo y en el conocimiento del propio ser, proyectado sobre la realidad. Aunque la realidad externa esté presente en el poema e incluso pueda ser el detonante, lo importante será siempre la emoción, los sentimientos, las voces íntimas que esa realidad despierte en la subjetividad y lograr la empatía emocional con el lector:

Para ésta [la lírica frente a la épica] el contenido es lo subjetivo, el mundo interno, el ánimo que considera y siente, que en lugar de avanzar hacia las acciones se detiene más bien ante sí como interioridad y puede por tanto también tomar como única forma y meta última la autoexpresión del sujeto. Aquí no existe pues ninguna totalidad sustancial que se desarrolle como un acontecer externo; sino que la intuición singular, el sentimiento y la consideración de la subjetividad en sí replegada comunica también lo más sustancial y lo más objetivo (Sachlichste) como lo suyo, como su pasión, estado de ánimo o reflexión y como producto presente de éstos. Esta plenitud y movimiento interno no puede entonces ser una expresión mecánica en su exposición externa, como es suficiente y tiene que exigirse en el recitado épico. Al contrario: el bardo debe manifestar las representaciones y consideraciones de la obra de arte lírica, como una realización subjetiva de sí mismo, como algo auténticamente sentido...
Como centro y legítimo contenido de la poesía lírica se ha de colocar por supuesto el sujeto poético concreto, el poeta, sin llegar empero al hecho real y la actividad ni desarrollarse en el movimiento de conflictos dramáticos. Su única exteriorización y único acto se limita, al contrario, a que presta a lo suyo interno palabras que sea lo que fuere su objeto evidencian el sentido espiritual del sujeto que se expresa, y se esfuerzan en suscitar y mantener despiertos en el oyente igual sentido y espíritu, el mismo estado de ánimo, e idéntica tendencia a la reflexión.
[cfr.: Hegel, George W. F..- Estética de la Belleza. VIII. La poesía. Buenos Aires, Siglo XXI, 1.985, pp. 109 y 207.],

Emil Staiger [Conceptos fundamentales de poética. Madrid, Rialp, 1.966.] incidirá diciendo que la lírica hay que relacionarla con el recuerdo, que es una interioridad emotiva e imaginativa:

El poeta lírico no se sitúa ante las cosas, sino que se abre en ellas; es decir "recuerda". 'Recuerdo' debe ser el nombre para designar la falta de distancia entre sujeto y objeto... El recuerdo sin-distancia de lo lírico configura un "tiempo presentizado" donde queda particularizada, por falta de expresión universal, la peculiar cosmovisión del poeta lírico y, con ello, su plasmación poemática única e irrepetible.
[Cervera Salinas, Vicente.- La poesía y la idea. Fragmentos de una vieja querella. Mérida -Venezuela-, Univ. Murcia, 2.007, pág. 32.]

De ahí que Rafael Lapesa [Introducción a los estudios literarios. Madrid, Cátedra, 2.008, pág. 139] significara que «la poesía lírica es la que expresa los sentimientos, imaginaciones y pensamientos del autor; es la manifestación de su mundo interno y, por tanto, el género poético más subjetivo y personal(...)

❹ Añade éste que «la lírica se distingue por su brevedad (...), flexibilidad de su disposición (...), y por su gran riqueza de variedades (...)».

Términos que compartió con W. Kayser [Interpretación y análisis de la obra literaria. Madrid, Gredos, 1.972, pág. 443], quien consideró que una de sus características es la interiorización de la disposición anímica del autor lírico:

«lo anímico impregna la objetividad, y ésta se interioriza. La interiorización de todo lo objetivo en esta momentánea excitación es la esencia de lo lírico. Esto nos explica esa imprecisión de los contornos, ese relajamiento de las situaciones, esa falta de solidez en las frases, y por otra parte, la gran eficacia del verso, del sonido y del ritmo, características de todo lenguaje lírico frente al épico y dramático. El llevar a cabo la interiorización en la excitación es lo que constituye el proceso lírico».

Y este hecho conducirá a que sus texto sean breves, con gran concentración y densidad de información:

«como contrapartida de la brevedad, la lírica presentará otra característica esencial: su máxima carga semántica, su densidad o condensación... (que) suele acarrear polisemia (o ambigüedad)»
[Isabel Paraíso.- El comentario de textos poéticos. Barcelona, Júcar, 1.988, pág. 12]

Kurt Spang [Géneros literarios. Madrid, Síntesis, 1.993] ampliará, a los rasgos de interiorización y subjetividad (de ahí el predominio de la función emotiva y expresiva) ya reseñados, nuevos elementos que vamos a detallar a continuación:

■ emplea una modalidad enunciadora, en primera persona (yo lírico), que R. Jakobson relacionó con la función emotiva;
■ la ausencia de historia (al contrario, expresa una o varias emociones), a diferencia del drama y de la épica: no se combinan personajes, espacio y tiempo, sino que se sugiere el espacio y el tiempo;
■ la inexistencia de una argumentación coherente (de ahí la preferencia por lo instantáneo, lo específico);
■ la profundización en torno a un tema: frente al tratamiento de la horizontalidad de los temas, la lírica prefiere la verticalidad;
■ los elementos de la lengua adquieren valor estético por sí mismos (predominio de la función poética, según R. Jakobson), y tiene una larga carga connotativa (a través de la proliferación de figuras, tropos, etc.), con acumulación de imágenes y símbolos;
■ uso de la versificación, apartándonos del lenguaje cotidiano e introduciéndonos en un mundo de sensaciones;
■ presencia necesaria del ritmo, la musicalidad y la melodía;
■ su carácter intrínseco es oral (explícito o implícito), y hoy en día también visual.

❻ Por su parte, considera Carlos Bousoño [Teoría de la expresión poética. Madrid, Gredos, 1.985] que la lírica, además de caracterizarse

■ por la presencia de elementos subjetivos,
■ porque el protagonista generalmente es el mismo autor,
■ porque la intensidad lírica es continua...,
debe ser descrita también teniendo en cuenta
que el autor se vale de una serie de recurso que hacen diferenciar al texto lírico de otros: imágenes, símbolos, sugerencias, ritmo, fonetismo, contrastes, reiteraciones, gradaciones...

como ya remarcaron algunos estudiosos. Así:

■ Desde un punto vista semántico, Michael Riffaterre ["Semántique du poème", in Cahiers de l'Association Internationale des Études Françaises, 23 (1.971), pp. 125-143.] incidió en la importancia de la ambigüedad, el poder sugestivo de la polisemia o plurisignificación o falta de referencia en el texto poético;

■ Desde un punto de vista sintáctico, Youri Lotman [La structure du texte artistique. Paris, Gallimard, 1.973] hizo hincapié en el principio de repetición y ritmo:

"la sonoridad musical del discurso poético es también un modo de transmisión de la información, esto es, de contenido, y, en este sentido, no se puede oponer a todos los demás modos de transmisión de información que son propios del lenguaje en tanto que sistema semiótico",
[pág. 183];

■ Desde un punto de vista fonológico, Svend Johansen [La notion de signe dans la glossématique et dans l'esthétique", in Recherches structurales. Travaux du Cercle linguistique de Copenhague, Vol. V. 1.949, pp. 288-303], consideró que la lírica supone aprovechar los planos del signo lingüístico para añadir significados, como ocurre con la rima y la aliteración...

❼ De este modo, con todas estas características, podríamos definir el género lírico como:

"un género predominantemente denso y breve, en el que el autor expresa y suscita subjetivamente sentimientos y emociones, valiéndose de un lenguaje connotativo, en verso, con ritmo, musicalidad y melodía".




BIBLIOGRAFÍA.-

Beckett, Samuel.- Proust y otros ensayos. Santiago de Chile, Univ. Diego Portales, 2.008.

Bousoño, Carlos.- Teoría de la expresión poética. Madrid, Gredos, 1.985.

Cabo, F.- "La enunciación lírica y la 'actio retórica'", im Investigaciones semióticas. III. Retórica y lenguajes. Vol. I. Madrid, UNED, 1.990, pp. 215-224.

Cervera Salinas, Vicente.- La poesía y la idea. Fragmentos de una vieja querella. Mérida -Venezuela-, Univ. Murcia, 2.007.

Cohen, Jean.- El lenguaje de lapoesía. Teoría de la poeticidad. Madrid, Gredos, 1.982.

Genette, Gerard.- Introduction à l'architexte. Paris, Seuil,1979.

Guerrero, Gustavo.- Teorías de la lírica. México, FCE, 1.998.

Hegel, George W. F..- Estética de la Belleza. VIII. La poesía. Buenos Aires, Siglo XXI, 1.985.

Kayser, W.- Interpretación y análisis de la obra literaria. Madrid, Gredos, 1.972.

Johansen, Svend.- La notion de signe dans la glossématique et dans l'esthétique", in Recherches structurales. Travaux du Cercle linguistique de Copenhague, Vol. V. 1.949, pp. 288-303.

Lapesa, Rafael.- Introducción a los estudios literarios. Madrid, Cátedra, 2.008.

López Casanova, Arcadio.- El texto poético. Teoría y metodología. Salamanca, Cole. España, 1.994.

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Paraíso, Isabel.- El comentario de textos poéticos. Barcelona, Júcar, 1.988.

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Staiger, Emil.- Conceptos fundamentales de poética. Madrid, Rialp, 1.966.

Velasco Maillo, Honorio M..- Hablar y pensar, tareas culturales. Temas de antropología lingüística y antropología cognitiva. Madrid, UNED, 2.013.







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